Desde su llegada a la alcaldía, León de la Riva ha impuesto una forma de hacer totalmente autoritaria que le ha llevado a no dialogar con ningún interlocutor social, zanjando toda oposición a sus planteamientos con la frase “sobre este tema no admito discusión”.
Acostumbrado a hacer de Valladolid su cortijo, algo que le ha valido innumerables sentencias en contra por actuaciones urbanísticas contrarias a las leyes, en abril de 2007 protagonizó uno de sus mayores excesos verbales cuando, durante una visita a una obra, un joven le recriminó su actuación y él respondió “mira el valiente cómo da la cara; qué machotes son estos hijos de puta”.
Quizás lo más llamativo, por el revuelo mediático que causó, fue la orden de carga policial contra las miles de personas que celebraban la noche de San Juan en la playa fluvial de Las Moreras, fiesta que se viene haciendo desde hace muchos años. Menos repercusión han tenido decisiones como la recuperación para la fachada del Teatro Calderón de una placa que conmemora la fusión entre Falange Española y las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS).
Otro episodio recordado fue su participación junto con tropas de la Legión en una procesión de Semana Santa, en la que además se empeñó en sacar un paso de gran valor artístico pese a que llovía abundantemente, sin reparar en el daño que la escultura sufrió por la lluvia.
Ya dejó patentes sus ideas desde sus tiempos de estudiante en la Facultad de Medicina, a la que según fuentes consultadas solía acudir con pistola. Ligado a organizaciones falangistas, era conocido por reventar violentamente asambleas de estudiantes (preparó un escándalo en un homenaje a Antonio Machado, se opuso a la creación del Sindicato Democrático de Estudiantes, etc.).
Ya como alcalde promulgó una ordenanza eufemísticamente denominada “antivandalismo” que encubría la vulneración de los derechos de reunión, manifestación y libertad de expresión, como dictaminaron los tribunales. Expedientó al Jefe de Inspección Tributaria por inspeccionar al Real Valladolid y determinar que debía pagar cien millones de pesetas en impuestos (de nuevo los tribunales fallaron en contra del la actuación del alcalde) y tuvo problemas con miembros de su propio partido por el cobro de dietas cuando era diputado regional.
Todo ello le ha valido en Valladolid, el sobrenombre de “Javier Corleone de la Riva”.
Alba C. (en Diagonal)
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