Arnaud d´Oihenart (1592-1667), escritor y abogado de Mauleón, Zuberoa, fue un enamorado de Navarra hasta el punto de incomodar a las autoridades de Pamplona que le prohibieron la entrada en el archivo municipal por publicar en París una obra contra la conquista castellana: “Discours concernant l´usurpation de la Navarre”. Quien, además, fue letrado del Parlamento de Navarra de Pau (Bearne) también publicó en latín la primera historia de Vasconia en la que, al menos, en tres ocasiones aparece “Erriberri”.
“Noticia de las dos vasconias, la ibérica y la aquitana, en la que se describen, además de la situación de la región y otras cosas dignas de conocerse, la genealogía de los reyes de Navarra, de los príncipes de Gascuña, y otras familias ilustres por sus antigüedad y dignidad, conforme se hallan en los autores antiguos...” es el prolongado título de esta obra editada en la capital francesa el año 1638 en la que analiza concienzudamente todo tipo de documentos históricos.
En lo que concierne a Olite, la localidad aparece pronto como ejemplo en una cita de municipios importantes que tienen nombre bilingüe. Oihenart habla primero de Vitoria, “que antes llevaba el nombre de Gasteiz”, para asegurar después que “no es nuevo en Vasconia que una misma población sea designada con doble nombre, uno vulgar o romano y otro vasco”.
Y, a continuación, el abogado zuberotarra precisa que “Pamplona se llama en vasco Iruna, Olite, Erriberri; Puente la Reina, Cares; a los que se puede agregar Roncesvalles, comúnmente Burguet, en vasco Aüriz, y Anso, pueblo limítrofe a Navarra y Aragón, que en la misma lengua se llama Berari”.
Oihenart, que conocía a la perfección el euskera y en él publicó una recopilación de refranes y libros de poesía, vuelve a nombrar Erriberri en el capítulo IX de su “Notitia”, cuando escribe sobre “Cómo vivieron los vascos durante el dominio de los godos”.
El autor, que fue coetáneo y mantuvo contacto con José Moret, cronista oficial de la navarra de la época, recuerda la buena relación que tuvieron vascones y romanos, situación que varió notablemente con la llegada de los visigodos, un pueblo guerrero y en continua conspiración interna.
En el caso de Olite, Oihenart cita a Lucas Tudense e Isidoro para recordar que durante el reinado de Suintila los godos perturbaron a los vascones con continuas incursiones, “y que fueron forzados a restaurar, a propia costa, la ciudad de Oligite, que en nuestro tiempo más brevemente se llama Olite, en vascuence Erriberri (esto es, pueblo nuevo), perteneciente a los godos, y según parece, destruido por ellos”.
También en el capítulo “De los principales pueblos y ciudades de Navarra”, el escritor de Maule acude al ejemplo de Olite y, además, se atreve la lazar una nueva denominación vasca del topónimo. De Olite dice que “en la lengua nativa de los vascos se llama Erriberri, es decir pueblo nuevo. También es vasco el sentido de la voz Ologiti; porque significa Ologuiti, en esa lengua, lugar abundante de pan hecho con avena”.
Añade que la localidad alcanzó más tarde “la prerrogativa de Merindad; porque ciertos documentos, que se conservan en la Cámara de Comptos de Pamplona, manifiestan que se la concedió Carlos segundo por vez primera”.
Seguidamente, de Olite/Erriberri explica que “está situada junto al río Cidacos, en campo fértil y feraz en alimentos, y toda clase de productos; de suerte que los reyes posteriores, a traídos por la amenidad, prolongaron allí su estancia, y Carlos tercero la ilustró y la hizo gloriosa, construyendo allí magníficos palacios reales”.
Arnaud Oihenart también dedica espacio a Tafalla, “en lo antiguo Alta-Failla”, que dista una legua de Olite, “a la que no cede ni por la fertilidad del suelo, ni por la excelencia de la situación, ni por ninguna otra cosa”.
Tafalla, recuerda, “fue habitada también por los últimos reyes, y es nobilísima por los magníficos y esplendidísimos Palacios Reales erigidos por orden, cuidado y expensas del mismo rey Carlos III”.
“Tan grande es la elegancia y amenidad de los dos pueblos, que de ellos anda a la manera de adagio, en boca de casi todos los españoles el dicho: Olite y Tafalla la flor de Navarra”, añade Oihenart de las dos localidades vecinas.
En el libro aparecen más villas de la Merindad al destacar los frutos de su agricultura. Alaba principalmente el vino, “que en abundancia procede de la comarca de los pueblos de Peralta y Falces y de todo aquel territorio, que se denomina con la voz vasca Erribera, esto es, región inferior o baja ...”
En el capítulo en el que aborda la Vasconia peninsular, el escritor distingue distintos territorios y al escribir sobre el antiguo reino destaca que a los navarros “corresponde principalísimamente el nombre de vascos; porque de ellos provino a todos los demás que llevan esta denominación”.
Según Oihenart, el origen del mismo nombre de Navarra “se ha de buscar en la lengua de los vascos, la cual designa con la voz Nava una llanura contigua a los montes ... De Nava se forma el denominativo Navarr, y con la adicción del artículo, Navarra, con el cual se designa el habitante de la región llana”.
Luis Miguel Escudero, en Txoko Maitea
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