De acuerdo con una encuesta de opinión recientemente efectuada en Rumanía, la mayor parte de la población afirma que la vida era mejor con el partido comunista en el poder que en la actualidad bajo el capitalismo. El grueso de los encuestados daba una visión positiva del comunismo, y más del 60% lo consideraba una "buena idea" en principio. Los encuestadores observaron un incremento significativo de la afinidad con el ideario comunista en comparación con una encuesta similar realizada cuatro años antes.
Realizada entre agosto y septiembre del presente año por el instituto rumano de sondeos de opinión CSOP, la encuesta mostraba que más del 49% coincidía en que la vida era mejor bajo el gobierno del fallecido líder comunista Nicolae Ceausescu, mientras que sólo el 23% pensaba que la vida hoy es mejor. El resto daba una repuesta neutral o ns/nc.
Las razones ofrecidas para la evaluación positiva del período comunista eran principalmente económicas; un 62% mencionó la disponibilidad de puestos de trabajo, el 26% las condiciones de vida dignas y el 19% la vivienda universalmente garantizada.
La encuesta fue patrocinada por la organización IICMER (Instituto para la Investigación de los Crímenes del Comunismo y de la Memoria del Exilio Rumano), financiada públicamente con el fin de contribuir a la labor de "educar" a la población sobre los males del comunismo. Entre las decepciones más amargas que los resultados de la encuesta proporcionaron a esta organización se cuentan respuestas a la pregunta sobre si los encuestados o sus familias habían sufrido bajo el sistema comunista.
Sólo el 7% de los encuestados dijo haber sufrido bajo el comunismo, con un 6% adicional que, no habiendo sufrido daño personal, afirmaba que sí lo había experimentado algún miembro de su familia. También aquí las razones ofrecidas eran sobre todo económicas: la mayoría se refería a la escasez que se produjo en la década de 1980, cuando Rumanía puso en marcha un programa de austeridad con el fin de reembolsar la deuda exterior del país. Una pequeña parte de la minoría que había sufrido durante el período comunista opinaba que habían salido perjudicados al ser nacionalizadas sus propiedades, y un puñado (el 6% de los que recordaban malas experiencias bajo el comunismo) decían que mientras los comunistas estaban en el poder, ellos, o algún miembro de su familia, habían sido detenidos en algún momento.
Retorciendo a discreción el resultado de la encuesta, el IICMER señaló que las numerosos encuestados (el 41% y el 42%, respectivamente) estaban de acuerdo con la afirmación de que el régimen comunista era o criminal o ilegítimo. Unas minorías importantes (37% y 31%) estaba en desacuerdo de forma explícita con esas afirmaciones, y el resto se mostraban neutrales o no se pronunciaban.
Además, aunque la mayoría de los participantes valoraran positivamente el comunismo –sólo el 27% declaraba estar en desacuerdo de principios con él—, la mayoría de los que dieron una opinión definida también pensaban que las ideas comnunistas no se llegaron a poner por obra de la mejor manera antes del cambio de régimen en 1989. El 14% daba la respuesta inequívoca de que el comunismo era una buena idea y de que se había llevado a la práctica de la mejor manera en Rumanía.
Así pues, una buena parte de los rumanos indecisos sobre si el comunismo fue o no una forma legal y legítima de gobierno y una gran mayoría de los que decían que el comunismo se llevó a la práctica de forma incorrecta eran, sin embargo, inequívocos cuando opinaban que el sistema puesto por obra por el Partido Comunista Rumano, con todos sus defectos, ofrecía una vida mejor para la gente que la que ofrece el capitalismo de nuestros días.
Antes de que los comunistas tomasen el poder en Rumania, la mayor parte de la población era analfabeta y no tenía acceso a la atención sanitaria. Únicamente una minoría de la población rural, que era la predominante, tenía acceso a la sanidad o disponía de corriente eléctrica. Las tasas de mortalidad infantil se encontraban entre las peores de Europa y el pronóstico de vida era inferior a los 40 años debido a la inanición y a otras enfermedades. El régimen de derecha rumano se alió con Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, y en el marco de esa alianza capitalista se envió a la mayoría de la población judía del país a los campos de exterminio nazis.
Aupados al poder tras la victoria soviética contra la Alemania nazi en 1945, los comunistas rumanos, hasta ese momento un grupo ilegal de lucha clandestina contra el gobierno rumano pro fascista y los nazis, ascendían a unos pocos miles. A pesar de ello lograron movilizar el entusiasmo de la gente para reconstruir su país devastado por la guerra. Acabaron prácticamente con el analfabetismo, los servicios sanitarios mejoraron y se ampliaron de forma masiva, y -como los encuestados por el CSOP revelan— los puestos de trabajo, la vivienda y los niveles decentes de vida se hicieron accesibles para todos.
Animado por esos éxitos, el gobierno comunista dirigido por Nicolae Ceausescu se endeudó durante la década de los 70 con la compra de equipos industriales costosos a Occidente, a fin de aumentar la tasa de crecimiento económico del país, con la esperanza de que los países occidentales incrementarían sus importaciones de productos rumanos. Esa estrategia fracasó, y el programa de austeridad implantado entonces para poder pagar la deuda nacional dio lugar a un resentimiento creciente.
Nicolae Ceausescu y su esposa Elena fueron ejecutados por un pelotón de fusilamiento el día de Navidad de 1989. Su sentencia de muerte se dictó después de un juicio sumario ordenado por los nuevos dirigentes reformistas del país: fueron declarados culpables de crímenes contra el pueblo rumano.
Pero a pesar de esa condena, y aunque la opinión general que se refleja en los resultados de la encuesta CSOP es que el sistema comunista, tal como se aplicó en Rumania, fracasó, sólo una pequeña minoría de los consultados en la encuesta (15%) dice que el ex jefe comunista Nicolae Ceausescu fuera un mal líder. La mayoría se mostraron neutrales o indecisos al respecto, y el 25% afirma que el liderazgo de Ceausescu había sido bueno para el país.
En su valoración de los resultados de la encuesta, el IICMER observa que los rumanos están muy lejos de ser únicos en su valoración positiva del comunismo del pasado siglo. Según una encuesta realizada en varios países del Centro y el Este de Europa en 2009 por el Centro de Investigación estadounidense Pew, el porcentaje de población en países exsocialistas que considera la vida bajo el capitalismo peor de lo que fue durante el período comunista, es la siguiente:
Polonia: 35%
República Checa: 39%
Eslovaquia: 42%
Lituania: 42%
Rusia: 45%
Bulgaria: el 62%
Ucrania: 62%
Hungría: 72%
Particularmente significativo en los resultados de la encuesta CSOP/IICMER de 2010 en Rumania es que, a medida que adquieren más experiencia en la vida bajo la economía de mercado, la gente se vuelve cada vez más negativa con respecto al capitalismo y más positiva con respecto al comunismo. En la encuesta anterior, realizada en 2006, el 53% expresaba una opinión favorable hacia el comunismo; en la de 2010 el procentaje favorable subía hasta el 61%.
Las conclusiones de la encuesta del CSOP no resultan sorprendentes, si se recuerda lo sucedido desde que se reintrodujo el capitalismo: una pobreza creciente, un aumento de la tasa de desempleo y de la inseguridad. El sistema de salud rumano está actualmente en crisis, y los trabajadores del sector público han visto su sueldo recortado en un 25%.
James Cross (recogido por Sin Permiso)
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