Así es como se titula la recomendable película dirigida por los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardene que nos cuenta la historia de Sandra, una trabajadora en una empresa que debe afrontar que el resto de la plantilla vote su futuro en la misma: ser despedida (lo cual conlleva un plus económico de 1.000 euros para el resto) o mantenerla en su puesto de trabajo. Durante dos días y una noche tratará de convencer a sus compañeros y compañeras de que es más justo renunciar a un beneficio personal que favorecer la pérdida de su puesto de trabajo. Si bien sorprende que el conflicto se nos presenta entre iguales (personas asalariadas) y la dirección de la empresa parece querer lavarse las manos en todo ello, democratizando la ejecución del despido, hay algo de real en este dilema que se refleja en la película.
Ciertamente, en nuestra sociedad, atenazada por el paro y el riesgo de la exclusión, la destrucción de empleo proviene casi exclusivamente de políticas empresariales bien definidas o de planes de contención del déficit en el ámbito público. Es decir, desde arriba. No obstante, como en la película, existe una responsabilidad colectiva en esta situación que viene desde abajo. Si reconocemos lo sindical como reflejo de lo que las plantillas buscan en sus empresas, observamos siempre relegada a las últimas posiciones de la lista de reivindicaciones la cuestión del reparto del trabajo o la reducción de abanicos salariales en pro de un mayor volumen de contratación y mayores niveles de igualdad.
En cierto modo, la ingente cantidad de personas en paro, aún sabiendo que el problema es estructural y que existen responsabilidades políticas y empresariales de primera línea sobre las que debemos presionar socialmente, mira al resto de personas trabajadoras (por lo menos a quienes todavía no padecen situaciones de extrema precariedad) desde la misma mirada de Sandra: ¿vais a permitir mi exclusión del mercado de trabajo porque pretendéis mantener vuestra situación individual del modo más favorable posible? Resulta muy frustrante para una persona en paro ver cómo se da el pluriempleo, la realización sistemática de horas extras, la escasa asistencia a las convocatorias que exigen medidas contra el paro y por el reparto del trabajo...
En este sentido, nos parece muy interesante la propuesta que el Colectivo de Personas en Paro hace a las organizaciones sindicales de Navarra, la creación de una «Comisión de Empleo» en todos los comités de empresa con el fin de llevar a cabo una acción sindical conjunta y comprometida con el control y limitación de las horas extras, con la creación de una bolsa de trabajo, con la limitación de la eventualidad, con el reparto del empleo, con la cobertura de todas las vacantes, etc... Es decir, que en el plano sindical-reivindicativo vayan tomando posiciones prioritarias aquellas propuestas dirigidas a responder al paro y a sus consecuencias, entendiendo que la solidaridad es el compromiso de compartir lo necesario. Compartir lo que nos sobra es caridad.
Desde Banatu Taldea aplaudimos esta propuesta y además creemos que la reducción del paro fortalece las plantillas (más numerosas, menos temerosas de la amenaza del paro) y contribuye a la conquista de otros derechos laborales colectivos. Por ello, lector o lectora de este artículo, te interpelamos como persona trabajadora a que animes y propongas esta medida en tu empresa (si tienes trabajo), dirigiéndote a la representación sindical en la misma. Hay que hacerlo ya; cuanto más tardemos, mucho peor, y ya se nos van acabando estos dos días y una noche para lograrlo. Por cierto, el final de la película del cine no os lo hemos contado... Será cosa de toda la sociedad saber cómo acaba nuestra propia película.
Iñaki Arzoz y Fernando Armendáriz, miembros de Banatu
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