GEROA BAI como recogedora y portadora de una visión de Nafarroa en la que quepamos todos y todas, de una Navarra entendida como un ámbito propio no estático e intocable, sino como el espacio ciudadano de una sociedad viva y plural: Navarra no es un mapa cerrado, Navarra es un lugar donde vive un pueblo, pero un pueblo constituido por una sociedad, por unas gentes diversas en mentalidades, en sensibilidades, en auto-identificaciones, en percepciones sobre qué sea lo prioritario para su vivir diario y de futuro, un ámbito por tanto en el que debemos caber todos y todas.
GEROA BAI como un espacio abierto para una nueva cultura política. Una cultura política nueva, que es la que exige una ciudadanía hastiada de unas prácticas políticas contradictorias con los grandes discursos a la galería, vaciadoras del contenido de los bellos y grandes conceptos con que se suelen llenar nuestros oídos.
Esta es una de las aspiraciones más ilusionantes para mí de lo que ofrece Geroa Bai, ilusión y esperanza que hoy y aquí quisiera transmitiros: elaboración, construcción y práctica de una concepción nueva de la política, que no la va poder hacer, ni lo promete, sólo Geroa Bai, esta fuerza política organizada, sino que reconocemos que lo tenemos que hacer entre todos y todas, entre todos y todas aquellas que aspiramos a un futuro distinto, integrador y de convivencia, de coparticipación en los quehaceres de la vida pública, que reconocemos humildemente que, o lo hacemos entre todos y todas, o Geroa Bai se convertirá en una fuerza política más a la vieja usanza, pura vendedora de mensajes para conseguir un buen pasar para sus promotores.
Una nueva cultura política exige, entre otras muchas cosas, coherencia, coherencia con unos principios, sí, pero sobre todo coherencia con lo que se promete, con la palabra dada, coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Lo que significa, a su vez, saber qué se puede prometer, ofrecer y pedir: no lo que halaga nuestros oídos, no lo que todos quisiéramos conseguir de una vez para siempre, sino lo que en cada momento consideramos positivo para ir acercándonos a lo que quisiéramos ya. No se trata de prometer paraísos, se trata de abrir pasos, de involucrar a gentes, de atraer a nuevas gentes a pasear por esos caminos.
Somos una sociedad abierta y plural, una sociedad nada monolítica, una sociedad mestiza. Y una nueva cultura política supone entenderlo así, entender que esa pluralidad, ese mestizaje, no es un obstáculo a las aspiraciones de futuro, sino una riqueza: la pluralidad es riqueza ya, la pluralidad es más que un reto, es una oportunidad para la construcción de un futuro abierto y más rico en valores. La pluralidad, entendida como riqueza social, moral, cultural y política, como riqueza en valores, nos exige la intercomunicación transversal entre las mentalidades y sensibilidades de nuestra gentes, de todos nosotros y nosotras. No es un pueblo constituido de una vez para siempre quien debe tener la palabra, es esa sociedad, esas gentes plurales y dinámicas, quienes deben tenerla, a quien se la debemos dar y quienes deben modular nuestra voz.
Son conceptos, son ideas nuevas que venimos acariciando, a las que venimos aspirando desde que se fundó la opción política de Nafarroa Bai y que, a día de hoy, como muestra práctica de las dificultades que tuvo aquel proyecto de cultura política nueva para ser asumida e interiorizada por todos sus fundadores, ha quedado aparcada como fuerza. Pero no han quedado aparcadas aquellas aspiraciones, Geroa Bai es hoy la remodelación, la refundación de aquel proyecto portador de políticas innovadoras e integradoras, de diálogos e interacción transversales entre las diferentes mentalidades presentes en, y enriquecedoras de, esta sociedad.
Queremos desterrar los maniqueísmos de nuestra visión política, queremos desterrar la vieja idea de que quien no está conmigo está contra mí, queremos impulsar el espíritu de que quien no está enteramente conmigo probablemente tenga mucho que decirme y probablemente esté dispuesto también a escucharme y a participar conjuntamente en tantas y tantas cosas que quizás descubramos que tenemos en común. Tenemos que aceptar esa complejidad, tenemos que asumirla como oportunidad para el enriquecimiento mutuo.
Y de ese diálogo, de esa sensibilidad nueva para con los que no son estrictamente de nuestra cómoda y confortable casa ideológica, surgirán nuevas ideas, se abrirá nuestra imaginación a nuevos escenarios para afrontar los problemas viejos y los problemas constantemente nuevos que se le presentan a toda sociedad dinámica, tanto más en este mundo de hoy, tan cambiante en sus formas y aspecto pero tan constante en la persistencia y agravamiento de los problemas estructurales de un sistema económico y político cada vez más explotador de gentes y del planeta, cada vez más alejado de las prácticas democráticas participativas.
Desde cada sociedad, desde esta sociedad Navarra es desde donde queremos hacer frente a esos problemas, con esa visión que se ha dado en llamar “glocalizadora”, es decir, hacer frente desde las realidades locales a los problemas globales, hacer frente, no a la globalización en sí, sino a una manera de entender la globalización, a esa manera uniformadora, a esa manera renovada de viejas prácticas coloniales, a ese intento de globalizar, no la interconexión de culturas, no la convivencia de pueblos y mentalidades diversas, sino de globalizar la explotación y la apropiación en cuatro manos de las riquezas de todo el planeta. Queremos aunar, como en su día planteó Nafarroa Bai, lo universal con lo abertzale, el amor a los valores universales con el amor a los valores de cada pueblo, de cada patria, de cada sociedad, queremos desarrollar un planteamiento “unibertzale” y “glocal”, universal y abertzale, global y local.
La pluralidad, esa enorme riqueza social, cultural y de valores, exige nuevas prácticas políticas en las que no cabe la imposición de ideas, el mensaje jerárquico, de arriba abajo, de mí que lo sé todo hacia ti que no sabes lo que te conviene. Exige considerar la empatía, el saber ponerse en la piel del otro, para intercambiar, asumir e interiorizar planteamientos, ideas, aspiraciones y sensibilidades distintas que en su interacción darán lugar a nuevas construcciones y elaboraciones, pero compartidas e interactivas.
Es esa empatía la que debe ser el motor de la política práctica, de la política real. La que nos garantizará el saber qué palabra podemos dar y pedir para ser coherentes con ella, la que nos abrirá los ojos al carácter de riqueza en valores que supone la pluralidad, la que nos empujará a sentir la necesidad e ilusión de la intercomunicación transversal entre las mentalidades y sensibilidades de nuestra gentes.
Geroa Bai, pues, como futuro desde el presente, una vía de futuro renovadora desde un presente visto de otra manera, nada maniquea sino integradora, interparticipativa, intercomunicadora. Esta es la apuesta de Geroa Bai, no es sólo una apuesta para el cambio político-electoral, es una apuesta para un cambio profundo, en Navarra, de cultura política. Ilusionante a pesar de todas las dificultades, de las limitaciones propias y del entorno, y, como ya he dicho, una de las aspiraciones más ilusionantes para mí de lo que ofrece Geroa Bai, ilusión y esperanza que hoy y aquí intento, intentamos, transmitiros.
Zeren eta, izan, BAITUGU GEROA, BAI, elkartasunez, adorez, buru argiz.
Bixente Serrano Izko
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