martes, 9 de noviembre de 2010

LA PARLAMENTARIA NAVARRA NEKANE PÉREZ RELATA SU EXPERIENCIA DEL AEROPUERTO DE CASABLANCA

¿Cuál era el motivo de su viaje, su misión en El Aaiún?

El fin de semana pasado tuvimos una reunión de la EUCOCO (Conferencia de comités de apoyo al pueblo saharaui) y allí, los saharauis de territorios ocupados pidieron por favor, viendo cómo estaba la situación, que no se retrasaran más las visitas a los territorios ocupados y que necesitaban observadores internaciones. Esa era nuestra misión allí, ser observadores internacionales en los campamentos. El sábado nos íbamos a reunir con la familia de Nayen Elgarhi, el chico asesinado, y al día siguiente teníamos visita a los territorios ocupados.

¿Les pusieron alguna pega para entrar en Marruecos?

Tuvimos algún problemilla, pero conseguimos entrar. Tenemos el sello que certifica que entramos en territorio marroquí aunque ellos se empeñen en decir que no, que estábamos todo el rato en territorio internacional.

¿Cuándo comenzaron los problemas?

Cuando llegamos por la tarde a embarcar, después de pasar todos los controles policiales y ver que no nos podían retener de ninguna manera más o menos legal, se inventaron un problema como el que teníamos el billete duplicado, que si no estaban bien hechas las cosas... Nos empezaron a dar vueltas por el aeropuerto, no sabíamos dónde estábamos, al final nos llevaron a internacionales y nos dejaron en un pasillo. Primero dijeron que no habría problemas, que salíamos en un avión más tarde pero era un continuo cambiar de opinión, no nos explicaban nada: ni por qué, ni para qué, pero nos fueron quitando cosas. Al final nos quitaron el pasaporte con la excusa de que nos iban a dar un billete nuevo, y después nos dijeron que ni a El Aaiún ni a ningún sitio, que nos devolvían a casa y que no nos podíamos mover de allí. Sin pasaporte y sin billete de embarque.

¿Cómo fue el trato personal?

Como nos vieron en todo momento hablando por el teléfono con los medios, por la noche, muy tarde, nos dieron los pasaportes, después los billetes de embarque. En ningún momento nos ofrecieron ni comida ni bebida.

¿Pensaron en algún momento en intentar llegar a El Aaiún de otra manera?

Estuvimos barajando otras opciones para llegar a El Aaiún, pero después de pensarlo vimos que iba a ser peor porque era una excusa para considerarnos provocadores. Era difícil de conseguir llegar y ademas, estábamos muy controlados. Aunque no teníamos una orden de detención si salíamos fuera, podíamos haberla tenido. Esto hubiera complicado mucho todo, con lo cual nos quedamos allí y muy tarde nos dijeron que sobre las 9 de la mañana podríamos coger el avión.

¿Pudieron salir del aeropuerto?

Nos obligaron a quedarnos. Primero dijeron que podíamos ir a un hotel pero después nos dijeron que nos teníamos que quedar en el aeropuerto y que para salir de ahí tenía que venir el cónsul.

¿Y acudió finalmente?

El cónsul no tenía muchas o ninguna gana de ir y nos dijo que no podía entrar... Al final llegó a las 2 de la madrugada y nos contó que había tenido que hacer unas gestiones terribles para entrar, pero a pesar de que estaba ahí, tampoco pudimos salir, por lo que queda claro que aunque no teníamos un papel que dijera que estábamos retenidos en realidad lo estábamos.

¿Qué es lo que ha llevado peor?

Que íbamos a El Aaiún para que no pasase lo que ha pasado y se ha hecho demasiado tarde.

Al menos al ser unos personajes públicos, han denunciado lo que ha pasado y se ha sabido un poco más de la realidad que se vive allí...

Si algo hemos dejado claro desde el principio es que ha habido un apoyo muy grande por parte de los medios. Fue un movimiento, una presión mediática muy importante y al final no les quedó más remedio que devolvernos lo pasaportes y las tarjetas de embarque. Si no hubiera sido por la presión mediática, hubiera sido peor aunque finalmente seguro que nos hubieran liberado porque éramos muy molestos para ellos.

Una vez en casa, ¿qué sensación le queda de todo lo vivido?

El domingo ya empezamos a notar, más que cansancio, un poco de malestar porque nos daba rabia no haber podido terminar lo que empezamos, no pudimos acercarnos a El Aaiún para poder poner el foco de información allí, que era lo que había que hacer, y no nos han dejado.

¿Qué opinión le merece la posición de España y de los organismos internacionales en este conflicto?

No sé qué más tiene que pasar para que España adquiera una posición mucho más firme en este asunto, al igual que los organismos internacionales. Hace falta una posición clara porque si no el Sáhara tiene una situación muy difícil. Marruecos dice que hay democracia, pero en realidad eso no existe allí.

¿Recibió apoyo de las instituciones navarras?

Yo no iba allí como parlamentaria de Navarra pero bueno, fui yo la que tuve que llamar a la presidenta del Parlamento, Elena Torres, y no al revés. Al menos Rodolfo Ares (consejero de Interior del Gobierno Vasco) hizo gestiones para movilizar al cónsul y que acudiera para hacer algo, pero desde Navarra, nada. Por contra, he tenido un gran apoyo social, de gente, en redes sociales, que te animan pero institucionalmente la verdad es que no.

Aunque sea desde la distancia seguirán trabajando para ayudar al pueblo saharaui. ¿Qué acciones tienen en marcha?

Hoy (por ayer) nos juntamos con las asociaciones y los grupos políticos para hacer un calendario de concentraciones de repulsa al ataque al pueblo saharaui. A nivel estatal invito a toda la sociedad civil a participar en la manifestación que se va a celebrar en Madrid este sábado día 13.

Diario de Noticias

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