Acabó el fin de semana pasado con Osasuna situado con un solitario punto por encima del descenso. Se encendían todas las alarmas pero la sensación era que las luces que nos las señalan estaban ya fundidas por parte de la afición. Por desgracia, las del equipo teníamos claro que pocas veces las habían encendido y estaban para poder usarse.
La semana comenzó con el aficionado casi derrotado, con la imagen de ver un ambiente en Pamplona de estar rendidos y con el final sentenciado. El tiempo ha demostrado que esa sensación era errónea y que, como siempre, un resultado positivo cambiaría todo. Osasuna movió ficha a media semana y su resultado ha sido óptimo. Osasuna somos todos, club, aficionados y prensa. Esta semana ha quedado muy, muy claro.
Podemos analizar si los actos son adecuados o no, si el club mantiene una política correcta en su relación con el aficionado o si este en momentos puntuales ha estado a la altura, tiempo habrá. Pero está claro que la respuesta ayer en la previa con el autobús y luego en el campo ha sido de las de enmarcar, no muy diferente de otros días pero ayer nos acompañó el resultado y no como el día del Athletic cuando afición y equipo estuvieron a buen nivel.
Y en estas que, después de un día jaranero total con ginkana, rastrillo solidario, comida y sobremesa, nos presentamos en un Sadar engalanado para la ocasión y embutido en la zamarra, rojillo como solo en las grandes ocasiones he hecho. Comenzó el partido y me empecé a tranquilizar. Veía un rival bizcochable al que solo le sobraba Lafita, pero mis nervios cambiaban conforme los minutos me enseñaban nuestra cruda realidad. Llevamos 30 goles y ayer se vio por qué.
Mendi entendió la semana a la perfección y al ambiente de batalla que se preparó lo acompañó él con una alineación de guerreros con muchas batallas en sus botas. Metió a su guardia pretoriana y a todo ello le puso un motor, un experto en estos partidos, un corazón rojo que decantó hacia dónde debía ir el partido. Don Francisco Puñal: has sido para mí siempre un referente por jugador y personaje, a partir de ayer pasas a ser el único ídolo futbolístico que tengo. Desayunar a su lado hoy en una cafetería ha sido un placer anónimo.
¿Para qué más análisis? El partido era para jugarlo como ayer, con rasmia, con corazón, con todo; tal y como lo dejó claro entre semana Oier. Qué más da si a Kike no le salió nada, si Nino volvió a fallar todo, si...Es igual, al final 1-0 y estamos muy vivos.
Se ganó la primera batalla. Quien crea que la guerra ya está ganada se podrá llevar un gran palo y sólo espero que no sea la plantilla quien se crea eso. Hemos tenido ejemplos esta temporada de relajación injustificada.
Sigamos con el toque de corneta y que Oier siga dejando el sábado en Granada el camino que Puñal nos dejó marcado ayer.
Desde los ojos de Irunsheme
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