sábado, 20 de noviembre de 2010

LAS CAMPANAS DIVIDEN PUEYO

Hace varias semanas que el sonido de las campanas de la parroquia de Pueyo está siendo motivo de discordia entre los vecinos. Y es que el cambio de maquinaria al que fue sometido el reloj hace un año no ha contentado a todos por igual. Mientras que algunos habitantes de las casas que lindan con la iglesia se han movilizado organizando una recogida de firmas para exigir que el sonido de las campanas cese por las noches, otros han optado por la misma metodología, es decir, por la recogida de firmas, pero esta vez para exigir todo lo contrario, que el reloj siga dando las horas como lo hace en la actualidad, de día y de noche.

Los Amigos y Amigas del Barrio Afectado, nombre con el que se han dado a conocer los vecinos que exigen el silencio de las campanas de 22 a 8 horas, explican que "desde que se cambió la maquinaria del reloj no hay quien descanse; las campanadas son tan potentes y su reverberación es tan grande que no es posible dormir. Antes de que se cambiase la maquinaria no nos habíamos quejado, pero ante esta situación no nos ha quedado más remedio que exigir que se cumpla nuestro derecho constitucional a descansar".

Uno de los afectados, Iñaki Gil, señala que "la recogida de firmas fue una iniciativa espontánea y no entendemos que nuestra petición haya traído tanto revuelo. Además, existen leyes que avalan lo que decimos como la Ley 37/2003 del Ruido que especifica que se podrán emplear dispositivos sonoros como el de las campanas de una iglesia, en horario diurno de 8 a 22 horas y con el límite de 90 decibelios; o el Real Decreto 1367/2007 que estima en 25 decibelios el nivel máximo a soportar dentro de un dormitorio en horario de noche".

El alcalde de Pueyo, Pedro Leoz, recogió el testigo de los vecinos afectados y sacó un bando en el que comunicaba el cese de las campanas de 23 a 7 horas. La sorpresa llegó cuando otros vecinos favorables al sonido nocturno de las campanas, no contentos con el bando municipal, optaron por movilizarse y recogieron una cantidad de firmas superior a la de los afectados, aunque no han querido pronunciarse para este periódico.

Pese al trance, Leoz quita hierro al asunto y señala que "entiendo que si los vecinos están habituados a un sonido y se lo cambian, es normal que les afecte. También creo que la campana posiblemente cumpla la normativa pero si molesta, molesta, eso es relativo. De todos modos, hablando se entiende la gente y lo más lógico es que se llegue a una solución razonable para todos. No va a haber ninguna guerra por este tema. Hablaré con el párroco y veremos a qué solución llegamos, pero sinceramente no creo que el párroco se oponga a quitarlas".

Precisamente el párroco, Gregorio Martínez, está dispuesto a "hacer lo mejor para todos. Unos dicen que suena mucho y otros poco, pero toda la vida se ha dicho lo mismo. A algunos les gusta el sonido del reloj y a otros les molesta. El alcalde me llamará y veremos. De todas formas desde el Ayuntamiento pidieron que la población opinase y la mayoría de gente quiere que continúe el reloj. Creo que los afectados deberían hacer una medición para ver en qué situación nos encontramos".

Ainara Izko, en Diario de Noticias

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