Gran Scala es un macroproyecto para emplazar un inmenso complejo de juegos de azar y de ocio en la cuasi-desértica comarca aragonesa de los Monegros. Con una inversiòn prevista de 17 millones de euros, contaría con 32 casinos, 70 hoteles, 5 parques temáticos, museos, campos de golf, centro comercial, hipódromo y una plaza de toros. Los promotores hablaban de 25 millones de turistas anuales en 2015 y de llegar a constituirse en la segunda oferta mundial de casinos cuando el proyecto se encontrase a pleno funcionamiento.
Justamente mañana 12 de diciembre, hace un año de la firma del protocolo entre el Gobierno de Aragón y los promotores del proyecto, International Leisure Development (ILD). Se anunciaba que las obras podrían comenzar a finales de este año, es decir ahora. Desde entonces, ha habido mínimos avances y numerosas dudas sobre el proyecto. Desde el comienzo se denunció tanto por parte de los grupos de oposición política como desde numerosas organizaciones sociales quejas por el secretismo con el que se proyectaba la operación como por el impacto negativo que semejante macroproyecto pudiera ocasionar.
En septiembre se presentó a la sociedad un documento firmado por más de 30 entidades y asociaciones en el que se denunciaban los riesgos reales de lleva a la práctica un proyecto tan insostenible para Aragón. Solicitaron formalmente además una entrevista con cada uno de los cinco grupos parlamentarios de las Cortes de Aragón (Partido Socialista, Partido Popular, Partido Aragonés, Chunta Aragonesista e Izquierda Unida).
Mañana, aniversario de la presentación del proyecto, hay convocada una concentración a las siete y media de la tarde en la Plaza de España de Zaragoza para reiterar la oposición social al proyecto.
Estos son, resumidamente expuestos, los motivos del rechazo:
Supone volcar el esfuerzo inversor y las políticas públicas del Gobierno de Aragón en un proyecto al servicio de intereses particulares, cuestión que es todavía más grave en época de crisis económica donde la acción pública debe concentrarse en el gasto social, los servicios públicos y en favorecer a los sectores con menor nivel de renta.
El proyecto plantea un modelo de desarrollo económico y social contrario al desarrollo sostenible, generando una ordenación del territorio desequilibrada, irracional e insostenible.
Contraviene la normativa de la Comunidad Autónoma de Aragón relativa al juego, por lo que necesitaría ser modificada, cuestión a la que ya se ha comprometido el Gobierno de Aragón mediante la firma de un protocolo de intenciones. Esto implica adaptar la legislación a los intereses particulares del proyecto.
Implica un fuerte impacto ambiental contrario a las políticas y tratados nacionales e internacionales dirigidos a la lucha contra el cambio climático, y a promover la gestión responsable y sostenible de los recursos naturales.
El proyecto propone una especialización económica basada fundamentalmente en el juego como motor de atracción. Esto supone generar y potenciar una demanda exacerbada consumista y compulsiva de ocio, donde la persona queda supeditada al negocio.
Gran Scala plantea una contradicción insalvable relacionada con la formación de nuestros jóvenes y la labor de los educadores, ya que se opone a prácticamente todos los objetivos generales de la educación. Con Gran Scala llegarán las pautas culturales poco enriquecedoras, el fomento del ocio vacío, la falta de solidaridad, el consumismo atroz… Unos modelos que no son los ideales para que nuestros adolescentes crezcan como personas libres, con espíritu crítico y respetando los valores democráticos.
De forma inevitable según muestra la experiencia, se facilita el surgimiento de actividades y entornos marginales y marginadores (droga, prostitución, mafia…).
Renuncia a un modelo de desarrollo participativo, desde abajo, donde los ciudadanos sean los protagonistas en la toma de decisiones sobre su propio futuro, y no responde a necesidades demandadas hoy en día en la sociedad aragonesa ni europea.
Quienes promueven este proyecto no son empresarios emprendedores, más bien entidades que buscan rentas y plusvalías ajenas a la eficiencia y el libre juego del mercado. Su inversión es mínima en términos financieros y técnicos, procurando rentabilidades rápidas en el corto plazo sin asumir responsabilidades.
Aragón se convertiría en un referente internacional del juego, con todas las connotaciones negativas que esta relación conlleva.
Este tipo de negocios tiende a generar puestos de trabajo de baja calidad, temporales, de escasa remuneración y muy limitados en su promoción profesional y formativa. Apostamos por proyectos que creen puestos de trabajo pero que no generen impactos tan negativos como los que implica el proyecto Gran Scala. No puede justificarse cualquier actuación por la creación de puestos de trabajo.
En definitiva, debemos aprovechar la situación planteada para dar un impulso definitivo a un plan de desarrollo sostenible en Los Monegros y en el resto de las comarcas de Aragón con problemas estructurales y demográficos. A la vez que el inicio de una reflexión consensuada sobre el modelo de desarrollo que queremos para Aragón.
estos son los firmantes del documento de oposición:
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ADSIS Zaragoza, ANSAR, ASAPA, Asoc. ¿Hablamos?, Asoc. Ríos de Libertad, AZAJER, CÁRITAS Diocesana de Zaragoza, Coordinadora de Comunidades Cristianas Populares, Chunta Aragonesista (CHA) y Jóvenes de CHA, Docentes Aragoneses contra Gran Scala, Ecologistas en Acción, Educación Sin Fronteras, FABZ, Fundación Adunare, Fundación Ecología y Deasrrollo, Fundación Nueva Cultura del Agua, HOAC, Izquierda Unida, JOC, Movimiento Rural Cristiano, Los Monegros No Se Venden, Pastoral Penitenciaria, Pastoral Universitaria, Plataforma Stop Gran Scala, Profesionales Cristianos de Zaragoza, SEO/Birdlife y el prof. de Economía Aplicada Luis Antonio Sáez.
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