¿Pero quién puede poner límites a las ilusiones juveniles? Puse el sueño a trabajar. En la Iruñea de entonces sólo se podía estudiar euskera en Los Amigos del País, en la calle de San Antón. Luego en los clubes de montaña y más tarde nació el euskaltegi Arturo Kanpion. Allí me hice y me hicieron euskaldun, vascoparlante y yo fui transmitiendo por las ondas lo que aprendía. Primero los indicativos. Zuekin Herri Irratia. Luego las horas... Arratsaldeko ordubiak dira. Las horas enteras primero y poco a poco todas las variantes. Patxi Zabaleta, que compartía para entonces con nosotros el bar Leire a la hora del café, me corregía... Horrela ez da esaten... esaten da horrela... ¡Quién lo diría de la Radio Popular actual! A Patxi Zabaleta le hicieron un hueco en la programación para que ofreciera el curso de aprendizaje de euskera elaborado por Ion Oñatibia y a mí me dejaron hacer las aportaciones que permitían mis avances en el idioma. Ronda Vasco-Navarra , un viejo programa que había dirigido Santos Buldain, tuvo a partir de entonces presentaciones bilingües. Jaia lagun artean fue un programa exclusivamente en euskera. Fuimos así ganando todos bilingüismo por una parte y recuperamos por otra el derecho a informar.
Cuando en 1982 nació EiTB pude encontrarme con un puñado de gente entusiasta que había puesto en marcha sueños parecidos a los míos, cada uno en su pequeño rincón escondido de Euskalerria y a la medida de sus posibilidades. Hasta entonces no nos conocíamos pero iniciamos una andadura en la que fuimos pioneros y de la que nunca me he arrepentido. Muy al contrario. No nos preguntaron si comulgábamos con éste o con aquel. Nos pusimos todos a tirar del carro porqué creíamos en el futuro que pintaba prometedor. Todavía hoy día no sé a qué partido vota la gran mayoría de los que comparten mi tarea diaria. Y además, no me importa lo más mínimo. Fuimos desbrozando un camino que cada vez se hizo más ancho. Detrás vinieron muchos compañeros que fueron haciendo las cosas mejor que nosotros quizás porque aprendieron de nuestros errores. Confío en el criterio profesional con el que cada día afrontan la jornada la inmensa mayoría de los trabajadores de EiTB . Me han demostrado muchas veces que saben atender sin excepción a todas las opiniones existentes en nuestra sociedad. Hemos construido día a día una marca de comunicación para la que no es baladí el respeto a la pluralidad. ¿Cómo se explica de otro modo el seguimiento tan grande de oyentes y televidentes? Ha pasado un cuarto de siglo y he sido testigo todos los días de esos 25 años de lo que ocurre dentro de un ente público que pagan todos los contribuyentes de la CAV.
No cabe sólo cantar las excelencias. Soy muy consciente de que en EiTB no todo es perfecto. ¿Lo es en algún sitio? Hay cuestiones que yo he criticado y que no acepto, aunque no lo haré ni aquí, ni mucho menos ahora.
No hablo como jefe, ni responsable de nada en particular porque no lo soy. No puedo, por tanto, defender prebendas, ni pluses especiales, ni tampoco tratos preferentes, ni favores de nadie porque pasé a formar parte de la primera plantilla del ente después de aprobar una oposición que se hizo, que yo sepa, con todas las garantías. Tan solo soy un trabajador de EiTB que soporta muy mal las actuaciones injustas y los silencios de quien pudiendo denunciarlas no lo hace. Este periodista de calle no entiende de qué planeta pudieron venir los que el día 31 de diciembre de 2008 quisieron abrasar con 100 kilos de explosivo lo que a nosotros tanto nos ha costado construir y lo que al pueblo tanto le ha costado pagar.
Bingen Amadoz.
Trabajador de Eitb y periodista de Murillo el Cuende
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