En 1452, Juan de Rada y Sarasa se afincó en Murillo el Fruto. Su palacio en la localidad vecina de Rada se encontraba en extremo maltrecho y asolado. En más de una ocasión esta villa había sido escenario de las luchas civiles entre agramonteses y beaumonteses. Este mismo conflicto banderizo selló la desaparición definitiva del enclave en 1455, cuando Mosén Pierres de Peralta lo arrasó tras tomar el castillo a Roger de Mauleón. De Rada se tienen noticias documentadas desde el siglo décimo. Sin embargo, los restos que quedan de las cimentaciones del castillo, en el extremo sur de la villa, hacen pensar en un origen bastante anterior. La villa, como apuntábamos, fue arrasada a fuego y los restos de hollín encontrados en estratos muy bajos en la mayoría de las construcciones excavadas dan fe de ello cinco siglos después.
Juan de Rada vino a Murillo tras concederle el rey Juan II permiso para trasladar su palacio a esta localidad. A la vez le concedió la alcaldía del castillo de Murillo el Fruto. El nuevo alcalde se hizo construir una casa palacio, de la cual se conserva aún parte. En la fachada de este edificio encontramos un blasón con sus armas, debajo del cual se halla colocada una lápida con la siguiente inscripción:
FUENTE SOY DE LA NOBLEZA DE MUCHAS CASAS HONRADAS Y SOY DE TODOS LOS RADAS ORIGEN, TRONCO Y CABEZA.
La contundencia de la frase hace pensar que. como en muchas otras, la familia Rada bien pudiera tener algún que otro problemilla con parientes que reclamarían para sí la transmisión familiar. De hecho, Pedro hermano de Juan, muerto éste, sostuvo pleitos herenciales con sus sobrinos y los tribunales resolvieron a su favor. Aunque poco pudo gozar de la heredad. Tras la invasión castellana de 1512, Pedro de Rada se mantuvo leal al rey navarro y tomó parte en el intento de Juan de Labrit por recuperar la corona. El castillo de Murillo fue uno de los sublevados. Los castellanos, sin embargo, no tardaron demasiado en apoderarse de nuevo de la fortaleza, apresaron al rebelde y lo ajusticiaron en Tafalla "descoyuntado a puros tormentos", según relata el historiador Garibay. El castillo corrió la misma suerte que la mayoría de puestos defensivos navarros al ser desmantelados por orden de Cisneros. Murillo volvía a recordar el origen de su nombre si damos por buena la etimología apuntada por Menéndez Pidal; según la misma derivaría del latín "fructus": roto, derruido.
Juan Carlos Berrio, en La Voz de la Merindad
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