miércoles, 6 de noviembre de 2013

MIGUEL IZU: "UPN RECHAZA EL EUSKERA PORQUE PIENSA QUE ES EL ARMA DEL ENEMIGO"

Prologado por el expresidente del Gobierno de Navarra y de CDN, Juan Cruz Alli, Miguel Izu presentó ayer su última obra. Se centra entre otras cosas en el euskera, razón por la que ha tenido que ser editado en San Sebastián por la Fundación para el Estudio del Derecho Histórico y Autonómico de Vasconia.
¿A quién va dirigido este libro?
Sobre todo a la comunidad jurídica: abogados, funcionarios, jueces... También interesará a todo el que tiene alguna relación con las lenguas y las políticas lingüísticas. Pero como es un tema políticamente conflictivo también puede interesar a gente que sigue el debate político.
En pocas palabras, ¿qué se va a encontrar quien lea este trabajo?
Muchas cosas. Empiezo con un planteamiento general y explico la relación de las lenguas con el Derecho, con la política, con el poder... Luego desciendo poco a poco y abarco el régimen lingüístico en la Unión Europea (UE), en España y en Navarra. El mayor número de páginas trata sobre la legislación que tenemos, pero también entro a estudiar cómo están las lenguas en la toponimia, en las instituciones, en la enseñanza y en los medios de comunicación, etcétera.
El libro lo prologa Juan Cruz Alli, quien entre otras cosas afirma que "las diversas opciones ideológicas utilizan las lenguas como instrumento de lucha identitaria, nacional e ideológica".
Así es. Detrás de cada política lingüística hay una ideología lingüística y muchas veces conectada con una ideología política. No se pueden hacer discursos ocultando lo que hay detrás. Hay que poner todas las cartas sobre la mesa y luego jugarlas.
Sostiene usted que la lengua es un instrumento sobre todo del poder político. ¿Por qué tiene tanto interés el poder en la lengua?
Tan sencillo como que es un instrumento de comunicación. El poder necesita comunicarse con sus súbditos y siempre ha utilizado la lengua, que no es algo aislado que nos da la naturaleza, sino que la propia creación de las lenguas depende mucho de las relaciones sociales y de poder. Hay que ser consciente de que la existencia de unas lenguas y no de otras se debe muchas veces a decisiones políticas.
De todas las comunidades autónomas que tienen dos lenguas oficiales, Navarra es con diferencia la que tiene menos porcentaje de población bilingüe. ¿Qué responsabilidad tiene de esto la Administración?
Esto es una larga historia, pero el que avancen unas lenguas y retrocedan otras tiene mucho que ver con la situación política. ¿Por qué el castellano es la lengua oficial en España y no lo es el gallego o el catalán? Evidentemente por unas circunstancias políticas. La monarquía más poderosa fue la castellana y conquistó más territorios.
Incluida Navarra.
En Navarra avanzó primero el romance navarro y luego el castellano, y retrocedió el euskera. ¿Por qué? Porque la elite política del reyno de Navarra empleaba el romance y no el euskera.
¿Y en la actualidad?
En Navarra hay un reto de proteger la lengua débil, que es lo que se supone que tienen que hacer las leyes.
¿Y está suficientemente protegida?
Yo creo que no. En algunos aspectos sí lo está, pero en otros menos y algunos nada. Como hay una confrontación política muy fuerte en torno al euskera, esto ha impedido hacer una política más racional y más razonable. De todas formas, el euskera va a seguir estando en una situación de minoría por unas circunstancias históricas. Así como hay comunidades que se pueden plantear que toda la población alcance el bilingüismo de forma natural, en Navarra es irrealizable en estos momentos. Probablemente la política lingüística tendrá que ir orientada a que no desaparezca en las zonas donde ha sido tradicional, a que se mantenga y avance donde ha desaparecido o retrocedido y, sobre todo, a que los ciudadanos tengan la opción de aprender y utilizar las dos lenguas en cualquier ámbito. Ese es el reto, complicado de conseguir, y que no está bien resuelto con nuestra legislación.
El libro recoge el dato de que la población bilingüe en Navarra ha pasado del 9,5% en 1991 al 11,7% en 2011. No es un gran avance.
Avanza poco, pero al menos después de varios siglos ha dejado de retroceder. La clave de esto viene de la incorporación del euskera al sistema educativo. Fuera de él, una lengua se extingue. Pero no se puede esperar un crecimiento espectacular. El euskera es la lengua débil y lo va a seguir siendo. Su competencia es con una lengua muy potente como el castellano y ahora compite también con el inglés, por lo que los avances van a ser moderados. Es absurdo establecer como objetivo político que todos los navarros conozcan el euskera, porque no se adecúa a la realidad histórica, social y política. Lo realista es conseguir que vaya creciendo su número de hablantes y, sobre todo, que quienes quieran aprenderlo tengan la opción de hacerlo.
No es algo tan fácil en Navarra, que es la única comunidad con dos lenguas oficiales donde existe una zonificación.
Eso no es exacto del todo. Hay otras dos comunidades con zonificación, aunque no como aquí, donde en unos sitios es lengua oficial y en otros no. En la Comunidad Valenciana hay unos municipios de predominio valenciano y otros de predominio castellano, pero la oficialidad se extiende a todo el territorio. En Cataluña tienen tres lenguas oficiales desde 2006: castellano, catalán y aranés. No han hecho una zonificación expresa, pero sí se da de facto, ya que la incorporación del aranés al sistema educativo se ciñe al valle de Arán. No obstante, si un ciudadano presenta en cualquier dependencia administrativa un escrito en aranés se lo tienen que admitir en toda Cataluña. Por lo tanto, la zonificación no es necesariamente mala. Lo que no es razonable es como se ha hecho en Navarra, que en las zonas no oficiales ni se contempla que haya otra lengua. Dicho esto, creo que no se debe hacer la misma política lingüística en Elizondo y en Tudela
¿Qué se debería hacer Navarra?
Al menos que donde el euskera no es oficial se considere como mínimo una lengua protegida por la Carta Europea de lenguas minoritarias, por la Constitución española y por la Ley Foral del Vascuence. A veces se quiere hacer ver que en la zona no vascófona no existe el euskera. ¡Claro que existe!, y tiene un régimen de protección. Por ejemplo, la UE tiene 24 lenguas oficiales, la última el croata y cualquier ciudadano puede dirigirse en croata a las instituciones de la UE y nadie le va a preguntar si vive en Croacia.
Mencionaba antes la relación entre lengua y poder. ¿Reside ahí, por lo tanto, la razón por la que el desarrollo del euskera siempre está envuelto por cierta tensión?
Claro. Hay una lucha política, que sucede en todas partes, solo con la diferencia de que en otros lugares han acertado al buscar los consensos. En Navarra, en cambio, no ha habido consensos y su desarrollo ha sido más conflictivo. Un problema de este tipo tienen ahora en Baleares, donde durante muchos años hubo una política bastante consensuada que no ha dado mayores problemas hasta que el actual Gobierno ha roto esos consensos al imponer el inglés por delante del catalán y por ello tiene la bronca que tiene. Por desgracia, en Baleares han tomado el ejemplo de Navarra
¿En Navarra cree que UPN tiene miedo a que crezca la población vascoparlante?
Sí, sí. Lo explico en el libro con una frase textual de Jaime Ignacio del Burgo: "El euskera es el caballo de Troya del nacionalismo en Navarra". Y evidentemente, si es el caballo de Troya, no lo dejas entrar y lo paras. Esa es la política reactiva que ha tenido UPN con alguna excepción, como pudo ser Juan Cruz Alli, que tuvo que irse. Pero en general UPN piensa que el euskera es el arma del enemigo y lo rechaza. Si hay más euskera, va a haber más nacionalistas.
Y si hay más nacionalistas, ¿UPN dejará de ser la primera fuerza?
Evidentemente. Está con ese miedo y lo que hace es frenar las políticas de desarrollo del euskera. Ese es el problema de fondo, que UPN no quiere ceder más terreno con el euskera porque tiene miedo de que después le conquisten más.
Javier Encinas, en Diario de Noticias

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