"No es estrictamente necesaria desde el punto de vista del interés público la existencia de servicios de Alta Velocidad, sí es absolutamente interesante desde el punto de vista del interés público el que existan servicios de cercanías entre las ciudades». La frase, recientemente pronunciada en una jornada técnica ferroviaria en la localidad navarra de Castejón, no la pronunció ningún opositor al TAV ni ningún activista que "pinta'' de verde los ríos vascos como protesta contra esta red ferroviaria. Las palabras pertenecen al presidente de Renfe, Teófilo Serrán.
Esta velada confesión en la que se pone en tela de juicio este megaproyecto de la alta velocidad no es una gota de agua en medio de un océano. El plan para atravesar Euskal Herria con el TAV no va precisamente sobre raíles y es que al tiempo que las administraciones favorables insisten en echar el resto con esta apuesta ferroviaria, no pueden evitar las piedras en el camino. Eso sí, mientras que en regiones próximas como Asturias o Castilla-León han puesto el grito en el cielo porque sus prioritarios proyectos de autovías o incluso sus enlaces del TAV se han quedado sin presupuesto por los recortes estatales en Infraestructuras, en suelo vasco esta obra sigue siendo un órdago político.
El Gobierno de Lakua acaba de sacar a concurso dos nuevos tramos en Gipuzkoa, en concreto en el ramal previsto entre Bergara y Donostia, que de cumplirse los plazos -cosa que no ha pasado aún en todo el trazado de «Y vasca»- no estarían listos nunca antes de 2016. Una de las peculiaridades de este tramo es que incluye el llamado túnel de Zumarraga, de 5,3 kilómetros, cuyo coste por cada 1.000 metros será el más caro de toda la red del TAV en la Península.
Por lo que respecta a Nafarroa, allí el "tren'' se mueve mucho más despacio. El Gobierno de UPN acaba de consignar los primeros 43,2 millones para el tramo de TAV entre Iruñea y Castejón, cuyos trabajos comenzarán en el primer semestre del año venidero. Eso sí, el dinero sale del bolsiilo de los navarros, no del Estado.
Sin embargo, no todas son buenas noticias para este gigantesco proyecto, ni siquiera en el campo de la financión. Son gotas de agua que una tras otra forman un charco al paso del Tren de Alta Velocidad.
La Comisión Europea ha decidido hace unas fechas recortar más de 13 millones de euros al proyecto de alta velocidad Gasteiz-Dax, del total de 70 adjudicados, en vista de los sucesivos retrasos que acumula. Este dinero estaba consignado para los estudios preliminares de la conexión entre los Estados español y francés, así como al prediseño de la sección Donostia-Baiona y de las obras del tramo Astigarraga-Irun.
Precisamente, el cruce de la muga resulta el punto «menos avanzado» de toda la línea ferroviaria que vertebrará el suroeste de Europa, y es que tampoco estamos ante una ejecución sencilla. La UE calcula que tender las vías por los 45 kilómetros necesarios para unir Astigarraga con Baiona supondrá un coste de 1.250 millones de euros. Casi nada.
Pero el toque de atención, sobre todo, es para el Gobierno de París, cuyo proyecto de alta velocidad entre Burdeos, Dax, Baiona y Hendaia está en una fase muy inicial para diseñar el corredor. De hecho, aún se desconoce con exactitud por dónde pasará y desde la Unión Europea se da por hecho que las obras no concluirán hasta el año 2020. Es decir, que en Hego Euskal Herria se avanza a toda máquina para llegar a una vía muerta. El presidente de la sociedad pública encargada del proyecto Adif, Antonio González, reiteró en su última visita a suelo vasco que «el objetivo de terminar las obras en 2016 se mantiene inalterable».
Por lo que se refiere al trazado en dirección a la meseta peninsular, el AVE entre Valladolid y Gasteiz está en fase de ejecución hasta Burgos, y en sólo proyecto entre la capital burgalesa y la gasteiztarra.
El Círculo Español de Empresarios, nada sospechoso de alinearse con quienes no dejan de mostrar su rechazo al TAV en la calle, reconoce también en un reciente informe titulado "Una industria competitiva, clave para recuperar el crecimiento'', que la mejora de las infraestructuras del transporte de mercancías pasa, en lo que tiene que ver con el ferrocarril, por «reorientar las inversiones del tren de alta velocidad hacia actuaciones sobre la red convencional, para dar un impulso al transporte de mercancías y mejorar también tanto los horarios de prestación de servicios como los propios servicios relacionados con la logística».
Curiosamente, la liberación del transporte por carretera de miles de toneladas de mercancía era uno de los argumentos del TAV. Estudios realizados por el Gobierno de Lakua estimaban que, por ejemplo, la conexión ferroviaria entre Gasteiz y Bilbo permitirá eliminar de las carreteras unos 1.100 camiones diariamente.
El colectivo de asociaciones de defensa del medioambiente CADE, en Ipar Euskal Herria, auguró hace sólo unos días en Baiona que el modelo de transporte ferroviario de alta velocidad está llegando a un punto de agotamiento, «tanto en lo referente al coste financiero como en el aspecto técnico».
Haciéndose eco de lo que vienen manifestando diversos medios de prensa estatales, así como lo que van «descubriendo» en informes de responsables y técnicos de la SNCF (compañía estatal del tren) e, incluso, de la propia RFF (empresa estatal que gestiona la red ferroviaria francesa), Victor Pachon pronosticó -unas palabras que suenan a sentencia- que el TAV «correrá la misma suerte que el avión Concorde».
Expertos en ordenación del territorio e infraestructuras de transporte defendieron hace unas fechas que el escenario económico actual obliga a «racionalizar» las inversiones que se vayan a realizar en el Estado en materia de alta velocidad. Ocurrió dentro de la última jornada del VI Congreso Internacional de Ordenación del Territorio, celebrado en Iruñea con el auspicio del Gobierno navarro.
Estas ideas fueron expuestas en un debate titulado "La Alta Velocidad Española. ¿Desarrollo o Despilfarro?'' El profesor de la Universidad Politécnica de Madrid Ángel Aparicio opinó que se han «descuidado» hasta ahora soluciones mucho más «baratas» para acercar la Alta Velocidad a ciudades como Iruñea y que, además, podrían ser de «aplicación inmediata»: Un servicio intermodal que combine por ejemplo una línea de autobús con la alta velocidad; un Iruñea-Calatayud para enlazar con Zaragoza (alta velocidad) permitiría, a su juicio, analizar la «demanda real» y tomar la decisión de «si hace falta en ese caso llegar hasta Pamplona en alta velocidad porque, ya avanzo, alguien tendrá que poner mucho dinero para mantener esa infraestructura».
«Navarra se podría beneficiar ya del hecho de que exista una corredor a unos kilómetros, el de Madrid-Zaragoza-Barcelona, y a lo mejor se podría hacer un mejor uso de él y constatar su rentabilidad», sugirió, por su parte, el ex director general de Cedex (Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas), organismo dependiente del Ministerio de Fomento.
Joseba Vivanco, en GARA
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