Asistí como otros centenares de afiliados y cargos públicos de EA, no sólo de Gipuzkoa aunque fuera la regional de este territorio quien convocaba el acto, a la jornada de reflexión del Kutxaespazio en Miramón el pasado sábado. Es de reseñar la capacidad de iniciativa de la organización guipuzcoana de Eusko Alkartasuna, que ante la grave situación que pasan tanto el partido, como el nacionalismo y el propio país, quiso seguir animando a la afiliación nacionalista y aportar además los instrumentos para iniciar un proceso de reflexión profunda sobre nuestros problemas.
Esta es la cara positiva de EA, la de un partido resolutivo y valiente frente a los nuevos retos y que, sobre todo, no teme a las lecciones que la propia sociedad vasca le tiene que dar acerca de cual es el rumbo que tendría que tomar para recobrar su pujanza. En este sentido, el acto del sábado, presentado brillantemente por Leire Ereño, y en el cual intervinieron Felix Arrieta y Fernando Tapia, como promotores de sendos grupos de trabajo y de reflexión, constituye un paso en el camino que tiene que recorrer EA en particular y el nacionalismo vasco en general para el iniciar un proceso de renovación.
El acto, que fue ágil e instructivo, terminó con la intervención de Iñaki Galdos, que conminó a que la reflexión tiene que poseer tres condiciones; la primera, “distinguir el polvo de la paja”, la segunda “estar dispuestos a revisar y corregir”, y finalmente estaría la “libertad para opinar”. Señalo estos tres factores no sólo porque me parezcan ejemplares de cara a un proceso de reflexión y renovación, sino porque además me sirven para contrastar la reflexión de la “otra cara” de EA.
La otra cara la marcan las escasas reflexiones de la ejecutiva nacional acerca del batacazo de Marzo. Aunque Rafa Larreina se extienda un poco más en su entrevista del lunes en el Diario Vasco.
Después de que EA baje de 7 diputados a 1, y consiga la mitad del resultado del peor resultado de EA en su historia, como fue su resultado en las generales, Rafa Larreina no teme en afirmar: “la situación de EA no es crítica. Es más, se han producido afiliaciones después de los resultados”. El presidente de la ejecutiva de EA de Gipuzkoa Iñaki Galdos suele decir que hay gentes en nuestro partido que se dedican a hacerse trampas en el solitario. Eso no sería dramático sino fuera porque son ellos los que han llevado a nuestro partido a esta situación, que si no es “crítica” al menos exigiría atender al principio de realidad, que nos dice que EA, desde el 2007, va perdiendo apoyo electoral y social, hasta llegar al mínimo posible.
La alusión a las nuevas afiliaciones es una forma clara de no separar el polvo de la paja y hacer “la política de la avestruz” que dijo Galdós en el acto de Kutxaespazio no había que hacer.
A Rafa Larreina le mencionan la circunstancia de EA de haberse presentado en solitario y le preguntan: “¿Se arrepienten de alguna decisión?”. Y responde: “No. Hemos tenido la oportunidad en estas elecciones tanto de concurrir con el PNV como con la autodenominada izquierda abertzale oficial. Si hubiésemos escogido cualquiera de las dos opciones estaríamos hablando de otros resultados en los que a EA se refiere. Pero en ambos casos esa decisión habría sido a costa de navegar en la ambigüedad; en el supuesto del PNV con respecto al derecho a decidir; y en el ámbito de la izquierda abertzale, en lo que se refiere a nuestra radicalidad democrática y compromiso activo con la defensa de los derechos humanos. Habría supuesto renunciar a la propia esencia de EA, a su ideario”
Está claro que Larreina no ve necesario “revisar y corregir” nada. Ni la política de alianzas (con un salomónico rechazo a los pactos electorales tanto con el PNV como con la “autodenominada izquierda abertzale oficial”) ni la propuesta electoral del partido (el “derecho a decidir”). Pero lo más alarmante de todo esto no es esa incapacidad de Larreina de ver motivos para la autocrítica o la autocorrección. Lo peor de todo es lo que se nos cuela de rondón. Pues si bien los afiliados de EA sabíamos que había habido un debate acerca de la participación electoral con el PNV de cara a estas elecciones, ahora nos enteramos que nuestra “ejecutiva nacional” (o la parte oficial de ella) ha tenido la “oportunidad en estas elecciones (…) de concurrir con la autodenominada izquierda abertzale oficial”.
Es realmente un poco disparatado desde una perspectiva política poner al mismo nivel la posibilidad de coalición con el PNV o con el MLNV. Y no sólo porque las consideraciones éticas son previas a cualquier ideología política (y los líderes de la EA oficial sabían que los representantes del MLNV no estaban por la labor de ceder en el punto de la condena de la violencia); sino sobre todo porque Ibarretxe y el PNV han defendido dos veces, frente a las Cortes Españolas, el “derecho a decidir”.
También es ligeramente absurdo pensar que EA renuncia a su ideario por no plantear en unas elecciones autonómicas el tema del “derecho a decidir”. Larreina anda flojo en eso de distinguir lo táctico de lo estratégico. ¿No es en palabras de Larreina EA un partido socialdemócrata? ¿No tenía que haber puesto la crisis económica y la respuesta de EA como primer tema, como hicieron el resto de los partidos?
(Continuará…)
Imanol Lizarralde (en Aberriberri)
No hay comentarios:
Publicar un comentario