martes, 9 de diciembre de 2008

DIEZ AÑOS DEL ASESINATO DE AITOR ZABALETA

Como un “episodio de violencia urbana” definió Jaime Mayor Oreja, ministro del Interior, el asesinato a manos de una banda fascista de Aitor Zabaleta, seguidor de la Real Sociedad, ahora hace justamente 10 años. Como un incidente aislado, como una riña entre bandas rivales, como una cuchillada aislada de un exaltado. Así presentaba lo sucedido uno de los principales responsables del clima de criminalización que hacia todo lo vasco se extendió en aquellos meses posteriores al pacto de Lizarra.

Un furgón de la policía había escoltado al autobús de seguidores realistas procedente de Andoain desde la entrada de la capital hasta las inmediaciones del Vicente Calderón. Nada más llegar desapareció. Viéndose desprotegidos en un ambiente evidentemente adverso, alguno de los seguidores preguntó a dos municipales madrileños dónde había un sitio tranquilo para esperar hasta la hora del partido. Y la recomendación de éstos fue que se dirigieran al “Parador del Jamón”, que allí no tendrían problemas. Resultó ser precisamente el lugar habitual de reunión del Frente Atlético, el más violento de los grupos ultras. Para cuando llegó la policía, Aitor estaba herido de muerte con una puñalada en el corazón. Mientras, en las gradas del Calderón, miles de voces gritaban al unísono consignas contra los vascos. Se habían confirmado los peores presagios de lo que podía ocurrir, algo de lo que todo el mundo era consciente, salvo el ministro del Interior, al parecer.

De “incidentes entre aficionados con resultado de muerte” hablaba la prensa madrileña. La familia Zabaleta y el Movimiento Contra la Intolerancia intentaron que los participantes directos en la agresión, en particular los que sujetaban a Aitor mientras Ricardo Guerra le apuñalaba fueran también castigados por el crimen, pero no lo consiguieron. Tampoco pudieron lograr que los once miembros del grupo Bastión juzgados por asociación ilícita recibieran castigo por esta acusación.
Así concluyó aquella cacería del vasco. Y el principal responsable, el mismo que añora la época franquista como “un período de extraordinaria placidez”, aliado de la extrema derecha en el Parlamento Europeo, continúa siendo considerado como un activo político por su partido. Incluso podría ser su cartel para las elecciones europeas.
Praxku

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