Quienes firmamos este escrito, militantes y exmilitantes de Aralar, queremos hacer públicas las razones que nos han llevado a apoyar abiertamente a GeroaBai.
Empecemos por expresar nuestra alegría por el cese de la actividad armada de ETA, que confirma unos pasos de gigante hacia un nuevo escenario político vasco. Saludamos y apoyamos esos pasos hacia la paz y la normalización con sincera simpatía y ánimo, desde el convencimiento de que serán beneficiosos para el conjunto de Euskal Herria.
Toca ahora acometer la reconstrucción de la convivencia, que necesariamente debe basarse en la memoria y en una nueva cultura que se aleje de una concepción de la política como continuación de la guerra.
Por eso, apoyar esos pasos hacia la paz y la normalización es una cosa, y otra, muy distinta, suscribir una estrategia política o apoyar las propuestas electorales que la sustentan que, a nuestro juicio, son un error.
Retirar la caballería pero sostener la misma estrategia del pasado es un indicativo de que apenas estamos ante el comienzo de un cambio inconcluso. Un cambio que necesitará aún de tiempo y pasos para su maduración y para el desaprendizaje de una cultura política, de una visión del país y de una estrategia que piden a gritos una renovación urgente.
En cualquier caso, se abre un nuevo escenario para la exploración de posibilidades de colaboración con la izquierda abertzale oficial. Y en esa exploración hay dos criterios de mínimos, dos aportaciones en positivo que Aralar debería haber defendido. Dos líneas rojas que, en nuestra opinión, no se deberían haber traspasado.
La primera, no dar pasos atrás ni alimentar los errores recurrentes de la izquierda abertzale del pasado, y que hoy se insiste en reeditar.
No se debería haber retrocedido en el reconocimiento de Navarra como ámbito de decisión, esto es, el reconocimiento de Navarra como sujeto y no como objeto en el complicado ajedrez vasco. Porque Navarra no es una pieza más con algunas especificidades. Es todo un tablero de juego con una relación de fuerzas, unas mayorías sociológicas y un tempo propios y diferenciados. Navarra no se juega en otro tablero que no sea la propia Navarra.
Un escenario en el que la clave para avanzar no se deriva de una acumulación de fuerzas independentistas, sino de la activación y puesta en valor de una mayoría social de progreso para el cambio.
Una mayoría social de progreso que es mucho más amplia que la unidad abertzale, mucho más operativa, decisoria y decisiva. Una mayoría social que existe y anhela el cambio, pero que lleva años fragmentada e incomunicada en compartimentos ideológicos estancos, huérfana, desactivada, distorsionada y cansada de ser utilizada por los aparatos políticos de unos y otros.
Galvanizar todo ese mosaico de progreso para impulsar el cambio en Navarra no será un suceso sino un proceso. No será un acontecimiento sino una evolución progresiva. Y exigirá tenacidad, constancia, paciencia y mucha mano izquierda: porque no es tiempo de cosechar, sino de sembrar y cultivar.
Por eso no entendemos el abandono de un acierto estratégico (activar una mayoría sociológica de progreso) a cambio de un sujeto electoral que establece una estrategia de frentes sin capacidad de mayor recorrido ni penetración.
La segunda línea roja que no se debería haber traspasado era el poner en riesgo los activos políticos y avances alcanzados en Navarra, especialmente NaBai.
Quienes se obcecan en ver a NaBai como un mero sujeto electoral, del que se puede prescindir a conveniencia y cambiar de caballo en plena carrera, olvidan que la característica fundamental de NaBai no ha sido el hecho de ser una coalición electoral de partidos, sino su apuesta por generar un espacio político de nuevo cuño, que busca ampliar constantemente sus límites iniciales.
Nafarroa Bai ha sido una máquina de descongelar relaciones que estaban petrificadas, de aprendizaje y colaboración entre diferentes, y de facilitar una adhesión social progresiva y plural. Un ejercicio de inteligencia política que dividió a la derecha, y que ha ayudado a reposicionar el abertzalismo, reconciliándolo con otros agentes progresistas de Navarra y dotándole de proyección, liderazgo, capacidad de cambio y recorrido a futuro.
Por eso es más admirable el empeño, la ilusión y el coraje que le ha puesto GeroaBai para tomar la antorcha de relevo del proyecto y defender el espacio político más innovador del panorama vasco. Apoyamos y colaboramos con la candidatura de GeroaBai y con su cabeza de lista Uxue Barkos. Una ciudadana incorporada a la política hace 8 años y que ha demostrada durante 2 legislaturas cómo se puede dar la cara todos los días defendiendo los intereses de Navarra en Madrid desde una perspectiva integradora. Y que ha situado siempre su escaño en el ala izquierda del Congreso, como un aliado y valor seguro para las políticas de progreso social.
Animamos a todos aquellos progresistas que creen que la pregunta clave no es de dónde vienes sino a dónde vamos a que se sumen, colaboren y voten GeroaBai.
Sí tenemos futuro. Con solidaridad, con coraje, con inteligencia.
Itziar Gomez, Mikel Haranburu, Mikel Arbeloa, Isabel Aramburu, Josean Villanueva, Mikel Arregui, militantes y ex-militantes de Aralar
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