martes, 19 de noviembre de 2013

METÁFORAS DE LA CRISIS

Cuando Rajoy, ese presidente de mirada revirada que nunca sabes por donde va a sacar la daga, dice que todos vamos en el mismo barco, o que esto -la crisis- lo tenemos que levantar entre todos, lo que quiere decir es que entre todos la hemos pringao. Lo cual no es verdad. Pero su metáfora del barco, además de falsa, es peligrosa. Muy peligrosa. Porque su propuesta de salir de la crisis de manera grupalista, propia de una ideología igualitarista es falsa, intencionada y perversa. Porque no somos ni hemos sido iguales ante la crisis. Cuando Rajoy nos dice, con esa manera de hablar que tiene de seminarista envalentonado, que hay que remar todos juntos y nos anima a hacerlo de manera comunitaria, nos está chantajeando y manipulando. Nunca el gobierno de las palabras fue tan eficaz. "Ahora es el momento de remar todos juntos, al margen de cómo piense usted, no importa su ideología, lo primero es lo primero", ha dicho. Y nos anima, casi nos ordena, a olvidarnos de las diferentes maneras de vivir con esta crisis. Las desiguales escalas sociales que ocupemos. Rajoy desprecia y obvia así la brutal desigualdad social que existe. La diferente responsabilidad de unos y otros ante este canibalismo social que nos gobierna. Porque no se puede pedir los mismos sacrificios a los pobres que a los ricos. Pero más aún, su metáfora de los remeros es tóxica. Remar todos juntos nos remite a un dispositivo de coordinación y sincronización mecánica de nuestras conductas: a la vez, sin distinción. Ni podemos, ni debemos remar a la vez. Tras este mensaje disciplinante se esconde la obediencia debida, el acatamiento a la orden. Esto o convertirnos en la mejor herramienta del silencio. Rajoy nos reclama unidad para salir de la crisis, pero en el fondo apela a la conciencia privada. Y nos culpabiliza por decreto. Y esta es la salida disciplinaria a la crisis. Primero nos dijeron que no pensáramos, después que no actuáramos y finalmente nos ordenarán que no nos emocionemos. Entonces lo irreparable se habrá convertido en virtualidad.

Paco Roda, en Diario de Noticias

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