martes, 9 de noviembre de 2010

NAFARROA BAI, LA IZQUIERDA Y EL NACIONALISMO

Nafarroa Bai está inmersa en un intenso, denso y a menudo tenso debate. Todo el mundo lo sabe, no se oculta e, incluso, algunos medios tienden a exagerarlo, ellos sabrán con qué fines. Es curioso lo que ocurre con los partidos y las organizaciones políticas en general. Cuando se debate (véase el caso de las primarias en el PSOE madrileño), desde dentro se apela a la higiene o buena salud democrática y desde fuera se critica, aludiéndose a la división y la escasa fiabilidad. Se llega a poner como ejemplo de buen funcionamiento el del PP, tan parecido al sistema del «dedazo» mexicano. Y siempre es lo mismo. ¿Quién es más fiable, quien debate internamente o quien en tiempos de crisis reorienta el presupuesto para seguir alimentando la cuenta de resultados de los de siempre, a costa de un inmenso derroche? ¿El que debate o el que promete cambio y asegura su disposición a adelantar por la izquierda, para quedarse en monaguillo del derrochador? ¿Quien debate o quien dice ser de izquierdas pero sanciona la operación de Banca Cívica?

Pero a lo que iba. La última entrega del culebrón NaBai es la decisión de Batzarre de salir de la coalición. Decisión inobjetable y que debe ser aceptada porque entra en el ámbito de soberanía de ese partido. Pero también lamentable por cuanto empobrece Nafarroa Bai al perder un capital humano y político valioso. En Nafarroa Bai, se ha repetido hasta la saciedad, no sobra nadie y todo el mundo tiene algo que aportar. Y, por supuesto, que no guste esa decisión (o que guste, que de todo habrá), no debe ser excusa para que se pierdan las formas y se falte al inexcusable deber de cortesía con quien ha sido socio tantos años. No cabe sino desear lo mejor a las personas que componen Batzarre.

Pero también es necesario introducir alguna lógica en el análisis para evitar desenvolvernos entre falacias. Se ha reiterado que Batzarre aportaba el componente no nacionalista a Nafarroa Bai y que, con su marcha, la coalición pasa a ser estrictamente nacionalista. Igualmente se argumenta que Batzarre asegura el ingrediente izquierdista vital para la coalición. No niego, es imposible hacerlo, que Batzarre sea de izquierdas o que no sea nacionalista vasco. Pero deducir que al marcharse desaparecen esas características de Nafarroa Bai es un exceso lógico que no se sostiene ni formal ni conceptualmente. Que otros lo digan, es normal. Es la vieja estrategia de repetir cansinamente algo con la esperanza de que el público se lo crea. Que lo diga la derecha política y mediática es normal: tiene miedo y agita los fantasmas de siempre (sus fantasmas) para seguir parasitando los recursos públicos de Navarra en beneficio de los suyos. Que lo diga el PSN es normal: con el papelón que han representado esta legislatura y unas expectativas poco halagüeñas, ponen su esperanza en la distorsión y la división de quien hace tiempo les adelantó por la izquierda. Que lo diga Izquierda Unida es normal: con un PSN desacreditado trata desesperadamente de convencer de que son «la» izquierda; y, además, no nacionalista. Lo preocupante es que sea asumido sin mayores reparos por las bases sociales de Nafarroa Bai, porque no es cierto. Si fuera cierto cuanto se dice desde fuera de Nafarroa Bai, y que a veces se asume internamente, ¿habría llegado a ser la segunda fuerza política en Navarra en un contexto tan hostil? Creo que no.

Nafarroa Bai es una coalición plural, rica, transversal, como se dice ahora, con un alma de izquierda y sensibilidades diversas, pero todas ellas progresistas. Y no vale apelar a lo que hacen sus componentes en otros ámbitos, sino a lo que hace Nafarroa Bai. Y lo que hacen otros que pretenden encarnar «la» izquierda (que, por cierto, han gobernado en Vitoria sin que se les abrieran las carnes). ¿Es acaso de izquierdas bendecir una operación de deslocalización que deja la institución financiera navarra por excelencia en manos de un tiburón financiero? ¿Es de izquierdas apoyarse en una de las patas del régimen de UPSN o aprobar el estafermo del Plan Moderna?

Que hay componentes claramente de izquierdas en Nafarroa Bai es innegable. Porque ser de izquierdas no se termina con el ejercicio más o menos benevolente o bienintencionado de algún tipo de beneficencia laica. Va mucho más allá y tiene que ver con la igualdad, los derechos sociales, la equidad fiscal, la sostenibilidad ambiental… Que Batzarre abandone Nafarroa Bai no significa que desaparezcan estos elementos definitorios. Queda mucho rojerío dispuesto a seguir trabajando por sus ideales y por la transformación efectiva de la sociedad navarra, más necesaria que nunca en estos tiempos de tribulación económica y desasosiego social. Y obsérvese que digo transformación, que pasa por la construcción de consensos sociales, la aceptación de las diferencias y las cesiones. No hay otro camino. La alternativa es sentarse en un rinconcito confortable a rumiar dogmas o principios irrenunciables mientras la vida pasa gestionada por otros.

Lo mismo cabe decir del nacionalismo (vasco). Al parecer, sin Batzarre, Nafarroa Bai se queda en una mera coalición nacionalista (vasca). Si consideramos las tres acepciones que recoge el DRAE para el término nacionalismo, creo que cualquier persona puede ser considerada nacionalista. Además, están quienes se definen a sí mismos como nacionalistas. Y, por último, quienes son calificados así, a modo de sambenito ultrajante o descalificatorio. Por ejemplo, si una persona considera que preferiría un estado vasco (o navarro) independiente, es calificada inmediatamente de nacionalista. Pero si es partidaria de mantener el actual estado de cosas o, incluso, se manifiesta a favor de aplastar cualquier intento de secesión, no es considerada nacionalista (española). Curioso e irracional. Yo, por ejemplo, no me definiría como nacionalista, al menos en la acepción fuerte del término. Como muchas personas que mantienen algún compromiso más o menos explícito con Nafarroa Bai; o como, estoy seguro, muchos miles de sus votantes. En el abanico político navarro hay nacionalismos, de uno u otro signo, mucho más nocivos, porque son excluyentes e intolerantes. Nafarroa Bai es posiblemente la única formación política en la que cabe toda Navarra. La Navarra de UPN, el PP o el PSN, su discurso y su práctica política, se basan en la exclusión o la marginación de una parte sustancial de la sociedad que pretenden gobernar, practicando una suerte de canovismo foral con rasgos de apartheid. Y en esa estrategia vale todo.

Las condiciones no son las mejores, pero Nafarroa Bai debe empeñarse ahora en presentar su mensaje al conjunto de la sociedad navarra, en explicar detalladamente sus propuestas y en actuar hacia fuera con la misma transparencia con que ha desarrollado sus debates internos. Seguro que la sociedad sabrá responder.

Juan Carlos Longás (en Quaterni)

No hay comentarios: