Los acontecimientos en Nafarroa se han acelerado tanto que esta semana entrante es decisiva para el partido que la ha gobernado 22 de los últimos 23 años. Hay tres fechas claves en solo siete días: hoy a las 15.00 se cierra el plazo de presentación de candidatos para suceder a Yolanda Barcina como cabeza de lista; el sábado, día del patrón de Iruñea, se celebra el Consejo Político que salvo sorpresa elegirá el nombre; y el domingo se buscará darle un baño de masas en el Día del Partido, en Tutera.
La sucesión de Barcina parecía encarrilada en la figura del consejero de su gobierno José Javier Esparza, con cierto predicamento entre las bases y comités locales pero con escaso perfil político y muy poco tirón fuera de UPN. Sin embargo, el terremoto del «Navarrómetro» ha introducido nuevos factores en este proceso exprés. Por un lado, la constatación de que el electorado tradicional de UPN está absolutamente desmovilizado (hasta el punto de concedérsele ocho escaños frente a los diecinueve actuales), lo que parece reclamar un cabeza de cartel con más punch. Y por otro, la confirmación de que Barcina es hoy un personaje político completamente denostado (su valoración ha caído de 4,5 a 2 en estos cuatro años), con lo que la opción continuista de Esparza también queda tocada indirectamente.
Sin embargo, al mismo tiempo la encuesta coloca a UPN en una fragilidad tal que parece imponerse la máxima ignaciana de «en tiempo de tribulación, no hacer mudanza». A medio año de las urnas, una nueva guerra entre dos sectores, como la que partió a UPN exactamente por la mitad en el Congreso de 2013, podría ser la puntilla.
Así las cosas, a las 15.00 se sabrá si el sector crítico abiertamente con Barcina y representado por Miguel Sanz, que mantiene un silencio demasiado clamoroso desde que el viernes se conoció el «Navarrómetro», mueve ficha o no con la presentación de algún candidato. La senadora Amelia Salanueva, con una larga trayectoria, se declaraba dispuesta a dar batalla pero exigía para ello que la elección se realizara mediante primarias y no en los órganos de dirección que controla Barcina. Al no ser así, el jueves se daba por seguro que no concurriría, pero todo ha podido cambiar tras el sondeo. Y más aún cuando la elección se llevará a cabo en un Consejo Político de 232 miembros, que no parece tan fácilmente manejable. Sea cual sea el desenlace, resultará muy interesante saber cómo es recibida allí Barcina.
¿Solo Esparza y Rábade?
Por el momento, solo dos nombres han dado el paso. Junto a Esparza se presenta Juan Ramón Rábade, actual director del Hospital de Tutera y a quien se conceden nulas opciones frente a Esparza al tratarse de un candidato con menos perfil aún que el exalcalde de Agoitz.
Rábade ni siquiera ha sido consejero durante su larga trayectoria política, que inició en el Ayuntamiento de Iruñea y que tiene como jalones dos direcciones generales (Salud e Interior) en la época en que Sanz era presidente. En cualquier caso (Esparza también empezó a hacer carrera con Sanz), ambos son situados en una órbita continuista con la línea recorrida por Barcina. Y la candidatura de Rábade parece por tanto un mero intento de recrear una competición interna en la que salga vapuleado por Esparza, para así disimular la imagen de que ha sido el «dedo» de la presidenta el que se ha impuesto una vez más. Su perfil suena a sparring; de hecho, se ha presentado lanzando elogios tanto a Barcina como a su teórico rival Esparza.
Aritz Inxusta, en GARA
No hay comentarios:
Publicar un comentario