domingo, 19 de mayo de 2013

UN MONUMENTO A LA INSENSATEZ


En la Navarra que los sucesivos gobiernos de Unión del Pueblo Navarro nos ha dejado abundan los desatinos; si cada uno en su momento ha soliviantado el sentido común más básico de la ciudadanía, todos ellos en su conjunto adquieren dimensión de irresponsabilidad histórica especialmente ahora que la crisis exige respuestas.
Aquellos años de vacas gordas y mayorías absolutas -ora de la mano de CDN ora, y una vez fagocitados éstos por los regionalistas, de la del PSN- dejan en la memoria y en un abultadísimo y hoy insostenible capítulo del gasto "delicias" de la sinrazón como el Circuito de los Arcos, el Parque de Senda Viva, el Baluarte de Pamplona o el Pabellón Arena. ¿Alguien puede dar razón cierta de que cualquiera de estas infraestructuras estén aportando o tengan visos de aportar solución alguna a la crisis a la que Navarra se enfrenta? ¿Al drama de sus casi 60.000 personas en paro? Rotundamente, no.
Pero no contentos con hacer de Navarra el "Reyno del Envoltorio" -ande o no ande, circuito, palacio y pabellón bien grande-, los sucesivos gobiernos de UPN siguieron por la senda del gasto fácil, desmesurado en el continente y sin pensar en el contenido que permitiera rentabilizar la inversión, revertir en riqueza para Navarra el gasto hecho. En este punto me viene a la memoria la invectiva que hace unos pocos años, al término de una entrevista radiofónica, me lanzaba uno de los invitados a la comida posterior. La acusación tan machacona como pueril se instalaba en aquello de "vosotros no queréis para Pamplona lo que sí queréis para Bilbao", ante mi crítica a la construcción del Pabellón Arena. En definitiva, ¿por qué no un auditorio con capacidad para 10.000 personas en Navarra? La respuesta sigue siendo tristemente vigente hoy: porque seguimos sin llenar un auditorio con capacidad para 3.000... Francamente, ver el imponente edificio del Baluarte de Pamplona necesitado de acoger ferias de stock, con los revoltijos de prendas en rebajas asomando por los ventanales, sonroja. Y nadie vea en esto una crítica a la gestión de la infraestructura, que bien difícil es: la crítica rotunda es a la falta de planeamiento alguno de quienes construyeron sin pensar para qué. Navarra, "Reyno del Envoltorio"...
Y las infraestructuras de transporte... ¿qué no decir? ¿Qué no falta en este capítulo de insensateces?
Por no alargarme, empezaré por la Autovía del Camino: la obra tuvo un sobrecoste de 55 millones de euros entre otras cosas por adelantar en seis meses el final de la obra... en una oportuna coincidencia con el horizonte electoral de 2007. Tanto afán en su finalización por parte del Gobierno de UPN no tuvo parangón, sin embargo, en lo que correspondía al Ejecutivo central. Y así hoy, 6 años después, la Autovía del Camino muere en Navarra. Y así seguirá al menos hasta 2015 (Fomento dixit).
No ha corrido mejor suerte la acción del Gobierno de UPN en lo que a la Autovía de Jaca respecta. En diciembre de 2012, ya finalizado el tramo navarro, Madrid anunció la paralización de la obra correspondiente en Aragón, salvo un tramo de 9 kilómetros previsto para 2013. Pero ni por esas: en marzo, el alcalde de Chunta Aragonesista de la localidad de Santa Cilia daba la voz de alarma ante la discreta retirada de las máquinas que ha dejado empantanado el tramo. El tramo aragonés y por supuesto y una vez más la conexión navarra.
Del desdoblamiento de la Medinaceli-Tudela sí hay noticias: que no hay fecha.
Y hay más: cada jueves, cuando a las cinco de la tarde regreso de Madrid, miro una y otra vez admirada el pomposo Control Internacional de Pasaportes con que el nuevo y desmesurado aeropuerto de Noáin nos recibe a los pasajeros de Madrid y Barcelona. Toda una provocación a la sonrisa en el anhelo independentista pero, francamente, una tristeza superior al ver cómo unos y otros han malgastado el dinero de todos...
Y todo este esfuerzo económico sin correspondencia alguna en las conexiones. Podríamos decir que para nada, pero no: peor y menos que para nada.
Las navarras y los navarros seguimos pagando la Autovía del Camino, la del Pirineo y el Canal de Navarra por el método del peaje en la sombra. El coste actual supone unos 180.000 euros diarios (30 millones de pesetas al día) que pagamos por estas vías. Pero más alarmante todavía es que esta cifra compromete y muy seriamente el déficit foral.
Asuntos estos, los de la situación económica y financiera de nuestra sociedad, que se ven doblemente afectados por la desaparición en Navarra de la que debía haber sido entidad asentada, ocupada y preocupada por nuestro devenir, Caja Navarra. Sigue sin responderse con seriedad -ni desde el Gobierno ni desde la propia entidad- la razón de una pérdida de valor patrimonial de la dimensión de la producida en Caja Navarra. Pero, sobre todo, sigue el Gobierno sin explicar cómo en un abrir y cerrar de ojos la Caja de Ahorros de Navarra es hoy la Caixa.
Los números no cuadran, el compromiso del Estado con Navarra tampoco -la Comunidad Foral es la más castigada por los presupuestos del PP en lo que a inversiones respecta- y finalmente las actuaciones del largo Gobierno de UPN no sirven, no nos han armado con solvencia para encarar la crisis.
Haré un paréntesis, porque no sería justa en el relato si no reconociera un convenio en el que las dos partes, Navarra y Estado, sí han cumplido fielmente con los compromisos adquiridos, compartidos y rubricados: el Polígono de Tiro de Bardenas. Lo cito por expresivo.
Ironía cierta al margen, en este escenario el Ministerio de Fomento anuncia ahora que se replantea el plan de la línea de Altas Prestaciones ferroviarias (TAP).
La situación económica, la necesidad de atender urgencias básicas como sanidad, educación, dependencia, prestaciones por desempleo o pensiones son argumentos más que suficientes como para exigir un replanteamiento y una nueva calendarización de iniciativas como la ferroviaria. La crisis no puede ahogar los proyectos que han de contribuir a un futuro próspero, por supuesto; pero menos todavía puede golpear el presente de las personas, de los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad.
Ese debiera ser el intento.
Por el contrario y una vez más al margen de los problemas de la gente, al margen de los intereses generales de la sociedad, la respuesta del Gobierno Barcina al anuncio de Madrid augura un nuevo desatino, en esta ocasión un monumento a la insensatez: mantener el tramo Castejón-Pamplona en Altas Prestaciones aunque la conexión sea, según anuncia ahora el PP, con la nada...
Cuando hablamos del TAP, es necesario recordar que la infraestructura ferroviaria corresponde en su ejecución y en su financiación al Gobierno Central.
Así las cosas, en diciembre del año 2005 el Grupo Parlamentario del PNV en el Congreso de los Diputados acordó con el PSOE de Zapatero conveniar un reparto de los papeles a la hora de abordar la construcción del Corredor Cantábrico-Mediterráneo a su paso por la Comunidad Autónoma Vasca. Las urgencias del socialista por sacar adelante los presupuestos de 2006 colocaban en posición ventajosa a los jeltzales en aquella negociación. El PNV consiguió para la CAV un acuerdo por el que el Gobierno Central acometía la construcción del ramal Vitoria-Bilbao, mientras que el Ejecutivo vasco se ocupaba de licitar el tramo guipuzcoano.
Las condiciones básicas en lo referido a este último tramo se resumen en dos ejes: el Gobierno central devolvía el adelanto económico hecho por el vasco en tres meses, y el pago se producía no directamente, es decir: no por desembolso de Madrid a Gasteiz, sino por descuento del cupo. Buen acuerdo del PNV para la CAV, para sus ciudadanos y sus intereses.
Estas dos condiciones han resultado -entonces lo intuímos, hoy lo sabemos- de vital importancia.
Vista la oportunidad, la maquinaria UPN se puso a ello. Hay que decir que con un ahínco moderado habida cuenta de que en su programa electoral para las elecciones forales de 2007 seguía evitando hablar de la "incómoda" necesidad de integrar a Navarra en el corredor por la conexión con la Y vasca...
Pero la oportunidad de no perder el corredor Cantábrico-Mediterráneo y la conexión con la Europa continental resultaba demasiado importante como para dar la espalda al proyecto. En 2006 comenzaron los contactos UPN/PSOE. De aquel bodevil negociador que se prolongó por más de 4 años quedan máximas como aquel "el convenio es inminente" declarado por alto cargo socialista en octubre de 2008; una "inminencia" renuente pues no se firmó hasta abril de 2010.
Firmaron, por Navarra, Miguel Sanz y, por Madrid, José Blanco. Hoy ambos esperan respuesta en los tribunales.
Pero más allá de las anécdotas, el convenio para el TAP en Navarra nació viciado de origen, y creció en condiciones malas, nefastas para los intereses navarros como se ha demostrado finalmente.
Viciado de origen porque el Gobierno de UPN puso en la balanza un tema de especial hondura: el recurso que contra la Ley de Dependencia había llevado el ejecutivo foral al Constitucional en marzo de 2007 fue retirado pocos meses después, en noviembre. ¿Materia de negociación para un convenio TAP? Los plazos así lo sugieren.
Y finalmente malas condiciones: Navarra sólo pudo arrancar del Gobierno Zapatero un plazo de devolución de los adelantos para el TAP de dos años; un compromiso marcadamente desigual con respecto al plazo de tres meses conseguido por los jeltzales: la carga asumida en intereses es demoledora. Peor todavía: el acuerdo navarro establecía la devolución de la cantidad adelantada de manera directa, y no en descuento del pago con cargo a convenio.
Cuando hoy, en mayo de 2013, el Gobierno Central nos dice que no está en disposición de pagar la parte del convenio que le obligaba a llevar a cabo la línea TAP en los tramos Pamplona/Gipuzkoa y Castejón/Zaragoza, ¿nos está anunciando también que tampoco está en disposición de pagar los 600 millones de euros adelantados por Navarra para el tramo Castejón/Pamplona?
Cuando hoy, 3 años después de firmado ese mal convenio, el Gobierno central nos dice que se limitará a la alternativa del 'tercer hilo' en el tramo navarro del corredor, ¿nos está avisando de un cambio definitivo de planes?
Y para terminar, ahora conocemos además que el Gobierno central va a suprimir el servicio de tren de Castejón a Pamplona porque es deficitario.
Geroa Bai va a interpelar a la titular de Fomento sobre estos extremos. Pero en Navarra queremos más respuestas.
Preocupa, y mucho, el empecinamiento del Gobierno Barcina que antes de conocer o de dar a conocer el alcance del cambio de posición del Ministerio anuncia que ella sí seguirá adelante con lo conveniado: un tramo de 70 kilómetros de TAP desde Castejón hasta Pamplona... Precisamente la línea que Fomento va a suprimir por deficitaria. Un gasto de 600 millones de euros para no llegar a ninguna parte, nos ofrecen un tren a ninguna parte.
Aunque visto lo visto, viene a ser como la Navarra de UPN: una Navarra a ninguna parte.
Un monumento a la insensatez.
Uxue Barkos, en Diario de Noticias

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