domingo, 11 de diciembre de 2011

AINTZANE EZENARRO: "EL MLNV DEBERÍA DECLARAR QUE NUNCA VOLVERÁ A PONER LA CAUSA POLÍTICA POR DELANTE DE LA DIGNIDAD HUMANA"

Aintzane Ezenarro recibe a NOTICIAS DE GIPUZKOA en su despacho del Parlamento Vasco. Viene del Pleno, donde su compañero Mikel Basabe acaba de presentar la enmienda a la totalidad de Aralar a los presupuestos del Gobierno Vasco. Ve al Ejecutivo socialista "agotado" e incapaz de responder a lo que exige el momento tanto económico como político. Respecto a su papel dentro de Aralar, reitera que no existen ni sectores y corrientes críticas, sino que simplemente perdieron un debate "puntual" sobre unas elecciones en concreto: las del 20-N.

Viene de debatir las enmiendas a los presupuestos del Gobierno Vasco. ¿Tan mala es la propuesta de López?

El Gobierno de Patxi López tiene un problema desde el inicio de legislatura: no sabe bien qué rumbo tomar. No está abordando los problemas más importantes que tenemos ahora: ni ha traído el plan de empleo, ni ha desarrollado su decálogo en materia paz; no está apostando por afianzar la paz y tomar el liderazgo en esta materia.

¿Mal también en la gestión del final de ETA?

A Patxi López le ha tocado gestionar el acontecimiento político más importante desde la Transición en Euskadi, pero ni siquiera está intentado tomar la iniciativa para liderar la construcción de la convivencia. Estamos en un estadio de no violencia, pero tenemos que reconstruir la convivencia. Es inconcebible que el lehendakari haga como si la cosa no fuera con él, ha renunciado a ejercer el liderazgo que le corresponde.

¿El adelanto electoral solucionaría el problema?

No tiene ningún sentido alargar la agonía. Más que un adelanto electoral, exigimos que aborde la consecuencias de tantos años de violencia y la construcción de la convivencia y de una paz duradera.

¿Cómo afectará la mayoría absoluta de Rajoy a esa cuestión?

No debería de ser obstáculo, pero mas allá de lo que haga Madrid, aquí en Euskadi necesitamos un acuerdo nacional que avale una política penitenciaria que, de forma progresiva, dé una salida a los presos y darle así un final ordenado al ciclo de la violencia.

¿Considera la cuestión fundamental?

Ahora nos toca abordar con urgencia las consecuencias derivadas de tantos años de violencia: la cuestión de los presos y las víctimas. Algunos han decidido dejar la estrategia político-militar, pero todavía no hemos hecho nada para reconstruir lo que tanta violencia ha roto. Esta situación, en parte, se debe a la inacción del Gobierno Vasco, y por otra a que un sector social no tiene demasiado interés en mirar atrás y hacer una valoración crítica de lo que han hecho durante los últimos 35 años.

¿Avanza demasiado rápido, quizás?

Lo que yo veo es que el proceso está estancado. Hay un dato objetivo, que es positivo: ETA ha decretado un cese definitivo de su actividad armada. Pero por otro lado, para construir la convivencia, hace falta que los que hasta hoy han mantenido una estrategia político-militar incorporen a su forma de hacer política una perspectiva ética. No se puede llegar a la conclusión de que hay que apostar solo por las vías políticas solo desde una perspectiva de eficacia política. Eso no garantiza ni la paz ni la convivencia.

¿Considera, entonces, que la otra sensibilidad de la izquierda abertzale tiene aún un camino por recorrer?

La convivencia y la paz requieren que los derechos humanos sean un absoluto ético, y ahí es donde yo creo que al MLNV le queda un largo camino por recorrer. Y de cara al futuro, necesitan incluir esa perspectiva ética en la acción política, adoptar un compromiso de que nunca jamás se volverá a poner la causa política por delante de la dignidad humana.

Queda mucho.

Sí. La prioridad ahora no es reconstruir espacios electorales, sino que el proceso de cambio iniciado por el sector que ha apoyado a ETA culmine su propio proceso y estemos todos en el mismo punto de partida: el respeto a los derechos humanos como un absoluto ético. A partir de ahí, podremos hablar de colaboración o de convivencia. Porque la convivencia, y también la colaboración, requieren una valoración ética y crítica del pasado.

¿Más que Aralar vaya hacia la otra sensibilidad de la izquierda aber-tzale, que sean ellos los que vengan a Aralar?

Tenemos que compartir un mínimo común denominador. Y no creo que solo sea Batasuna quien tenga un recorrido por hacer. Creo que el PP, y también el PSE, tienen que hacer su propio recorrido en relación al reconocimiento de todas las víctimas.

La fórmula de Amaiur no le convence.

Sigo pensado que Aralar es un proyecto político que tiene mucho que aportar desde perspectiva ética.

¿Los resultados de Aralar en mayo originaron ese cambio de estrategia?

No comparto esa tesis. Nuestra bolsa de votantes habitual ha estado siempre ahí, solo que somos un partido pequeño. Lo que defiendo es que Aralar tiene todavía mucho que aportar y tenemos que seguir trabajando en ello.

¿Sigue teniendo sitio Aralar?

No comparto la visión reduccionista de que en este país hay solo cuatro espacios políticos, que sería la traducción del bipartidismo a Euskadi; esa es una realidad que nunca se ha trasladado al Parlamento Vasco. No creo en una Euskal Herria en blanco y negro, la prefiero en colores, porque la realidad social es más plural.

¿Aralar no puede aportar nada a la otra sensibilidad desde dentro?

Para la colaboración entre diferentes tan importante como compartir objetivos en el plano ideológico es tener puntos de encuentro en el plano pre-político; es decir, en la forma de hacer política, de ver al adversario político, de vivir la pluralidad, o sea de respetarnos mutuamente algunos tienen que desterrar definitivamente la lógica de la guerra y del enemigo, "del conmigo o contra mi ". Para colaborar hace falta el reconocimiento y el respeto mutuo y un compromiso de dejar de lado actitudes antidemocráticas vividas en el pasado.

Ese proceso de autocrítica lo podría hacer la otra sensibilidad de la izquierda abertzale antes de la próxima cita electoral.

Los cambios de mentalidad y de cómo abordamos la acción política requieren de mucho más tiempo que los tiempos electorales. Hay que darle su tiempo a cada uno, para que cada cual haga su propio recorrido.

Pero en ese tiempo hay elecciones.

Soy más partidaria de que cada uno se presente con todas sus cartas, con todo su recorrido y con todo lo que aporta.

Hay gente en su partido que no piensa lo mismo.

Debatiremos, y quien concite el mayor apoyo lo llevará a cabo. Hay que saber asumir las decisiones de la mayoría con normalidad.

¿Considera que las urnas no han refrendado la apuesta electoral de Amaiur?

Todas las valoraciones que se puedan hacer son subjetivas pero está claro que una parte importante de los votantes de Aralar no ha compartido esa apuesta.

¿Qué piensa cuando le incluyen en el "sector crítico" de su partido?

No es un sector crítico. Simplemente quedamos en minoría en una asamblea, no conformamos ninguna corriente. Tuvimos un debate sobre una decisión táctica en relación a unas elecciones.

¿Cuál es el papel de Aintzane Ezenarro en este escenario?

Intento trabajar con la misma honestidad y coherencia con la que entré en política: mi mayor objetivo era contribuir a la consolidación de la paz, y en ello me voy a empeñar. Creo que hemos demostrado con nuestra trayectoria que se puede ser de izquierdas y aber-tzale y poner en la cúspide de la pirámide la perspectiva ética. Soy de izquierdas, abertzale y pacifista. Nunca defenderé lo que no crea, y tampoco creo que por llegar a acuerdos haya que renunciar a principios.

¿Aralar ha renunciado a sus principios al concurrir dentro de Amaiur?

La gente que ha hecho esa opción no cree que lo esté haciendo. Yo mantengo todos mis principios, y actúo en consecuencia. Y con esto no quiero decir que otros hayan renunciado a sus principios.

¿Las diferencias con la mayoría de su formación afectan a su trabajo como portavoz parlamentaria?

No, en absoluto. Vivimos las diferencias con normalidad y desde el respeto mutuo. Seguimos realizando el mismo trabajo en materia de derechos humanos, por ejemplo en el empeño del reconocimiento de las víctimas policiales y seguimos haciendo nuestro trabajo desde la perspectiva de que somos el grupo de la izquierda del Parlamento Vasco.

El martes se inicia una nueva legislatura en Madrid. ¿Qué espera de ella?

Creo que el cambio lo tenemos que iniciar aquí en el próximo Parlamento, que en la próxima legislatura será claramente abertzale. Nuestro objetivo tiene que ser alcanzar un acuerdo similar al que se había planteado en 2005 para un nuevo estatuto político que reconozca el derecho a decidir y confrontar la mayoría legítima de Euskadi en Madrid.

A aquel planteamiento le dieron portazo.

Seguramente nos volveremos a encontrar con el rechazo. Pero con una gran diferencia: ya no van a poder establecer una vinculación entre el derecho a decidir y la violencia política. De esta manera, los partidos de obediencia estatal se quedarán sin su mayor excusa para no abordar el debate político pendiente en este país.

La violencia como principal escollo.

Evidentemente ha sido el mayor escollo; no el único. Más importante que el número de diputados en Madrid es reconocer por qué nos ha costado tanto llegar a esta conclusión, que se verbaliza en una frase: la pervivencia de la lucha armada hasta los días de hoy ha sido un error estratégico, político y humano. Y eso lo tenemos que decir todos, para cerrar definitivamente todas las puertas a una posible reedición del ciclo de la violencia.
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