La decisión de Aralar de concurrir a las elecciones del 20-N bajo el paraguas de Amaiur ha traído consigo una serie de consecuencias que entraban dentro de lo esperado pero que se han intentado minimizar hasta el último momento: el papel que una parte importante de su columna vertebral está jugando en esta campaña es prácticamente nulo, cuando no inexistente. Entre ellos, destacan nombres propios como el exnúmero dos de la formación, Jon Abril, o los parlamentarios Mikel Basabe y Oxel Erostarbe pero, sobre todo, sorprende la ausencia de Aintzane Ezenarro, el activo político y electoral más importante de la formación y una de las políticas con mejor cartel a ojos de la sociedad vasca, como han demostrado las encuestas de valoración de líderes políticos.
La parlamentaria ha sido también una de las más exigentes con Bildu a la hora de llevar a cabo el cumplimiento íntegro de los puntos suscritos en el Acuerdo de Gernika, un compromiso que la coalición formada por la izquierda abertzale, EA y Alternatiba también ha hecho suyo pero que todavía sigue sin concretar en aspectos como el posicionamiento hacia las víctimas. De hecho, el texto consensuado y firmado por Bildu y Aralar advierte de la necesidad de "un reconocimiento, reconciliación y reparación de todas las víctimas originadas por el conflicto político y la realidad de las múltiples violencias" que, de momento, no se ha producido y que Aralar siempre ha catalogado de imprescindible para abordar conjuntamente actuaciones en el futuro.
Mientras este paso -entre otros- no se produjera de manera inequívoca, un sector significativo del partido apostaba por mantener ciertas distancias con Bildu y precisamente ahí radica una de las razones más importantes por las que el 23% de los militantes votaron en contra de acudir junto a la coalición soberanista a las elecciones: el empeño por correr antes de empezar a caminar.
Pese a que ninguno de ellos se ha mostrado públicamente para explicar los motivos de sus ausencias, el malestar entre una parte importante de los militantes de Aralar comenzó a gestarse a raíz de los discretos resultados electorales del pasado 22 de mayo, donde solo logró asegurar tres ayuntamientos, pese a la implicación constante de todos sus miembros.
Fue en ese momento cuando la cúpula de Aralar inició un proceso de reflexión interna que derivó en la eventualidad de tener que concurrir junto a Bildu a los comicios del 20-N. Esta histórica decisión quedó ratificada por el 71% de los militantes en el V Congreso del partido celebrado el pasado 17 de septiembre y sirvió para poner punto final a la volatilización de sus votos hacia la izquierda abertzale histórica y su nueva apuesta por vías exclusivamente pacíficas.
Sin embargo, la fórmula escogida para salir de la coyuntura a la que había quedado abocada tras las pasadas elecciones forales y municipales -donde perdió casi la mitad de sus apoyos- no impidió que emergiera el resquemor entre un sector importante de Aralar, reacio a concurrir a los comicios de la mano de la izquierda abertzale, EA y Alternatiba.
El primero en bajarse del barco fue Jon Abril, exvicecoordinador de la formación, que tomó su decisión nada más concretarse la unión de Aralar con Bildu. Pese a su condición de exnúmero dos del partido, Abril ha renegado de hacer campaña para Amaiur y actualmente permanece volcado en sus labores como primer teniente de alcalde de la localidad navarra de Bera.
En el caso de Aintzane Ezenarro, principal baluarte de Aralar, las distintas fuentes consultadas por este periódico en el seno de la izquierda abertzale aseguran que ha sido una decisión personal, en ningún caso impuesta por otros, y que se prolongará durante toda la campaña electoral, donde tampoco entrarán en escena ni Erostarbe ni Basabe, dos de los cuatro parlamentarios, entre los que también se cuenta Ezenarro. De todos ellos, únicamente Dani Maeztu y la juntera por Gipuzkoa Rebeka Ubera han participado en la campaña de Amaiur.
Al margen de los motivos directos que han llevado a tres de los cuatro parlamentarios de Aralar -así como a un importante sector de la militancia- a no recorrer juntos el camino hacia el 20-N, existen también otros factores de peso que han terminado por condicionar la presencia de su primera línea -con permiso de Patxi Zabaleta- en la campaña junto a Bildu.
Más allá del inconveniente que supone a ojos de sus votantes la continua dilución de su nomenclatura, la izquierda abertzale copa los primeros puestos en las candidaturas de Amaiur para el Congreso y el Senado. Además, EA cuenta con más opciones, con Rafa Larreina como número dos por Gipuzkoa, el herrialde de la CAV donde la izquierda abertzale se impuso el 22-M. Aralar se tiene que conformar con ir como segunda en la lista por Bizkaia y Nafarroa al Congreso, y como primera al Senado por este último herrialde.
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