viernes, 16 de diciembre de 2011

LOS GANADEROS DE MARCILLA, FALCES, PERALTA Y FUNES, INDIGNADOS POR LA DEGRADACIÓN DE LA CAÑADA

Los ganaderos de localidades como Marcilla, Falces, Funes y Peralta están indignados por la situación de "injusticia" que están viviendo. Desde hace varios años las cañadas reales que atraviesan sus municipios están desapareciendo porque se está construyendo en ellas "sin permiso".

"Hace doce años Caja Rural edificó una bodega en la cañada y hace dos se hizo la vaquería de Caparroso, sin licencia y en terreno no urbanizable (de hecho, una sentencia del TSJN anuló dicho permiso). Sin embargo, la gota que ha colmado el vaso es que han puesto regadío en mitad de la cañada sin respetarse los límites", aseguraba Alfonso López, ganadero marcillés.

El Departamento de Medio Ambiente puso dos denuncias que ahora se encuentran en los servicios jurídicos, aunque a los ganaderos ya les han avisado de que la situación "pinta muy negra".

En este momento hay siete ganaderos de la Ribera Alta (dos de Peralta, dos de Marcilla, dos de Funes, y uno de Falces) que pasan por esas cañadas unas ocho veces al año y que cuentan con cerca de 12.000 ovejas. "Parece que no tienen terreno más allá que se tienen que meter en la cañada. ¿No han visto las piedras que marcan el límite? Esta tierra no es suya, no es de nadie y es de todos.", afirmaba López. Para estos ganaderos, que se agrupan en la Asociación de Ganaderos de Bardenas, su mayor preocupación es que las ovejas coman algún pesticida o veneno que hayan echado por allí. "Las ovejas ahora no ven el límite, no hay nada que sirva como referencia. Si comen algún veneno la lías".

Hace dos años ya se pronunciaron contra estas construcciones y después de Navidad se planteará alguna otra movilización. "Lo que pedimos es que se deslinden de la cañada, y si tienen que pagar más terreno, pues que lo paguen porque si yo me meto en la carretera, al día siguiente ya estoy denunciado. Queremos lo nuestro, nada más", comenta López que añade disgustado que la suya "es una profesión que va a desaparecer porque nadie nos hace caso. Nos sentimos indefensos porque todo son problemas y nadie te echa una mano. Te dan ganas de dejarlo todo, pero ¿qué vas a hacer si llevas toda la vida en esto?".

La vaquería situada en Caparroso, además de estar en la cañada, arroja sus vertidos en los campos de otros municipios como Marcilla. "Los dos tractores cisternas que tienen arrojan los vertidos en Marcilla, muy cerca del río Aragón. El Ayuntamiento tuvo que poner en su día unos filtros porque estaban envenenando el agua", asegura López, que añade que "cuando pasan con esos tractores para arrojar los restos, el olor es insoportable. Lo peor que te puedes imaginar, pues diez veces peor".
María San Gil, en Diario de Noticias

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