José Miguel Marín, más conocido como Chivino, y Jesús Ustáriz se despidieron ayer de la orquesta Nueva Etapa ofreciendo un fabuloso concierto en Larraga, pueblo que consideran su "segunda casa". Y es que se da la circunstancia de que su técnico de sonido, Fernando García, que además es socio de la banda, es natural de este municipio, motivo por el cual Larraga se ha convertido en su "base de operaciones", donde guardan desde el material necesario para ofrecer los conciertos hasta los vehículos para transportar el equipo.
Ustáriz, de 66 años y natural de Eugui, hasta ayer se encargaba de armonizar los temas con el dulce sonido que emite el piano, el teclado o el acordeón, mientras que a Chivino, riojano de 62 años, le tocaba acompasar las piezas a través de la batería o de cualquier otro instrumento de percusión.
El navarro fue uno de los músicos que fundó la orquesta en 1972, hace ahora 41 años. Chivino, por su parte, entró siete años después, en 1980. Este lapso de tiempo, sin embargo, no deja de ser una mera cifra que queda en un segundo plano cuando se compara con las experiencias vividas. Y es que Ustáriz, sin ir más lejos, conoció a su mujer Adelaida Aróstegui, exsolista, gracias a Nueva Etapa, un hecho que constata la estrecha relación que une a sus componentes.
Dentro del capítulo "anécdotas que se pueden contar", el de Eugui recuerda una ocurrida en Carcastillo. "Teníamos que tocar en el escenario habitual de la Banda de Música y, claro, mi órgano no cabía. Así que tuvimos que encontrar una carretilla elevadora para poder subir el órgano al escenario" comenta sonriente.
Pero como todo en la vida, las luces siempre van acompañadas de sombras y la crisis es una de ellas. "Como los ayuntamientos han bajado mucho sus presupuestos, nosotros nos hemos visto obligados a bajar nuestro caché así que a día de hoy mantener una orquesta como Nueva Etapa, con 10 músicos y 6 de montaje, cada vez cuesta más. Eso sin contar con todo el dinero que nos deben de actuaciones del año pasado", dice el ya exbatería. Asimismo subraya que "antes los músicos vivíamos de tocar pero ahora la gente tiene que buscarse un suplemento para llegar a fin de mes".
Sin embargo, este no es el motivo principal por el que los dos músicos han decido bajar del escenario. "Es una profesión exigente que requiere tener que estar con las pilas puestas y nosotros nos hemos cansado de eso y preferimos dejar paso a la juventud", insisten. En su caso, les sustituirán Alberto Zarraluqui (batería) y Jaime Iriarte, profesor de la Escuela de Música Musiktem, al teclado.
A partir de ahora Ustáriz y Marín, que en ningún caso tienen pensado abandonar del todo la banda de la que son socios junto a Pedro Tres, Fernando García, Aitor Bengoa y Barceló, se encargarán de la elección del repertorio, de dirigir y supervisar los ensayos, de la contratación o de la contabilidad.
Diario de Noticias
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