martes, 31 de julio de 2018

CASADO Y RIVERA COMPITEN ANTE LA VALLA DE CEUTA PARA LIDERAR EL RECHAZO A LA INMIGRACIÓN

La inmigración vuelve al centro del debate público. El  salto a la valla de Ceuta del pasado jueves, en el que resultaron heridos agentes de la guardia civil, ha ayudado a que los movimientos migratorios o la cantidad de migrantes que llegan a España por la frontera sur estén ocupando minutos y páginas en los medios. Algo a lo que se han sumado con fuerza los partidos de la derecha, entre críticas al Gobierno por provocar un supuesto "efecto llamada" desmentido por los datos. La reacción de los líderes de PP y Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera, ha sido tirar de simbolismo con sendas visitas a la valla de la ciudad autónoma para insistir en que, como dijo Casado, "no hay papeles para todos". Un gesto que anticipa una competición por el rechazo a la inmigración, como ya ocurre en otros países europeos.
Que Casado quiera pasar por Ceuta y Rivera ya lo ha haya hecho pocos días después del salto, siguiendo la estela de la visita que hicieron dirigentes de Vox este fin de semana, no es casualidad. Tampoco es simple electoralismo. Según varios analistas consultados por eldiario.es, los dos líderes de la derecha necesitan posicionarse ante los suyos e intentar estar al frente de cuestiones que pueden generar controversia social, como ocurre con la inmigración. Algo para lo que se instrumentaliza a los agentes que trabajan en las vallas, como víctimas, y a los propios migrantes, presentados como una amenaza por llegar supuestamente de manera masiva y desordenada. El líder del PP, por ejemplo, ha asegurado que la inmigración que llegó en los 90 a España "fue ordenada y legal", además de no generar "guetos o conflictos sociales".

Las cifras utilizadas

"Casado miente abiertamente. Esconde cifras, utiliza otras de manera parcial... Y todo con el propósito de generar miedos y de presentarse como la solución a los mismos", explica Gonzalo Fanjul, experto en migraciones de la Fundación porCausa. Este investigador tacha además de "caricatura distorsionada" que alguien aluda a millones de africanos esperando a entrar en España. "Nadie nunca ha planteado ese debate, ni se ha planteado dar papeles a todo el mundo. Los números de personas de los que hablamos son ridículos en términos cuantitativos para España y Europa", añade.
Que Casado se esté centrando en la inmigración entra dentro de su plan para "romper con el anterior PP, que según algunos tenía una posición algo tibia en estos aspectos", señala el doctor en Comunicación Política Pablo Vázquez Sande. El líder conservador busca un "posicionamiento claro sobre un tema en el que no hay unanimidad, a pesar de que la inmigración es la duodécima preocupación de los españoles, según el CIS", afirma Vázquez Sande, que cree que se puede estar usando a los guardias civiles "como víctimas para polarizar el debate".
Para el historiador Antumi Toasijé, palabras como las de Casado y Rivera e ir a hacerse la foto a la valla "remiten a esos discursos neofranquistas en los que se fomenta la seguridad por encima de todo". "Hay un gran sector de la población que no tiene la información correspondiente, que no sabe cuánta gente entra y sale, y que puede acabar creyéndose las mentiras infladas por la ultraderecha. Algo que sirve para descargar la ira sobre quien no la merece", asegura el activista panafricanista.

"Nuestra capacidad de acogida está mal diseñada"

El regreso a estos discursos que ponen en cuestión la inmigración ha recuperado para el debate frases hechas muy conocidas, como "mételos en tu casa". Una discusión en la que Gonzalo Fanjul invita a no entrar, ya que "sería meterse a un argumento llevado al terreno del que lo dice, cuando la realidad es que no están llegando números desproporcionados de gente".
"Esta frase sería de chiste si no fuera porque es una de las fáciles que cualquiera puede decir sin entender el fenómeno migratorio", añade Antumi Toasijé, que llama a pensar en "qué debe hacer España para que los africanos y africanas viajen cuando quieran, y no por necesidad". También aboga por "promover una cultura internacional de la paz, dejar de apoyar el bombardeo de países africanos y árabes y dejar que las naciones africanas avancen económicamente sin interferencias".
Según el investigador de porCausa, el otro foco es el de la propia gestión que hace la UE de los migrantes que llegan: "Nuestra capacidad de acogida está mal diseñada. Solo tenemos control de fronteras, algo que no casa con la realidad, ya que los flujos se adaptan, no se paran". Fanjul también rechaza utilizar la ayuda al desarrollo para que la gente no emigre, ya que puede usarse "como soborno o chantaje a los gobiernos de esos países, pero no sirve para detener las rutas".
Esta cuestión se suma a otra descrita por el historiador Toasijé: "Que nadie piense que los africanos y africanas estamos contentos con emigrar. Quisiéramos construir países fuertes, democráticos, con libertades, seguridad jurídica... Pero las manipulaciones de los países poderosos del mundo han impedido que África prospere".

Estrategia frente al máster o la pérdida de notoriedad

Cargar contra la inmigración es una apuesta que está muy ligada a explotar la identidad nacional como recurso electoral. Esto último ha definido a Albert Rivera en los últimos años, y ahora Casado lo ha vinculado a los movimientos migratorios, según Pablo Vázquez Sande. "En la cuestión de la inmigración influyen las emociones.
En el caso de Casado, "creo que hay una radicalización de su discurso para detener una sangría de votos", dice el director de la consultora Atalaya Comunicación, que cree que el conservador quiere presentarse como "garante de la estabilidad, vinculando la inmigración a lo inestable, algo que es bastante peligroso". También le sirve para "desviar la atención del caso del máster, pero a la vez para que le sigan haciendo caso. Y está teniendo éxito, por eso hablamos de él ahora", apunta.
Albert Rivera tiene otro problema, según el experto: el de haberse visto desdibujado desde la moción de censura del PSOE. "A Ciudadanos le están comiendo su terreno. Se ha encontrado con un discurso muy coherente y estructurado de Casado, y por eso les tocará posicionarse ahora o más adelante. Lo más recomendable sería esperar a ver cómo le funciona a su rival", explica el politólogo.

La xenofobia como arma política

Las acusaciones de xenofobia contra ambos líderes, especialmente en el caso de Pablo Casado, han arreciado en los últimos días. La duda es si se trata solo de discurso político o de una postura integral de intolerancia y rechazo al diferente. "Para él parece indiferente pasar a la historia como un xenófobo o como otra cosa. Está aplicando una visión cortoplacista, ya que ahora necesita legitimarse ante los suyos", explica Vázquez Sande.
Para Gonzalo Fanjul, hay un "poso de xenofobia evidente, pero creo que en este caso es más alguien dispuesto a lo que sea por atraer votos". El historiador Antumi Toasijé estima que todo responde a un intento de "manipular a las masas con discursos basados en sentimientos o análisis superficiales,  victimizando a la Guardia Civil y culpabilizando a quien no tiene culpa, en este caso al migrante africano, para seguir promoviendo políticas neoliberales que son las que conducen a la injusticia social y no la inmigración".
Lo más llamativo de este discurso, según Fanjul, "no es que Casado lo emplee, es que el PP haya tardado tanto en hacerlo, ya que el resto de partidos conservadores europeos ya utilizaban este lenguaje". "Ni el gobierno anterior se agarró a este tema como lo está haciendo él. Hasta Ciudadanos fue más duro que ellos", asegura.
Jesús Travieso, en eldiario.es

jueves, 26 de julio de 2018

50 ANIVERSARIO DE LA CÁRCEL CONCORDATORIA DE ZAMORA

El año 1968 fue histórico también en Euskadi. La resistencia a la Dictadura arreció sobremanera en la última década del franquismo: pujante movimiento obrero, sonadas huelgas, represión generalizada. El clero vasco no faltó a esta cita, protagonizando múltiples actuaciones, como encerronas con huelga de hambre. Volvía a estar en el punto de mira del dictador Franco.
En mayo de 1960, 339 sacerdotes suscribieron un importante Documento contra la falta de libertades y las torturas del Régimen. Una manifestación de sotanas negras recorrió las calles de Bilbao en 1967 en solidaridad por la huelga de Bandas. Proliferaron las protestas. El Aberri Eguna en Donosti y un 1 de Mayo fuera de serie ocasionaron la detención de varios sacerdotes junto a numerosos civiles. La campaña de misas por la muerte de Etxebarrieta supuso otra movilización impresionante por todos los pueblos. En la de Eibar dos sacerdotes sufrieron malos tratos e ingreso en Martutene pasando del Concordato. Por otro lado, el peregrinaje de visitas al sacerdote recluido en el monasterio de Dueñas hizo fracasar la única modalidad de prisión que permitía el Concordato, por lo que el Gobierno se vio obligado a buscar otra salida a la masa de curas conflictivos. Se incrementaron los procesos y las multas que se pagaban con cárcel.
El 22 de julio abrió en Zamora la Cárcel Concordataria para sacerdotes, caso único en el mundo. El objetivo era evitar juntarlos con el resto de presos políticos y reprimirlos con igual o mayor saña. No les importó retorcer las bases del Concordato. La Iglesia se plegó al Dictador una vez más. Este año ingresaron en ella 14, hasta alcanzar la cifra de 53 en tres años.
Los sacerdotes, llamados “rojo-separatistas”, fueron presos discriminados de un Concordato que repudiaban, víctimas de la complicidad entre la Dictadura y la Iglesia. Con alguna modificación en 1979 a cuenta de la Constitución, todavía hoy rige ese Concordato del Nacional Catolicismo que Franco selló con el Vaticano en 1951, emulando los de la Alemania nazi y de la Italia fascista. A cambio de privilegios, Franco se aseguró el vasallaje de la Iglesia, reservándose el derecho a designar obispos y Jerarquía.
Los presos de la Concordataria la combatieron desde el principio, exigiendo el traslado a cárceles con presos políticos civiles. Hubo quien se secularizó por esta razón. Nada extraño que sus últimos seis moradores en 1973, le prendieran fuego en protesta, aunque les acarreara meses de celda. La abandonaron en 1975. Hoy la Concordataria se encuentra en ruinas, pero no así el Concordato que contradice los principios de un Estado laico, manteniendo aliada a la Iglesia.
No fue una cárcel de privilegio, sino una de las peores de la época. Aunque en odioso apartheid, los curas de Zamora tuvimos el honor de formar parte del amplio conjunto de combatientes represaliados, o sea, presos políticos. Extrañamente, este colectivo no ha tenido aún el reconocimiento del actual Gobierno Vasco. Sus Decretos por la Paz y la Convivencia silencian este capítulo de la represión. ¡Incomprensible!
La detención empezaba en los cuarteles, donde la tortura campaba a sus anchas. También los sacerdotes la sufrieron, como ilustra el libro Abadeek ere Torturatuak. La cifra de 20 podría duplicarse o triplicarse. Tampoco los tribunales fueron más benignos. De los 53 sacerdotes presos de Zamora, 21 sufrieron juicios sumarísimos, como el de Burgos y 10 los Tribunales de Orden Público. Una huelga de hambre se penó con 10 y 12 años de cárcel;una hoja clandestina con 10 años, la simple pertenencia a ETA con 50 años. Cualquiera que fuese el motivo, se te acusaba de “rebelión militar”, como todavía hoy la Justicia española en el caso de los independentistas catalanes, o de terrorismo a los jóvenes de Altsasu.
Indignados por la impunidad que ampara los crímenes del Franquismo, veinte de los sacerdotes represaliados han suscrito con la ayuda de la Asociación Goldatu, junto a centenares de víctimas, la Querella Argentina incoada por la Juez María Servini de Cubría en la Corte Suprema de Buenos Aires contra dichos crímenes. La Transición española ha sido un fraude;ha servido para mantener un bipartidismo refractario a cualquier cambio y exculpar los delitos del Régimen.
Han mantenido los tres pilares, el Concordato, la Monarquía y la Ley de la Amnistía como punto final, preconstitucionales los tres, pero ligados a la Constitución nacida entre sables. El nuevo Gobierno socialista alardea de diálogo y lanza atractivas propuestas en todas direcciones, a la vez que los declara intocables. Los considera como la garantía de la legalidad constitucional;en el fondo, de la unidad española, que es la suprema aspiración de la España que perdió las colonias. Pero, ¿qué diálogo cabe esperar de quienes encarcelan y suspenden de función a los consellers democráticamente elegidos del Parlament catalán? Testigos de la engañosa Transición, no toleramos más la corrupción general, la progresiva involución y la justicia intervenida por el poder ejecutivo y represivo del bipartidismo cómplice. ¡Ya vale!

Juan Mari Zulaika, expreso de Zamora, miembro de Goldatu

martes, 24 de julio de 2018

EL LARGO CAMINO DEL FEMINISMO. DOGMAS Y DISENSOS

El feminismo en España, tanto en su vertiente organizativa como en sus manifestaciones teóricas e ideológicas, reaparece y se manifiesta con fuerza a la muerte del dictador, y sus avances van paralelos con los avances de la democracia y, a veces, en vanguardia. Sus acciones unitarias son variadas y ocurren sobre todo en los primeros diez o quince años. Su efecto en la opinión pública es notorio aunque contradictorio: suscita por igual simpatías y apoyos o rechazos y desconfianzas. Sus logros son impactantes, tanto en lo que se refiere a la acción legislativa como a la penetración en el ámbito cultural y a la fuerza y confianza en sí mismas que confiere a las mujeres.
Si nos atenemos a los avances legislativos, en los primeros diez o quince años se alcanzan las reivindicaciones más sentidas, enriqueciendo de esta forma la naciente e imperfecta democracia: derechos civiles, derechos sexuales, igualdad formal…. Los avances sociales son también importantes y se manifiestan en el crecimiento del empleo, la irrupción imparable de las mujeres en los estudios superiores, su cada vez mayor presencia en la política y en bastantes ámbitos de la cultura. Pasados, sin embargo, estos primeros años de logros, llega la percepción de lo que se dio en llamar el techo de cristal en lo que se refiere a los avances económicos y sociales, y se ponen de manifiesto con crudeza algunas de las lacras que afectan a la vida de muchas mujeres: los malos tratos, las agresiones sexuales, la intolerancia ante lo que vulnere la norma heterosexual, la persistencia de la cultura machista, el paro y la precariedad laboral.
Por lo que se refiere a la influencia del feminismo sobre la opinión pública, los efectos han ido variando. Después de aquella primera época de impacto y, quizá, de sobresalto, vino una etapa de relativa aceptación que se manifestaba en las encuestas y en una cierta tranquilidad en la vida social, contrastada con la constante presencia en los medios de comunicación del goteo incesante de crímenes machistas que suscitaban una condena generalizada y una cierta sensación de impotencia ante la dificultad de ponerles fin.
La vertiente teórica del feminismo se ha caracterizado más por sus por sus diferencias y polémicas que por sus acuerdos¹. En estos últimos quince años, el Instituto de la Mujer y las organizaciones afines han llevado la iniciativa en el discurso feminista, sin que por ello hayan dejado de oírse voces diferentes procedentes de sectores feministas con menor influencia en la opinión pública. La movilización social feminista disminuyó, casi limitada a las protestas ante los asesinatos machistas. Pero hubo al menos tres hitos que manifestaban que algo se movía en la retaguardia. Uno de ellos fue la masiva asistencia a las Jornadas que organizó la Coordinadora de Organizaciones Feministas en Granada en diciembre del 2009 y en la que aparecieron nutridos grupos de chicas jóvenes con novedosos planteamientos. Otro fue la importante movilización contra el intento del gobierno del PP de cercenar la ley de interrupción voluntaria del embarazo, protagonizada por el Tren de la Libertad en enero del 2014, impulsada principalmente por organizaciones afines a PSOE pero con una nutrida asistencia femenina de todo tipo. El tercer hito se está produciendo ahora y parece que tiene un carácter internacional. Comienza con las manifestaciones contra las agresiones sexuales, con el movimiento #MeToo y tiene su eclosión con la impresionante movilización del 8 de marzo de 2018 y la huelga feminista. Todavía es pronto para valorar esta movilización y en qué medida puede modificar o rejuvenecer el discurso feminista.

El feminismo como objetivo y como ideología

En líneas generales podemos afirmar que los objetivos concretos más difundidos del feminismo hoy no suscitan grandes discrepancias; los lemas que se han aireado en la huelga feminista están básicamente asumidos por todas: igualdad salarial, reparto de los cuidados, erradicación del maltrato y de las agresiones y de los abusos sexuales. A estas se pueden unir otras reivindicaciones más minoritarias y polémicas: contra la norma heterosexual, por los derechos de los colectivos LGTBI y por los derechos de las trabajadoras del sexo. Sin embargo, el discurso que subyace o que se expresa abiertamente como discurso feminista mayoritario presenta determinados rasgos que suscitan algunas discrepancias, como las manifestadas ya en los orígenes del movimiento, y que hoy se unen a ciertos posicionamientos propios de una democracia en retroceso. No obstante, el reparo ante algunos de estos rasgos no invalida, en absoluto, lo positivo y liberador tiene el feminismo en la actualidad.
Los principales problemas se derivan de dos postulados característicos de algunas corrientes feministas: la confusión del plano estructural con el individual y la conversión del feminismo en un movimiento identitario, muy en la corriente de la actual deriva de los movimientos sociopolíticos.
Por lo que se refiere a la primera cuestión, hay una tendencia a desplazar las responsabilidades derivadas de una sociedad todavía marcadamente patriarcal hacia los individuos del género masculino. No es que no existan culpas, privilegios y complicidades individuales entre los hombres, pero ello no puede hacernos olvidar que tanto hombres como mujeres nos hemos educado, formado y hemos vivido en una sociedad en la que las mujeres hemos ocupado un papel determinado, habitualmente subordinado al género masculino. Precisamente por eso, el movimiento feminista, ya desde el siglo XIX, dirigió sus demandas principalmente a los gobiernos y a las instituciones para exigir cambios radicales en las leyes, normas y costumbres. Al mismo tiempo, el feminismo pretendía dirigirse a toda la sociedad para lograr cambios en la conciencia y en el comportamiento social, mediante la educación, la sensibilización y la difusión de sus justas demandas, de suerte que entre todos se pudiera alcanzar una sociedad más igualitaria, justa y libre. La lucha contra los individuos quedaba reducida a las denuncias de graves abusos perpetrados por personas concretas para las que se pedía la acción de la justicia.
En la medida en que se fueron aprobando leyes más justas e igualitarias para las mujeres, las instituciones y algunos grupos feministas a ellas vinculados tal vez creyeron haber hecho lo suficiente y desplazaron en parte su acción a culpabilizar a los individuos, pero no solo a los individuos concretos que incumplían las leyes o presentaban un comportamiento gravemente machista, sino al género masculino en su conjunto. No se trata ya solo de prevenir una agresión o reeducar a un probable machista, sino de dirigirse a todo el género masculino como posible y, quizá probable agresor, dominador o abusador de sus privilegios masculinos. El género masculino es culpable de machismo hasta que no demuestre su inocencia y buen comportamiento.
Paralelamente, el género femenino (“la mujer”) es, también por definición, la eterna víctima, siempre dominada, subyugada, maltratada y agredida, independientemente de su condición social, su estatus, profesión, etnia. Porque resulta que si una mujer es agredida o maltratada, lo somos todas las mujeres. Sin embargo, no hay razón para que las mujeres se sientan más horrorizadas cuando un hombre mata a su pareja que cuando un ultra, por ejemplo, mata a un mendigo, ni han de sentir más rechazo que el que sienta un varón que muestre su empatía y su repudio de la violencia. ¿Cómo se puede entrar en estas subjetividades, no ya personales, sino sociales?
A este victimismo contribuye la predisposición de ciertos sectores del feminismo a afirmar que toda discriminación es violencia. En un principio, en el feminismo se reservaba el término violencia para el dominio o el abuso ejercido mediante el uso de la fuerza física o psicológica, especialmente la ejercida en el acoso sexual, la violación o en el maltrato doméstico, porque si a todo llamamos violencia, ¿qué nombre reservamos para el maltrato físico o psicológico y la violencia sexual, dos de las lacras más graves que sufren todavía muchas mujeres en nuestra sociedad?

Proteccionismo que limita la autonomía personal

Para la mujer-víctima se reclaman constantemente leyes y disposiciones que la protejan y la defiendan, y aunque estas medidas sean necesarias, sin embargo se desconsidera la capacidad de autodeterminación de las mujeres, y no se tiene en cuenta la importancia de fortalecer la autonomía personal, como ocurre con la exigencia de denuncia y las órdenes automáticas de protección y alejamiento en los casos de maltrato, sin tener en cuenta las opiniones y deseos de las mujeres. La misma desconsideración de la capacidad de decidir se manifiesta cuando se considera que las prostitutas están siempre obligadas o forzadas, confundiendo deliberadamente la trata con la libre decisión, o cuando se decide que ninguna mujer en su sano “juicio femenino” se prestaría a una gestación subrogada.

Un movimiento identitario

Otro problema emana de tratar de construir un movimiento fuertemente identitario. El feminismo contemporáneo nace y se desarrolla en la que podríamos llamar etapa de transición entre la modernidad y la postmodernidad. Por una parte, las grandes luchas sociales interclasistas: del proletariado contra la burguesía; de los pobres contra los ricos, de los colonizados contra los colonizadores, y las grandes luchas ideológicas: del comunismo contra el capitalismo, de la democracia contra el nazismo y el fascismo, en las que los contendientes se veían atravesados por distintas identidades étnicas, nacionales, ideológicas y sexuales (o de género). Y por otra parte, las luchas identitarias: étnicas (black power), religiosas (islamismo), nacionales (los Balcanes)… En este contexto renace la lucha feminista.
En un primer momento, las mujeres que inician este movimiento probablemente no tenían un proyecto identitario claro; de hecho, la mayoría procedían de las luchas sociales y del campo de la izquierda. Pasado el tiempo, sin embargo, por la evolución de los contextos nacionales e internacionales o por la propia evolución interna del movimiento, al final se encontraron afirmando una identidad fuerte—la femenina—, frente a otra igualmente blindada—la identidad masculina—. Bien es cierto que a partir de los noventa el propio movimiento pone sobre la mesa las diferencias entre las mujeres (étnicas y de preferencia sexual, principalmente) y posteriormente se cuestiona el concepto de género y, por tanto, la identidad fuerte, pero estos cuestionamientos preocupan a sectores minoritarios, o quizá amplios pero menos visibles en el movimiento feminista organizado, el cual, en su perfil más conocido, sigue apareciendo como un movimiento de mujeres, de todas las mujeres, con una identidad de género claramente diferenciada, si no opuesta, al género masculino. Así, las explotaciones, los objetivos y los intereses son comunes a todas las mujeres. Por ejemplo, en las últimas movilizaciones se exigía poner fin a la brecha salarial y se ponían ejemplos de diferencias salariales entre directores de cine, presentadores de televisión, catedráticos de Universidad de ambos sexos…, desigualdades ciertas e injustificables, pero… ¿cómo relacionarlas con los 2,5 euros por hora que cobran las camareras de piso de los hoteles? ¿No tienen estas más que ver con los contratos precarios y abusivos de camareros, repartidores, peones de la construcción, a pesar de la innegable diferencia salarial por razón de género? Sobre todo si tenemos en cuenta el creciente proceso de acentuación de las desigualdades económicas y sociales en la actual coyuntura².
Por otra parte, al establecer un estricto binarismo de género, clasificando el sexo y género en dos formas opuestas que se identifican rígidamente con lo masculino y lo femenino, al construir una identidad femenina rígida, queda poco campo para las ambigüedades. Así en amplios sectores del feminismo se ve con sospecha y desconfianza al movimiento LGTBI y en concreto al transgénero y no se comprende que se adopte una identidad débil o mutable, ni se entiende el deseo de tránsito de género.

Consecuencias

Basándose en esta concepción del género y en esta identidad femenina fuerte, esta versión del feminismo se ha hecho doctrinaria y dogmática en determinados sectores del movimiento. Es un feminismo que decide cuáles son los intereses de la mujer, establece la ética feminista, fija la sexualidad feminista normativa y, finalmente, sentencia quién o qué es feminista o no lo es. Son algunas feministas las que establecen en qué consiste ser feminista y quiénes traicionan los ideales feministas. Promueven una ética que no admite discrepancias y las disidentes son rechazadas por engañadas o vulneradoras de esos principios éticos. Así, las mujeres que defienden los derechos de las prostitutas, y qué decir de las propias prostitutas, están violando los sagrados principios del feminismo.
Esta identidad feminista fija principalmente en el cuerpo sexuado la identidad o la imagen femenina. La protección de la mujer es, sobre todo, la protección de su cuerpo. Por ello se entiende que toda intervención ajena es un atentado a la dignidad e integridad de la mujer. En donde más claramente se manifiesta la pretendida protección de la dignidad de la mujer es en el rechazo a la representación de las mujeres desnudas o con actitudes “provocadoras”, ya sea con fines estéticos, eróticos o publicitarios, y se desconfía de las mujeres que voluntariamente, por las razones que sean (publicitarias, crematísticas…), exponen su cuerpo, olvidando que la dignidad está íntimamente ligada al respeto a su autonomía y a sus decisiones. En los primeros tiempos del feminismo unitario predominaba el entusiasmo por la liberación sexual, el abandono del puritanismo y del pudor a que la educación religiosa y retrógrada del franquismo nos había constreñido; sin embargo, la influencia del feminismo cultural estadounidense pronto se dejó sentir. No se comprende que las mujeres puedan sentirse orgullosas o cómodas con mostrar su cuerpo y su sexualidad, porque consideran que se están exponiendo a los deseos eróticos o sexuales incontrolados de los hombres. Esta idea está explícitamente argumentada en la condena a la pornografía, que lejos de ser considerada como una forma lícita de obtener placer, tanto para hombres como para mujeres, se ve como una incitación a la violación, y sin embargo, la pornografía responde en realidad a las fantasías sexuales, al deseo y no al orden de la realidad y del acto.

El análisis, la censura, la crítica y el castigo

La discriminación, la desigualdad y, a veces, el sometimiento de las mujeres siguen formando parte de nuestra vida social y personal. Ante esta situación, el feminismo denuncia y se moviliza, como hemos visto en los últimos tiempos. Pero, además, algunos sectores mantienen ciertas actitudes que parecen más dudosas, como es el abuso al recurso de la denuncia judicial y de la censura. Es importante para combatir el machismo que las agresiones (malos tratos, violaciones, abusos sexuales…) se denuncien ante los tribunales y ante la opinión pública, aunque no me parecen defendibles las denuncias anónimas contra personas concretas en las redes sociales. Bien es cierto que los tribunales de justicia pueden ser poco o nada sensibles a las exigencias de las mujeres y también que el Código Penal puede ser claramente mejorable en su tratamiento de las agresiones sexuales, como ha puesto de manifiesto la reciente sentencia de “la manada”, pero ello no impide que sigamos denunciando y exigiendo sentencias justas y reformas legales pertinentes.
Sin embargo, al recurrir a los tribunales, se plantean problemas que es preciso tener en cuenta y que muestran las causas por las que muchas mujeres son reacias a denunciar los malos tratos; tampoco se pueden minimizar los problemas que las denuncias por violación o acoso sexual suponen para algunas mujeres, que prefieren no pasar por el calvario de un juicio o una exposición pública de su agresión, máxime con el comportamiento que últimamente han tenido los medios de comunicación, aireando todo tipo de comentarios, juicios y opiniones sobre las vidas privadas.
Otra cuestión a tener en cuenta es que, por muy indignante que resulte una agresión machista y aunque se denuncie, no es posible abstraerse del derecho a la presunción de inocencia del acusado y su derecho a la defensa efectiva y a no reconocer su culpabilidad ante los tribunales. El movimiento feminista hace la denuncia y exige justicia, pero no juzga ni dicta la sentencia, aunque se reserve el derecho de criticar sentencias y tribunales y de movilizarse como protesta.
En la última campaña de ámbito internacional contra el acoso sexual bajo la etiqueta #MeToo, que ha alcanzado un inusitado protagonismo, y las polémicas suscitadas, se consiguió hacer relevante ante la opinión pública un verdadero problema que genera sufrimiento a muchas mujeres. Pero en la campaña hay algunos aspectos sobre los que conviene reflexionar. Se ha tendido a mezclar conductas gravemente criminales, como las agresiones ejercidas haciendo gala de violencia, intimidación o poder, con otras conductas que, si bien pueden ser rechazables, no presentan la misma gravedad: acosos de menor intensidad, muchas veces ejercido por amigos o compañeros de trabajo, como puede ser un tocamiento o un beso no deseados, una invitación insistente, ciertas miradas “lascivas”, los chistes verdes e inclusos requiebros y piropos que pueden molestar u ofender a algunas mujeres, mientras que a otras les resulta indiferente. Hay conductas que constituyen delitos y que siempre o casi siempre se deben denunciar, pero hay otros comportamientos a los que las mujeres pueden y deben responder con su protesta y su rechazo; esta es la mejor manera de hacer ver a los acosadores el derecho de las mujeres a su libertad sexual y a su autonomía. También es importante la actividad educativa en los centros de trabajo o de estudio que se pueden activar desde los planes de igualdad, por ejemplo.
El problema es que al aparecer todos estos comportamientos, más o menos agresivos, ante la opinión pública y con insistente publicidad, se creó la impresión de un ambiente de agresividad masculina generalizada y de un peligro constante para las mujeres; es decir, se dio lugar a lo que podemos considerar un “pánico moral”. Los pánicos morales tienen como base, habitualmente, algún hecho o varios hechos reales que tienden a generalizarse y a convertirse en “pánicos”³. Aunque no exclusivamente relacionados con la sexualidad, hemos tenido ejemplos que se aproximan a crear una situación de alerta generalizada. Hace unos años fue el bullying o acoso escolar: parecía que los centros escolares se estaban convirtiendo en centros de tortura. El maltrato en la pareja es otro ejemplo; sin querer minimizar su importancia, el foco se pone en los asesinatos, y parece que todas las mujeres corremos serio peligro de acabar nuestros días bajo “el hacha del verdugo”. Frases del movimiento feminista, como “nos están matando” o “España no es un país para mujeres” son indicativas de este estado de ánimo. Al mismo tiempo, se difunden datos de encuestas que arrojan una situación de violencia muy extendida entre la población, especialmente la juvenil, entre otras razones porque las encuestas no establecen claramente una diferencia entre el maltrato con el no tratarse siempre bien; sin embargo, algunas investigadoras sostienen que, si bien en la adolescencia y juventud perviven comportamientos violentos, ningún estudio demuestra que la juventud sea más violenta que el resto de la población o que lo sea más que en el pasado. Ahora puede ocurrir lo mismo con el acoso sexual.

Los delitos de odio

Nos encontramos, a veces, con la expresión de ideas y comportamientos que no implican violencia o coacción física, sino verbal, figurativa, plástica, musical…, que no suponen acoso sexual o que no incitan abiertamente a la violencia, aunque puedan hacerlo de manera indirecta. Con frecuencia, estas expresiones tienen un contenido racista, antisemita, homofóbico o misógino. La gravedad de estos ataques ha llevado al legislador a introducir en el Código Penal la tipificación de los “delitos de odio” (art. 515.4º). Este nuevo artículo ha recibido numerosas críticas desde ámbitos jurídicos y democráticos porque su redacción es sumamente ambigua y general y permite la tipificación como delito de aquellas críticas o descalificaciones dirigidas contra quienes no nos gustan, desaprobamos o incluso hasta odiamos, ¿pero acaso es delito odiar? El Código Penal es un instrumento que solo en última instancia se debe utilizar, y sin embargo, los poderes públicos recurren a los tribunales cada vez con más frecuencia para abordar los problemas sociales y políticos, haciendo dejadez de su responsabilidad como dirigentes democráticamente elegidos. No parece oportuno que el feminismo y el movimiento LGTBI invoquen este artículo del CP sobre delitos de odio; su denuncia debe centrarse, como han hecho siempre, en la crítica y en la movilización social.
Otras veces, sin que se presente denuncia judicial, se alzan voces desde el feminismo y desde los Institutos de la mujer que piden a la Administración que prohíba, retire o censure determinadas manifestaciones, lemas, artículos o carteles que son discriminatorios o que denigran verbal o visualmente a determinados colectivos o que lesionan el principio de igualdad. En estos casos debería predominar la libertad de expresión y no la prohibición o censura; en cambio, se debe ejercer con firmeza el derecho a la crítica ante cualquier ataque a la dignidad e igualdad de las personas. Por otra parte, el sentido denigratorio de algunas de estas expresiones es discutible o, en todo caso, opinable, como las representaciones o referencias al cuerpo femenino o a su sexualidad, cosa que ocurre con frecuencia en el ámbito de la publicidad.

Los estereotipos. El arte, la literatura

En el movimiento feminista se han combatido los estereotipos que han moldeado en parte nuestra cultura; es decir, los papeles, características y rasgos que se atribuyen a la masculinidad y a la feminidad y que, en gran parte, contribuyen a mantener la situación de desigualdad y la heterosexualidad como norma. Es importante desvelar y tratar de superar la influencia de estos estereotipos tal como se dan en la vida real, en la relación entre las personas, en las relaciones sociales, en las costumbres, en la educación, etc.
Blanco de las críticas feministas suelen ser a algunos aspectos de la cultura popular y tradicional: canciones, chistes, monólogos, refranes… Sin embargo estas manifestaciones son actos culturales que pueden analizarse, si es el caso, en su contexto histórico y social, pero respetando y, ¿por qué no?, disfrutando o divirtiéndose con su expresión.
Más grave parece la creciente tendencia a la crítica y a la censura de determinadas obras de arte o de literatura que no se ajustan a lo políticamente correcto, especialmente en el ámbito de lo sexual (aunque no solo). Se han censurado y prohibido en exposiciones y museos obras de reconocidos artistas, como fotografías de Mapplethorpe o cuadros del pintor austriaco del siglo XIX, Egon Schiele, y se han criticado como perniciosas y ofensivas novelas como Lolita, de Vladimir Nobokov o Memoria de mis putas tristes, de García Márquez. Si seguimos en esta dinámica acabaremos tapando los genitales de nuestras esculturas, como en el Museo Vaticano, o retirando de su exposición obras como El rapto de las sabinas (¿incita a la violación?) y, en justa reciprocidad, las obras de Caravaggio, Judith y Holofernes (Judith seduce a Holofernes para poder cortarle la cabeza) o Salomé y la cabeza del Bautista… Es cuanto a la literatura, pocas obras maestras se salvarían, y podría quizá empezarse por prohibir una de las más grandiosas obras teatrales, la Medea de Eurípides, porque ¡ay¡ Medea mata a sus hijos para vengarse de su amante.
Lo mismo que al hablar de la pornografía y de las fantasías sexuales distinguíamos entre lo vivido y lo soñado o imaginado, en el caso del arte y de la literatura hemos de tener en cuenta que se dirigen a nuestras emociones, a nuestra capacidad de percibir la belleza, el dolor y el horror, la bondad y la maldad y también a nuestra razón. Pero no son obras didácticas, no nos muestran cómo debe ser la vida, sino cómo el artista percibe en un momento dado las emociones, la pasión, el sentimiento o la razón, y los lectores lo perciben como les parece en el momento de su contemplación o su lectura. Se espera que las personas adultas hayan desarrollado suficiente criterio para comprender, disfrutar o rechazar lo que se les ofrece.

Paloma Uría Ríos, en Pikara

80 AÑOS DE LA BATALLA DEL EBRO, LA ÚLTIMA GRAN OFENSIVA REPUBLICANA

“La batalla del Ebro, como la de Belchite o la de Teruel, se encuentran entre las batallas míticas de la guerra civil, por la ferocidad con la que se combatió y por el volumen de tropas que intervinieron, aunque realmente apenas tuvieron trascendencia más allá del desgaste humano y militar que supusieron”, explica el historiador José María Maldonado.
El próximo 25 de julio se cumple el octogésimo aniversario de la última gran ofensiva del ejército republicano, en la que, en una operación inspirada por el presidente del Gobierno, Juan Negrín, y planificada por el general Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor, las tropas leales cruzaron el Ebro hacia el sur por las provincias de Zaragoza y Tarragona, donde se encontraba estabilizado el frente, para adentrarse en el territorio de los sublevados, centrados entonces en la ofensiva hacia Valencia desde Teruel, el llamado frente de Levante, y comenzar a recuperar terreno.
La operación, diseñada como una ofensiva relámpago, comenzó bien para el ejército republicano. Los sublevados se tragaron los señuelos planeados por Rojo (era una de sus especialidades) en la zona del delta, que hacían pensar que la ofensiva iba a comenzar por allí, y pudieron avanzar varios kilómetros tras iniciar los movimientos por las localidades zaragozanas de Mequinenza y Fayón.
Sin embargo, pronto cambiarían las cosas: Franco desactiva el frente de Levante y traslada las tropas al Ebro, reforzadas por otras llegadas de Madrid, con lo que, en una zona montañosa, el avance se estabiliza. De hecho, los republicanos ni siquiera pudieron llegar a Alcañiz, situado a menos de 30 kilómetros del río en línea recta y uno de los objetivos declarados de la ofensiva.
La estabilización del frente, de unos 70 kilómetros de longitud y cuyos últimos reductos resistieron hasta el 16 de noviembre, dio lugar a una sangrienta batalla de 114 días en la que murieron cerca de 20.000 combatientes y hubo otros tantos prisioneros, además de 70.000 heridos. Los republicanos habían cometido el error de atacar dejando el río a sus espaldas, lo que tenía bastante de autoencerrona. Y los sublevados lo aprovecharon para machacarlos con el notable apoyo de las aviaciones alemana e italiana y su superioridad en artillería.

Los motivos estratégicos de la ofensiva
¿Por qué apostaron el Gobierno y el Estado Mayor republicanos por una ofensiva de este tipo, con escasas posibilidades reales de salir adelante dada la diferencia de fuerzas? Nunca estuvo claro del todo, aunque Maldonado apunta una hipótesis: “La guerra civil estaba decidida desde marzo, cuando el ejército de Franco se impuso en el frente de Aragón, llegó a Vinaroz a primeros de abril y partió en dos la España republicana. Sin embargo, Negrín estaba convencido de que pronto iba a estallar la guerra mundial a intentaba resistir” con la esperanza de que, en ese caso, llegara el apoyo de las democracias occidentales.
El ejército franquista optó por una batalla de desgaste que, en cualquier caso, perjudicaba más a los republicanos que a sus fuerzas. “La batalla fueron unos kilómetros”, señala Maldonado, aunque la ferocidad de los combates, con episodios como los de Gandesa, que intentó tomar sin éxito la misma XV Brigada Internacional que unos meses antes había resistido allí para cubrir la retirada de republicana ante el avance de los sublevados, resultó despiadada.
Rojo y Negrín optaron por lanzar el frente del Ebro ante la desconcertante estrategia de Franco, que en abril, tras tomar Lleida y Vinaroz, frenó los avances hacia Barcelona y Valencia para hacerlo a finales de ese mes en dirección a la última de estas ciudades.
Esa ofensiva, no obstante, topó con la resistencia de la línea de fortificaciones XYZ en las inmediaciones de Sagunto. Barcelona caería el 26 de enero de 1939, cuando todavía no habían transcurrido dos meses y medio desde que finalizó la batalla del Ebro, lo que provocó el éxodo de medio millón de republicanos hacia Francia.

Una cúpula militar de peso político
“Franco optó por enviar allí al grueso de sus fuerzas, pero la guerra ya estaba decidida y el desgaste perjudicaba en mayor medida a los republicanos que a sus tropas”, apunta Maldonado.
La batalla del Ebro, el último episodio bélico en el que participaron las Brigadas Internacionales, supuso la movilización de la ‘quinta del biberón’, jóvenes de 17 y 18 años movilizados en la zona republicana, principalmente en Catalunya. La inexperiencia de la tropa siempre ha sido incluida por los historiadores entre los motivos del fracaso de la operación.
En cualquier caso, Maldonado destaca el peso político que el Gobierno de Negrín intentó dar a la ofensiva del Ebro, en la que participaron varios de los jefes militares más políticos de su ejército, como Enrique Líster, Valentín González ‘El campesino’ o Antonio Beltrán ‘El Esquinazau’.

Eduardo Bayona, en Público

lunes, 23 de julio de 2018

CADÁVERES ATRAPADOS DURANTE DÉCADAS EN GLACIARES SUIZOS SALEN A LA SUPERFICIE POR EL CALENTAMIENTO GLOBAL

Un guía del monte Cervino (Matterhorn, en alemán), en los Alpes suizos, encontró el pasado 14 de julio el cuerpo de un escalador, identificado días después como un ciudadano japonés de 67 años. Aunque todavía no ha trascendido ni cuándo ni en qué circunstancias desapareció el hombre, el hallazgo no es novedoso: el derretimiento que sufren los glaciares como consecuencia del calentamiento global ha destapado en la última década en Suiza otros cuerpos atrapados durante años en el hielo en una zona en la que unas 280 personas han desaparecido sin dejar rastro alguno desde 1926, según un portavoz de la policía suiza del cantón de Valais, donde se encuentra la montaña.
Hace ahora justo un año, un empleado de la empresa Glacier 3000, que administra los teleféricos en el monte Cervino, encontró mientras paseaba por el glaciar Tsanfleuron los cadáveres congelados en perfecto estado de conservación del matrimonio formado por Marcelin y Francine Dumoulin, desaparecido el 15 de agosto de 1942. Junto a los cuerpos, que vestían ropas de la Segunda Guerra Mundial, fueron hallados un reloj, una mochila y un libro. “Hemos pasado nuestras vidas buscándoles, sin parar”, declaró entonces al periódico Le Matin Marceline Udry-Dumoulin, la hija más joven del matrimonio, que tuvo cinco hijos y dos hijas.
El glaciar alpino Aletsch, también en el cantón de Valais, devolvió en 2012 los cadáveres de los hermanos Johann, Cletus y Fidelis Ebener, de quienes no se tenía noticia desde marzo de 1926, cuando partieron para realizar una expedición en el glaciar. Dos montañeros británicos que recorrían la zona en verano se toparon con restos humanos, botas y equipamiento de montaña, un descubrimiento que resolvió una desaparición ocurrida casi 90 años antes.
En 2014, fueron hallados casi en la cima del monte Cervino los restos de Jonathan Conville, que nunca regresó de la escalada que emprendió por la montaña en 1979. Ese mismo año fue encontrado en un glaciar del cantón de Berna el cadáver de un explorador checo, perdido desde 1974.
Un año después, también en el monte Cervino, un grupo de montañeros se topó con los cuerpos de los japoneses Michio Oikawa y Masayuki Kobayashi, desaparecidos el 18 de agosto de 1970. Según informó entonces la policía suiza, los dos jóvenes japoneses de 22 y 21 años respectivamente habían pasado la noche anterior en un refugio con la intención de ascender por la cara norte de la montaña, cuando “fueron sorprendidos por una tormenta de nieve”. En 2016, fueron descubiertos los restos de un alemán extraviado desde 1963 en el glaciar de Morteratsch, en el cantón de Graubünden.
Desde que existen registros, en 1880, la longitud y el grosor de los glaciares suizos no han dejado de mermar, según GLAMOS, una red integrada por varias universidades suizas y financiada por el Ministerio de Medioambiente del país. De acuerdo con sus registros, el glaciar Tsanfleuron ha perdido desde 1884 una longitud de 1.926 metros y el Morteratsch, 2.804 metros desde 1878. En 2017, solo un glaciar conservó su tamaño, mientras que un total de 80 experimentaron nuevos retrocesos.

El País

FRANCO VIVE EN SU DUCADO

Cuando escuchamos referencias a los títulos nobiliarios nos preguntamos si estamos viviendo en la antigüedad o en el siglo XXI. Los títulos son la consagración de la desigualdad, la casta y la negación democrática. No se entiende la nobleza, más allá de la cualidad de “honroso y estimable”. Es una antigualla o, lo que es peor, una ofensa a la comunidad de seres humanos libres e iguales. En el Estado español, además, los títulos nobiliarios son la continuidad de la dictadura, su apología.

Horas antes de que la moción de censura derribara al presidente Rajoy y su Gobierno, su ministro de Justicia, Rafael Catalá, tuvo la desfachatez de firmar un decreto por el que se adjudicaba el Ducado de Franco a la hija del tirano. Este título deshonroso fue creado por Juan Carlos de Borbón -a su vez, sucesor del general fascista como Jefe del Estado- a la muerte del dictador. Fue en 1975, cuando el franquismo continuaba sin Franco, a sangre y fuego, y en ese régimen se mantuvo toda la transición.

El hoy rey emérito distinguió a la viuda del genocida y su hija con diferentes títulos. Era una forma de agradecer el traspaso del poder a una monarquía instaurada sin ninguna legitimidad. A la señora de Franco le concedió el Señorío de Meirás, nombre tomado del pazo que el tirano usurpó al pueblo gallego para convertirlo en su residencia veraniega. La distinción era vitalicia. A Carmen, la hija, le regaló el Ducado de Franco con carácter hereditario, acompañado nada menos que con Grandeza de España. Y así llegamos hasta hoy, sin que ningún Gobierno central, de izquierda o derecha, haya tenido la dignidad de suprimir esas afrentosas distinciones. Y, por supuesto, ni Juan Carlos ni su heredero han tenido la intención de borrar esas miserias del pasado.

Todo esto es muy casposo y rancio. Los títulos nobiliarios proceden de los antiguos reinos visigodos, que evolucionaron a monarquías absolutas. En ese régimen el rey disponía de poder total y se rodeaba de un consejo de nobles, a los que previamente premiaba por el éxito de sus actos bélicos y conquistas militares. No se premiaban méritos, sino favores y beneficios que obtenía el monarca de los duques, condes, marqueses, barones y señores que nombraba, con derecho a un territorio y obligación de defensa del rey. Bienes y personas, como el ganado, quedaban a merced de los privilegiados por la monarquía.

Hoy el poder es político, al margen de los poderes ocultos o de influencia, como el económico y el mediático, incluso el religioso. Se sustenta en las leyes que emanan del pueblo, a través de sus representantes. Los nobles forman parte de la Diputación Permanente de la Grandeza, pero carecen de poder alguno. Es meramente simbólico y social, una especie de tradición de oropel y vanidades, una opereta de nostalgias donde se guardan, como la vajilla de porcelana de la abuelita, el respeto de los usos y tradiciones que sus ancestros usaron y llevaron la nobleza en tiempos de superioridad y oprobio sobre el pueblo.

Durante su deplorable reinado, Juan Carlos I, al amparo del artículo 62 de la Constitución, concedió nada menos que 55 títulos nobiliarios: a sus hijas, sendos ducados de Lugo y Palma de Mallorca;a Adolfo Suárez, el Condado de Suárez;a Mario Vargas Llosa, un marquesado… En su declaración, se señala que estas distinciones se otorgan a personas que, por su ejercicio profesional, llevan el buen nombre de la nación española con honra y buen hacer. El rey tiene la potestad atribuida de concederlos, pero también de retirarlos, si los nombrados ultrajan o perjudican al país. Así lo hizo Felipe VI con su hermana Cristina, privándole del título de Duquesa de Palma que Juan Carlos de Borbón le había concedido con motivo de su matrimonio con el hoy delincuente Iñaki Urdangarin.

La distinción de Duquesa de Franco no cumple la regla fundamental que rige su concesión, al vulnerar los principios democráticos del Estado. Colisiona directamente con el hecho de que lleva el nombre del dictador y en su honor se creó para sus descendientes, lo que equivale a la glorificación de sus crímenes y a la humillación de sus víctimas y todos los ciudadanos españoles. Por iniciativa del Gobierno o por decisión propia de Felipe VI, el título de Duquesa de Franco, ahora entregado a La Nietísima, debe ser eliminado, como todos los demás símbolos y reliquias de la tiranía.

En este contexto de dignidad histórica, tardía pero valiosa, se inscribe la exhumación de los restos del genocida del Valle de los Caídos, un espacio propiedad del Estado y construido con sangre de inocentes. Es una anomalía oprobiosa que esa tumba se encuentre en ese lugar, ya de por sí impresentable. Si Felipe González, por cobardía política y desviación, no fue capaz de reparar esa incoherencia democrática, y Zapatero quiso pero no supo repararla con una ley innecesaria, quizás ahora Sánchez tenga el coraje de poner a Franco y los fascistas en su sitio, es decir, fuera de Cuelgamuros.

Estas maldiciones elementales, resueltas en Alemania, Italia y toda la Europa democrática, perviven en España. Quizás porque en este Estado no hubo jamás una revolución, ni guillotina ni clase dirigente que amase la libertad. Y la democracia de mala calidad que la gobierna hoy es el resultado de una transición que hicieron, bajo el peso de la ignorancia y el miedo, los mismos que gestionaron la dictadura, comenzando por el rey. El caso es que Franco vive en su ducado y está enterrado al pie del altar mayor de una basílica católica. Como un héroe. Es hora de despojarle del honor y el título que no le corresponden. Ahora o nunca.

Isabel Angulo, Directora de la Escuela Vasca de Protocolo  (en Grupo Noticias)

domingo, 22 de julio de 2018

EL SECTOR ULTRA DE LA POLICÍA TRATA DE IMPONER SU TERRITORIO AL NUEVO DELEGADO EN NAFARROA

José Luis Arasti, nuevo delegado del Gobierno en Nafarroa, se ve metido en aprietos por las maniobras de una Policía dirigida por un comisario favorecido por Fernández Díaz, bajo cuyo liderazgo medran grupúsculos reaccionarios. Buscan hacer de Arasti un títere, algo que ya lograron con Carmen Alba.
La excusa ha sido la demanda de justicia para Germán Rodriguez y los heridos de aquellos sanfermines de 1978. La Policía española intenta forzar un procedimiento contra los que pusieron en fachadas y balcones pancartas denunciando que la cargas de los grises de aquel año, en las que murió Rodríguez y hubo 11 heridos de bala, fueron un crimen de Estado.
El atestado policial es pura filfa. No hay caso o, al menos, resulta dudoso que un juez se avenga a abrir diligencias, según las fuentes consultadas por este periódico. Por eso la Policía no ha remitido las indagaciones a ningún juez. Frente a ello, optó por vestir de gravedad al caso llamando a los propietarios de los pisos a declarar a Chinchilla. Todos dijeron que no. Finalmente, una pareja aceptó después de que los policías insistieran por teléfono de que solo les llamaban «en calidad de testigos».
El efecto buscado se ha conseguido. El nuevo delegado del Gobierno del PSOE, José Luis Arasti, se ha visto en un doble brete. El Parlamento navarro le ha pedido comparecer, cosa que su predecesora, Carmen Alba, jamás hizo. Y mientras Arasti se decide entre imprimir un nuevo talante a la Delegación o el continuismo, Podemos ya ha solicitado que acuda al Congreso a dar explicaciones por la persecución a quienes demandan justicia y la desclasificación de secretos de los Sanfermines de 1978. Unos hechos que cometió una Policía oficialmente franquista, pero cuya denuncia constituye «injurias al Estado» para los policías de Chinchilla.
La primera reacción por parte de la Delegación fue un comunicado oficial que busca un equilibrio imposible. La Delegación trataba de justificar el proceder de los policías, pero a su vez definía oficialmente como «asesinato» la muerte de Germán Rodríguez. Es tan absurdo que, si lo que se va a investigar son supuestas injurias, la Policia tendría que investigar también a la propia Delegación, ya que calificar lo sucedido como asesinato es ir más allá que lo que decía la pancarta, que hablaba simplemente de «crimen». Y, para más inri de Arasti, EH Bildu ha registrado una moción en el Parlamento para cuestionar este comunicado de la Delegación y en la que se recuerda la petición unánime para desclasificar los papeles.

Los hombres en la sombra
Carmen Alba, la exdelegada, nunca controló a la Policía. Se dejó llevar y su mandato estuvo marcado por los recortes a la libertad de expresión y reunión. Jerárquicamente, quien está al mando es Daniel Rodríguez, jefe superior de la Policía en Nafarroa desde 2012. En una entrega de medallas en enero de este año –en la que estuvo presente GARA– Rodríguez arengó a los suyos para actuar contra aquellos «que quieren contar de otra manera la barbarie etarra». Y, en particular, al jefe superior los que más le preocupaban ese día son aquellos que cuestionan el relato oficial «desde las instituciones».
A este cántabro, los sucesos de los sanfermines de 1978 no le pillan demasiado lejos. Él estaba terminando la carrera en la Universidad Militar de Zaragoza. Según la primera entrevista que concedió a su llegada a Nafarroa, quien le imprimió «carácter y vocación» fue su padre, un militar franquista mutilado de guerra. Su primer destino fue Oviedo, adonde llegó como teniente de los antidisturbios. En los 80 reconoce haber cargado muchos fines de semana por las calles de la parte vieja de Iruñea. Y muy probablemente, acompañó en aquellas cargas a algunos de los grises de Sanfermines de 1978.
Según Eldiario.es, Rodríguez pertenece a un grupo de comisarios afines al PP favorecidos por el ministro Jorge Fernández Díaz. Este medio sostiene que el jefe superior de la Policía en Nafarroa llegó al cargo de forma irregular, pues no tenía titulación suficiente. No obstante, una maniobra de Eugenio Pino, líder fáctico del cuerpo con Fernández Díaz, habría permitido subsanar esta irregularidad en 2016, cuatro años después del nombramiento.
No obstante, Rodríguez no es el único elemento dentro del cuerpo cuya ideología choca con la que se presume al nuevo delegado. Los responsables del sindicato SUP en Nafarroa se destacaron el año pasado en una amarga polémica contra la periodista Cristina Fallarás. Los ataques del SUP Navarra contra Fallarás (por criticar la periodista unas pintadas fascistas en Otsaportillo) derivaron en amenazas de muerte anónimas. Acabó interviniendo la Asociación de la Prensa de Madrid. Ahora, la cuenta en Twitter del SUP Navarra se ha vuelto a activar al calor de la polémica en torno a Germán. Esta vez, para señalar a Ione Belarra (Podemos) por cuestionar la operación. La tratan de inculta y le animan a leerse la Constitución.
Además, uno de los últimos mensajes de la cuenta de Twitter de la filial navarra del SUP recoge la formación de un grupo que se opone a la retirada del recurso contra la Ley de Abusos Policiales del Parlamento de Gasteiz, del que forma parte el propio SUP junto con Covite y la AVT, así como otros sindicatos de policías. El mensaje reza así: «Cuando los políticos fanáticos quieren reescribir la historia ignoran el cumplimiento de la ley y las sentencias judiciales. Los políticos no pueden “rejuzgar” lo que un juez hizo en su momento. El PSOE no puede ser cómplice de los amigos de ETA, no retiren el recurso».

Aritz Intxusta, en GARA

PROGRAMA DE LAS FIESTAS DE LA JUVENTUD 2018 EN CAPARROSO

Jueves 19 de Julio:
19:30h. Salida de la V Travesía de barcas por el río Aragón desde la zona de las pozas.
20:30h. Entrega de premios de la V Travesía de barcas por el río Aragón en la plaza del Ayuntamiento.
Viernes 20 de Julio:
10:30h. Almuerzo popular en la plaza del Ayuntamiento. Pinchos de chistorra + bebida, por 1,5€.
11:30h. Imposición de pañuelicos a la Junta del Club Iluna y entrega del premio al ganador del Concurso de Carteles.
12:00h. Cohete anunciador de las fiestas y, seguidamente, ronda con los gigantes y cabezudos acompañados por la charanga Aburrecalles hasta la zona de bares.
18:00h. Ronda desde la zona de bares hasta el encierro con la charanga Aburrecalles.
18:30-20:00h. Encierro desde la Cabrería con la ganadería Merino.
21:00h. Cena en la plaza del Ayuntamiento, bocadillos + bebida, por 3€.
22:30-02:30h. Conciertos en la plaza del Ayuntamiento: Dinamita, Sofokaos y Las Gafas de Mike. Colaboran: Bar la Gloria y Bar Brasil.
03:00h. Ronda desde la plaza del ayuntamiento a la zona de bares con la charanga Aburrecalles.
Sábado 21 de Julio:
11:00-18:00h. Parque infantil en Avenida Navarra.
12:00h. Comienzo del Concurso de paellas.
14:30h. Recogida de paellas por el jurado.
16:00h. Música de ambiente y entrega de premios a las paellas ganadoras del concurso.
18:30-20:00h. Encierro desde la Cabrería con la ganadería Eulogio Mateo.
20:15h. Ronda con los gigantes y cabezudos por el recorrido habitual acompañados por la charanga de Arre.
21:00h. Cubata concierto en la zona de bares.
00:00-06:00h. Camión-espectáculo ‘Fiesta Salou – Dj Moncho’, en la zona de bares. Colaboran: bar Monaghan, bar Alkatraz, bar Remolino y barra de la Sociedad ‘La Previsión’.
Domingo 22 de Julio:
11:00-12:00h. Encierro con la ganadería Pedro Domínguez.
11:30h. Animación, pintacaras y muñecos para los más pequeños en la plaza del Ayuntamiento.
16:30h. Gorriti y sus animales en las pistas de la escuela.
18:00h. Ronda desde la zona de bares hasta el recorrido del encierro con la charanga de Arre.
18:30-19:30h. Encierro desde la Cabrería con la ganadería Pedro Domínguez.
20:00h. Ronda de despedida de los gigantes y cabezudos por el recorrido habitual acompañados por la charanga de Arre.
23:00-00:00h. Encierro nocturno con la ganadería Pedro Domínguez.
00:00h. Pobre de mí y despedida de las fiestas.

sábado, 21 de julio de 2018

SEÑOR GUERRA: POR SU CULPA SEGUIMOS BOXEANDO CON EL FANTASMA FRANCO

Alfonso Guerra nos ha regalado este jueves la declaración más trascendental que se ha hecho en los últimos meses sobre el problema que nuestro país sigue teniendo al enfrentarse a su historia más reciente. El que fuera todopoderoso vicepresidente del Gobierno de Felipe González, quizás sin quererlo, ha resumido cuál es la actitud que la democracia española mantiene desde 1977 respecto a todo lo que representó la dictadura: olvido para las víctimas, indiferencia por lo ocurrido y pasividad de cara al presente y al futuro. Esa fue la estrategia diseñada por los políticos que, como él, realizaron la Transición. Esa fue la actitud que dejaron atada y bien atada hasta nuestros días.

Lo que Guerra afirmó, con la expresión de hartazgo que manifiesta alguien que se cree intelectualmente superior al resto de los mortales por tener que opinar sobre minucias, es que no le interesaba nada el debate abierto sobre la posible exhumación de los restos de Franco: "Aquí hay una serie de gente, por cierto jóvenes, que están todo el día boxeando con el fantasma de Franco. A mí Franco no me interesa; se murió hace tantos años… no tengo ningún interés". Una gran aportación, sin duda, aunque ya la hubiésemos escuchado antes por boca de Pablo Casado, Esperanza Aguirre, Mariano Rajoy o Albert Rivera. Quizás siendo consciente de su sintonía con la derecha más, llamémosle nostálgica, Guerra se sintió obligado a completar su profunda reflexión sobre el dictador: "Ya hizo sufrir mucho a España como para que estemos todo el día alrededor de Franco. Franco se murió, está enterrado y ojalá la piedra esa que tiene encima… ¡ojalá que se hundiera la piedra! No me interesa nada".

Déjenme que incida en tres de sus expresiones porque son muy significativas: "una serie de gente", "por cierto jóvenes" y "¡ojalá se hundiera la piedra!". Empezando por la primera, sería de agradecer que alguien que se llama socialista no tratara con ese desprecio a quienes luchan por recuperar los restos de sus seres queridos que fueron asesinados por la dictadura, muchos de ellos por haber militado en el PSOE o en la UGT, y que continúan enterrados en las cunetas. Sería de agradecer que hubiera llamado "una serie de gente" a quienes se manifestaron el pasado domingo en Cuelgamuros cantando el Cara al sol y haciendo el saludo fascista; o a quienes han hecho pintadas amenazantes en las sedes de partidos democráticos, entre ellos el suyo, advirtiendo de que "el Valle no se toca". No puedo dejar de preguntarme si el señor Guerra creerá que quienes siguen hablando de Hitler y honrando la memoria de las víctimas del Holocausto son igualmente "una serie de gente".

"Por cierto jóvenes", decía también como argumento supuestamente descalificador hacia quienes se ocupan y preocupan de estos temas. Cada día tengo más claro que durante la Transición se propagó un virus entre una parte de nuestra clase política y también periodística. Un virus ególatra que les hizo creerse los mejores, los únicos paladines de la libertad, nuestros salvadores… Ellos estuvieron en Mayo del 68, ellos corrieron delante de los grises, Ellos nos bendijeron regalándonos generosamente la democracia, Ellos hicieron tan bien las cosas que ya nadie es digno, ni lo será nunca, de retocar su magistral obra. Los "por cierto jóvenes" no tienen el derecho a opinar de lo ocurrido, ni la inteligencia suficiente como para poder analizar la Historia. Bastante suerte tienen de haber heredado esta España paradisíaca que construyeron Ellos con tanto esfuerzo y tanta heroica osadía. Guerra no tuvo, sin embargo, ni una palabra para otro joven: ese que puede liderar el PP y que insultó una vez más a las víctimas del franquismo al inventarse, sin ruborizarse, una España paralela en la que "desde 1975 y 1978, cualquier familiar puede buscar los restos de sus seres queridos con pleno apoyo de diputaciones, ayuntamientos y autonomías". No parece pues que Pablo Casado entre en el grupo de los "por cierto jóvenes" a los que no traga Alfonso.

La tercera expresión es, quizás, la más relevante: "¡Ojalá se hunda la piedra!" que cubre el cuerpo de Franco. Sí señor Guerra, sí. Y ojalá se acabe el paro, y ojalá dejen de morir inmigrantes en el Mediterráneo, y ojalá no haya más asesinatos machistas… Pero ¿no cree que desde la política se puede hacer algo para ayudar a conseguirlo? ¿O quizás, en el fondo, no es usted tan distinto a esa ministra que pedía ayuda a la Virgen del Rocío para reducir la tasa de desempleo? La respuesta a ambas preguntas es "no". Guerra es maquiavélico, no ingenuo.

Si hoy dice lo que dice es porque defenderá hasta la muerte la irresponsabilidad que su generación cometió al echar una tonelada de tierra sobre nuestra historia reciente. Desde el primer día, tras la muerte de Franco, los líderes de la izquierda de este país decían en público "ojalá se hunda la piedra", mientras en privado miraban para otro lado. Creo, honestamente, que los españoles sí debemos agradecer y mucho el trabajo que nuestros políticos hicieron durante la Transición. Es fácil criticar 40 años después, cuando no nos amenaza el Ejército con dar un golpe de Estado, ni debemos desactivar el poderoso aparato franquista cimentado durante cuatro décadas de dictadura. Con algunas sombras, pero más luces se conquistó la libertad (más o menos) y debemos seguir felicitándonos por ello.

Eso no es óbice para que también se señale lo que se hizo mal porque ¡no!, señor Guerra, ustedes no eran perfectos. Somos muchos los que no podemos aplaudir, entre otras cosas, lo ocurrido a partir de 1982. El PSOE tuvo 15 años de gobierno, 8 de ellos con usted de vicepresidente, para romper los lazos que nos seguían amarrando a la dictadura. No se trataba de hacer nada extraordinario: bastaba seguir el ejemplo de Alemania o Italia en 1945 o el que después nos darían desde Chile o Argentina. Solo se trataba de situar a la dictadura y a sus asesinos en el pozo histórico que les correspondía, al tiempo que se sacaba del olvido y de la humillación a quienes sufrieron y murieron en aquellos años por defender nuestra libertad.

Ese Guerra que hoy da lecciones a los "por cierto jóvenes" era uno de los socialistas que tuvieron el poder para llevarlo a cabo y, sin embargo, optó/optaron por no hacer nada. Deseaban, o eso decían, que se hundiera la piedra, pero decidieron dejar las cosas como estaban. Eso fue lo que provocó que no se revisaran las mentiras históricas inventadas por los franquistas; que las nuevas generaciones de españoles no encontraran en sus libros de texto los capítulos dedicados a la dictadura y crecieran sin tener ni idea de la magnitud que tuvo la represión; que las ciudades y pueblos siguieran infectadas de símbolos de la dictadura; que se perpetuara una inmoral e injusta equidistancia entre víctimas y verdugos, entre demócratas y fascistas; que se hicieran homenajes institucionales a aquella División Azul nazi; que miles de exiliados murieran de viejos en Francia, sin un mísero homenaje de su patria y completamente olvidados; que existiera una Fundación Francisco Franco que se permita en nuestros días realizar llamamientos para "un nuevo alzamiento"; que el tirano asesino continuara enterrado como un héroe mientras sus decenas de miles de víctimas seguían humilladas y enterradas en una jodida cuneta.

Esa es la cruda realidad señor Guerra. Esa es la explicación de por qué estamos como estamos. Usted, los suyos y los que vinieron después se limitaron a esperar que la piedra cayera por sí sola sobre el dictador. Ustedes no hicieron bien su trabajo. Esa y no otra es la razón por la que hoy muchos "por cierto jóvenes" y no tan jóvenes nos vemos obligados a seguir boxeando contra el fantasma de Franco.

Carlos Hernández, en eldiario.es

jueves, 19 de julio de 2018

LLARENA SE RINDE A EUROPA

Primero ridículo, después capitulación y, finalmente, refugio en el tribunal patrio, de espaldas a la justicia europea. El juez Pablo Llarena, desautorizado hasta extremos que exigirían su inmediata renuncia al caso, igual que la de los miembros de la Sala Segunda del Tribunal Supremo que lo han avalado hasta la fecha, ha retirado todas las euroórdenes que estaban en curso en diferentes estados europeos. La del president Carles Puigdemont en Alemania, los consellers Toni Comín, Meritxell Serret y Lluís Puig en Bélgica, la consellera Clara Ponsatí en Escocia y la secretaria general de Esquerra Republicana, Marta Rovira, en Suiza, junto a la exdiputada de la CUP Anna Gabriel, también en el país helvético. 

Los siete políticos independentistas catalanes seguirán siendo ciudadanos libres en países libres. La justicia española queda seriamente tocada y su prestigio internacional muy dañado. No hay, en estos momentos, capas de protección para ocultar en el planeta el desaguisado que ha montado el Estado español, que por un lado se inventó un inexistente golpe de estado y, por el otro, se resiste a investigar las revelaciones sobre el patrimonio del anterior jefe del Estado formuladas por su muy amiga Corinna zu Sayn-Wittgenstein.

Es obvio que hemos de felicitarnos por los efectos colaterales que tiene la decisión de Llarena y declarar muy convencidos que se ha acabado haciendo justicia con los exiliados gracias a la decisión de Alemania y Bélgica. La estrategia de la internacionalización con políticos catalanes en diferentes países ha sido demoledora para dejar al descubierto la gran mentira del Estado español puesta en marcha el pasado otoño para suspender la autonomía catalana, derribar al Govern en un golpe blando y al amparo de la Constitución, y situar al frente de la Generalitat en las elecciones del pasado 21 de diciembre un Govern afín y al independentismo en los bancos de la oposición en el Parlament. La decisión alemana ha propiciado un efecto dominó en otros estados y al juez Llarena le ha entrado miedo.

Ahora se podrá disfrazar todo lo que se quiera y acusar a Alemania de insolidaridad con España o de dar cobijo con sus decisiones al independentismo catalán. Todo serán excusas. La única realidad es que se pueden construir con el control político, mediático y la correspondiente inyección de dinero toda una sarta de mentiras dentro de nuestras fronteras, pero Europa es otra cosa. La democracia es otra cosa, la justicia también es otra cosa.

El nuevo gobierno de Pedro Sánchez no debería equivocarse en la lectura, primero, de la decisión alemana y, ahora, de la decisión del juez Llarena. Es del todo evidente ya que el magistrado del Tribunal Supremo, después de su desautorización, concentrará el escarmiento en los presos políticos catalanes, como ha hecho hasta la fecha. En los dos caminos posibles, asumir su error o seguir adelante haciendo caso omiso, tomará el segundo. El gobierno español tiene instrumentos suficientes, empezando por la Fiscalía General del Estado, para impedir esta huida a la desesperada. Hasta la fecha se ha hecho de todo menos justicia y a esta situación hay que ponerle fin. Los presos catalanes deben quedar inmediatamente en libertad y tener en otoño un juicio justo. Cosa que ahora, lamentablemente, no está garantizado.

José Antich, en elnacional.cat

11'3 MILLONES DE EUROS PARA LA 1ª FASE DE LA VARIANTE SUR DE TAFALLA

El Gobierno de Navarra ha acordado autorizar al director general de Obras Públicas la celebración del contrato de obras de la fase I de la variante sur de Tafalla. Los trabajos se iniciarán en noviembre o diciembre de este año, con una duración prevista de 15 meses, y un valor estimado de 11.300.422, IVA incluido.
Esta autorización es necesaria al tratarse de un gasto plurianual. En concreto, 50.000 euros se abonarán con cargo al presupuesto de 2018; 8.218.488 euros con cargo a 2019; y los 3.031.933 euros a los presupuestos de 2020.

Descripción de las obras
Este proyecto consiste en la construcción de una carretera de nuevo trazado que tiene su inicio en la intersección actual entre la NA-132 (Estella-Sangüesa) y la NA-6140 (Tafalla-Miranda de Arga) y su final en la conexión con la N-121 (Pamplona-Zaragoza) en el entorno de su cruce con la autopista AP-15. Tanto el inicio como el final de la variante se resuelve mediante intersección en glorieta.

El proyecto también incluye una nueva glorieta frente al polígono industrial La Nava para resolver la intersección de las carreteras N-121, NA-8602 (travesía de Olite) y el acceso al polígono.

La longitud total de la variante es de 2.850 m y sus principales características son: 2 carriles de 3,5 m y arcenes de 1,5 m en ambas márgenes. En la zona de terraplén se disponen bermas de 1 m en los márgenes, mientras que en las zonas de desmonte se disponen cunetas de 2 m de ancho más bermas de 1 m al pie del desmonte. Las glorietas tienen una sección tipo formada por dos carriles de 4,5 m cada uno, con arcén exterior de 1,5 m, interior de 0,5 m y berma exterior de 0,75 m. El firme estará formado por 15 cm de mezcla bituminosa y 20 cm de suelo de cemento, sobre explanada mejorada tipo E3.

Con el fin de garantizar la permeabilidad transversal de la vía y minimizar el efecto barrera se proyectan tres estructuras a distinto nivel que permitirán cruzar la nueva carretera desde la red de caminos existentes. Son dos pasos superiores, uno en el pk 0+690 y otro en el pk 2+660, y un paso inferior en el pk 2+020.

El proyecto incluye la reposición de once caminos y varios servicios afectados que son interceptados por el trazado de la variante: 3 líneas eléctricas aéreas, 5 canalizaciones de telefonía, 3 afecciones a la red de gas, 3 afecciones a la red de abastecimiento de la Mancomunidad de Mairaga, 1 afección a la red de saneamiento de pluviales, 6 afecciones a la infraestructura de riego de Aguacanal, 4 afecciones a la red de acequias de la Comunidad de Regantes, y 2 afecciones a la red de alumbrado, una del Ayuntamiento de Tafalla y otra propiedad de Audenasa.

Con estas obras complementarias se proyecta la instalación de una pantalla de protección sonora de 300 m de longitud y 3 m de altura en el margen derecho del tronco de la variante entre los ppkk 0+225 y 0+52, y se dotan de iluminación la intersección con la N-121 y la intersección con el polígono de La Nava.

Gobierno de Navarra

miércoles, 18 de julio de 2018

SÁNCHEZ YA EJERCE DE ALCAHUETE

Decían de Rajoy, pero el dominio de la elipsis demostrado este martes por Pedro Sánchez para evitar hablar de las mangancias atribuidas al anterior jefe del Estado han sido de académico de la Lengua, nivel Pérez Reverte o superior. El presidente ha articulado varias frases sin sujeto para contestar a las demandas de algunos grupos parlamentarios de crear una comisión de investigación sobre los negocios de nuestro cazador de elefantes favorito, y ni siquiera le ha hecho falta referirse a ese rey emérito del que estamos hablando, ni a la tentación rubia que vivía arriba y abajo suyo en aquellas noches locas en Suiza ni a la monarquía como institución para irse a toda pastilla por los cerros de Úbeda, provincia de Jaén.

Ya hubiera sido complicado no citar el nombre de pila de Campechano I y mucho más no mencionar el escándalo de las cintas grabadas a la bella Corinna sobre su ardoroso caballero renqueante. Evitar de una tacada cualquier referencia al caso y a la pareja y resolver la cuestión con un ya hablaremos del particular cuando comparezca el director del CNI ha sido un glorioso ejercicio de castellano al alcance de pocos elegidos. Si se ha encargado a la RAE una versión de la Constitución con lenguaje inclusivo es porque el nuevo inquilino de la Moncloa es modesto y no quiere alardear de su manejo de las omisiones, del asíndeton y hasta de la epanadiplosis, que eso sí que es para nota.

A nadie se le escapan las razones de la prudencia presidencial ante esta pústula sobrevenida que, sin comerlo ni beberlo, amenaza con derramar toneladas de pus sobre toda la acción del Ejecutivo. ¿Está el Gobierno en disposición de aceptar una investigación parlamentaria cuya primera medida sería llamar a declarar a su emérita enormidad para preguntarle si de aquellos polvos suyos vienen estos lodos? ¿Impulsará Hacienda una investigación tributaria al patriarca de los Borbones para comprobar si son ciertos sus testaferros, sus cuentas en Suiza y sus supuestas comisiones de golfo apandador?  ¿Habrá algún juez o fiscal con el valor necesario para actuar de oficio ante unas revelaciones, que más allá del pretendido chantaje del tal Villarejo, harían tambalear el modelo de Estado y a la coronada cabeza que lo representa?

Del no rotundo a estas preguntas cabe presumir que todo, si es que interesa que haya algo, se deslizará hacia la extorsión aparentemente perpetrada por el comisario en jefe de las cloacas, ya que indagar sobre la verdad conlleva asumir el mayor de los peligros, que es encontrarla. Y eso no puede consentirse porque desenmascararía al impune y a toda una corte de encubridores –presidentes, ministros, altos funcionarios, espías- que llevan décadas estando en el secreto y sirviendo de cooperadores necesarios a esta cleptomanía de manual. Tendría su aquel que ahora que estamos a punto de exhumar a Franco diéramos la extremaunción a toda una dinastía.

A cambio de no desestabilizar al régimen, Sánchez pasa a formar parte de la legión de alcahuetes con rango de general y tendrá que aceptar de buen grado comerse buena parte del  marrón como parte de su dieta. Compartiendo mesa y digestión estarán los líderes de esos partidos que se llaman de Estado y que, en realidad, son de cortijo, y creen que corriendo las cortinas y tapando las rapacerías hacen un servicio a una sociedad harta de que la ley sea igual para todos menos para los de siempre.

De hecho, fue inevitable ligar este presentido gatuperio con el anuncio de que el Gobierno no publicará el nombre de los beneficiarios de la amnistía fiscal de Montoro con la excusa de la irretroactividad de las leyes y la seguridad jurídica, principios que, al parecer, Sánchez desconocía cuando estaba en la oposición y prometía una vez a la semana dar a conocer la lista en cuanto el taxi le dejara en la Moncloa. Que se haya especulado con la posibilidad de que el patrón del Bribón figure en la misma a través de sus interpuestos es simplemente una maldita casualidad. “No voy a prevaricar, señorías”, advirtió el presidente. Si no fuera para llorar daría hasta risa.

Juan Carlos Escudier, en Público