Debería ser un motivo de extrema preocupación para la ciudadanía navarra la autoexclusión de nuestro Gobierno de la eurorregión Aquitania-Euskadi, que nace para facilitar la movilidad y las relaciones de los ciudadanos y de los agentes sociales que operan a ambos lados de la frontera y para influir en los órganos europeos de decisión.
Motivaciones ideológicas aparte, cualquiera puede constatar que una de las referencias geoestratégicas fundamentales de Navarra se halla en el Eje Atlántico. Y ello sin negar valor, ni mucho menos, al Eje del Ebro, que, por lo que concierne a la comunicación con Europa, en absoluto nos sitúa en la órbita del Eje Mediterráneo. Las necesidades de nuestra base industrial y agraria y de nuestros servicios, nuestra condición de bisagra fronteriza con el Departamento francés de los Pirineos Atlánticos, nos obliga a defender los intereses estratégicos de Navarra allá donde se van a tratar y donde se adoptarán decisiones que terminarán afectándonos.
Es incomprensible la singladura en esta materia de los gobiernos UPN, ahora también acompañado por el PSN. Navarra estuvo presente hasta 1996 en las iniciativas de colaboración con Aquitania y Euskadi. Con la infantil alegación de que se trataba de una iniciativa panvasquista, Navarra se apartó de los acuerdos existentes, dando a entender que establecería un protocolo separado y propio. Ciertamente lo firmó pero aquello quedó en papel mojado. Aquitania-Euskadi, que habían iniciado los contactos en 1989 han continuado el camino llegando a importantes acuerdos que culminan hoy al dotar de un marco jurídico europeo a la llamada Agrupación Europea de Cooperación Territorial (AECT) Aquitania-Euskadi. Se sitúa junto a otras eurorregiones europeas como la de Pirineos-Mediterráneo, Galicia-Norte de Portugal y otras varias de Centro Europa de gran dinamismo socio-económico.
El acomplejado reflejo antivasco de nuestro Gobierno le ha llevado a excluir a Navarra de un ámbito en el que nada tiene que perder y mucho que ganar. Otros van a decidir en cuestiones de infraestructuras de transportes y comunicaciones y en cuestiones de medio ambiente, otros formarán parte de un influyente grupo de presión ante los órganos europeas, algo decisivo para la defensa de los intereses de nuestra comunidad. Paradójicamente, la Navarra de Ultrapuertos sí va a formar parte de la eurorregión. Por otra parte, y esto debiera hacer pensar al PSN, son dos mandatarios socialistas -López y Rousset- los que van a firmar el acuerdo.
En GeroaBai, creemos que el Gobierno de Navarra debiera aprovechar la oportunidad que figura en el texto de que nuevos territorios se sumen al nuevo ente. Los intereses de fondo de la ciudadanía debieran estar por encima del sectarismo y de la cortedad de visión de los que la representan.
Jose Ángel Agirrebengoa, Jose Luis Mendoza, Javier Leoz, Jose Miguel Gamboa, María Solana y Patxi Leuza, miembros de la Comisión Permanente de GeroaBai
Motivaciones ideológicas aparte, cualquiera puede constatar que una de las referencias geoestratégicas fundamentales de Navarra se halla en el Eje Atlántico. Y ello sin negar valor, ni mucho menos, al Eje del Ebro, que, por lo que concierne a la comunicación con Europa, en absoluto nos sitúa en la órbita del Eje Mediterráneo. Las necesidades de nuestra base industrial y agraria y de nuestros servicios, nuestra condición de bisagra fronteriza con el Departamento francés de los Pirineos Atlánticos, nos obliga a defender los intereses estratégicos de Navarra allá donde se van a tratar y donde se adoptarán decisiones que terminarán afectándonos.
Es incomprensible la singladura en esta materia de los gobiernos UPN, ahora también acompañado por el PSN. Navarra estuvo presente hasta 1996 en las iniciativas de colaboración con Aquitania y Euskadi. Con la infantil alegación de que se trataba de una iniciativa panvasquista, Navarra se apartó de los acuerdos existentes, dando a entender que establecería un protocolo separado y propio. Ciertamente lo firmó pero aquello quedó en papel mojado. Aquitania-Euskadi, que habían iniciado los contactos en 1989 han continuado el camino llegando a importantes acuerdos que culminan hoy al dotar de un marco jurídico europeo a la llamada Agrupación Europea de Cooperación Territorial (AECT) Aquitania-Euskadi. Se sitúa junto a otras eurorregiones europeas como la de Pirineos-Mediterráneo, Galicia-Norte de Portugal y otras varias de Centro Europa de gran dinamismo socio-económico.
El acomplejado reflejo antivasco de nuestro Gobierno le ha llevado a excluir a Navarra de un ámbito en el que nada tiene que perder y mucho que ganar. Otros van a decidir en cuestiones de infraestructuras de transportes y comunicaciones y en cuestiones de medio ambiente, otros formarán parte de un influyente grupo de presión ante los órganos europeas, algo decisivo para la defensa de los intereses de nuestra comunidad. Paradójicamente, la Navarra de Ultrapuertos sí va a formar parte de la eurorregión. Por otra parte, y esto debiera hacer pensar al PSN, son dos mandatarios socialistas -López y Rousset- los que van a firmar el acuerdo.
En GeroaBai, creemos que el Gobierno de Navarra debiera aprovechar la oportunidad que figura en el texto de que nuevos territorios se sumen al nuevo ente. Los intereses de fondo de la ciudadanía debieran estar por encima del sectarismo y de la cortedad de visión de los que la representan.
Jose Ángel Agirrebengoa, Jose Luis Mendoza, Javier Leoz, Jose Miguel Gamboa, María Solana y Patxi Leuza, miembros de la Comisión Permanente de GeroaBai
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