viernes, 6 de marzo de 2009

HOMENAJE DEL AYUNTAMIENTO DE TAFALLA A TRES VECINAS EN REPRESENTACIÓN DE TODAS LAS MUJERES

Este año, el acto oficial de celebración del Día de las Mujeres, ha tenido un carácter especial. La técnica de Igualdad, Imelda Mañeru, gestó la idea de celebrar el Día Internacional, reconociendo a varias mujeres de la ciudad, que a su vez representaran a distintos colectivos. De las tres mujeres reconocidas, Carmen Fraile y Rosi Salvo, han estado presentes en el acto, acompañadas de familiares y amistades. Gloria Escudero, a quien se esperaba con emoción, no se ha personado en el acto.
CARMEN FRAILE GARCIA

Nació el 11 de enero de 1936, en la calle Mayor, en la misma casa donde vive y que pudo adquirir después de muchos años de trabajo. Su padre murió en el frente cuando ella era una criatura y ahí quedaron madre e hija, en el desamparo de tantas y tantas mujeres.

A lo 19 años, salió de Tafalla hacia Sidi Ifni, ciudad del sudoeste de Marruecos, situada en la costa atlántica y a 180 kilómetros de Agadir. Era entonces la capital del antiguo territorio español de Ifni, donde residía una gran población militar. En una de esas familias, desempeñó Carmen el trabajo de niñera.

En Sidi Ifni conoció al que se convertiría en su esposo. Se casaron el 17 de mayo de 1958 y tuvieron cuatro hijos, de los que uno murió. En su restaurante llamado Bar Sevilla en honor al origen de su marido, atendieron a civiles y soldados hasta que el 30 de junio de 1969, debido a la presión internacional, España cedió lo que conservaba de Ifni a Marruecos en ejecución del Tratado de Retrocesión firmado en Fez el 4 de enero de 1969, y los españoles residentes tuvieron que abandonar la antigua provincia de ultramar.

"Con una mano delante y otra detrás", sin recibir ninguna compensación económica por la casa y el restaurante, Carmen llegó a Tafalla con su esposo, sus dos hijas y su hijo, donde fueron acogidos por su madre. Carmen trabajó como cocinera en el bar Rafael, vendiendo helados en el mismo lugar o guisando en el bar de la piscina Ereta. Cuando enviudó, le quedaban 14 años para pagar la hipoteca de la casa donde nació, así que se vio obligada a trabajar hasta los 70 años.
Carmen Fraile García trabajó y trabajó para que sus hijos pudieran estudiar: las mujeres, que viven en Italia, son dos grandes artistas, cantante lírica la mayor y actriz la pequeña.

Carmen pertenece a una generación en la que como ella dice "no tuvimos oportunidad de saber qué queríamos hacer en la vida". Sus hijas lo han sabido y ella ha contribuido con su trabajo y su espíritu luchador y positivo, a que alcanzaran sus objetivos.

Ahora, a los 73 años, disfruta de sus cinco nietos y viaja a menudo a Italia, donde sus hijas la tratan como a una reina.El Ayuntamiento de Tafalla reconoce a Carmen Fraile García y con ella, a todas las mujeres huérfanas que por unas u otras circunstancias de la guerra, sufrieron la injusticia, la soledad o la marginación social y supieron salir adelante con esfuerzo y voluntad.

ROSA SALVO ZARATIEGUI

Rosa Salvo Zaratiegui, Rosi para sus familiares, amigos y amigas, nació en Tafalla el 30 de agosto de 1940. La mayor de tres hermanos, estudió con doña Fernanda antes de entrar a trabajar en la fábrica de Armendáriz. Época que no recuerda con dulzura pues sentía que a las mujeres se les trataba más como a objetos que como a personas.

En aquel tiempo, se despertó en Rosa cierto carácter rebelde y las ganas de hacer algo diferente. Marcharse; explorar otros territorios más amplios para las mujeres. La oportunidad se le presentó el 22 de agosto de 1960. Con 20 años y una visa de turista, se montó en un tren de viaje hacia Suiza, acompañada de Jesús Meler, quien tenía una hermana en el país y había conseguido para él un contrato de trabajo. A Jesús le miraron por Rayos X en Ginebra, como a todos los emigrantes que llegaban de España, pero a ella, flaca y rubia como una nórdica, la consideraron una turista centroeuropea.

En Suiza inició Rosa un tránsito en su biografía que duraría 40 años. Se casó en Alemania, regresó con su esposo a Suiza y allí, en una localidad pequeña, ambos se integraron en actividades colectivas como la gimnasia, el coro o el teatro. El aprendizaje de la lengua resultó fundamental para lograr una buena compenetración con un pueblo campesino suizo que evolucionó industrialmente gracias al trabajo y el esfuerzo de las y los emigrantes.

Sus hijos, Meyki de 45 años y José de 43, son cosmopolitas y hablan varios idiomas. Rosi retornó a Tafalla por expreso deseo de su marido, quien falleció pocos años después de su regreso.

A ella le encanta relacionarse con la gente -la de Tafalla y la del mundo- y viaja con frecuencia a Italia, a Brasil, o a donde haga falta. Le emociona que algunas personas le recuerden el parecido en el tono de voz o en los gestos con su madre, Adriana Zaratiegui, una gran mujer, artista en diferentes habilidades manuales y muy trabajadora.

Rosa representa a las mujeres que en los años 60, por necesidad económica o por anhelos de libertad y nuevas experiencias, se lanzaron al mundo en busca de trabajo. Se esforzaron en aprender un idioma nuevo y sin perder las raíces, se abrieron al mundo, adaptándose a otras maneras de vivir.

Por ellas y por cada una de las que ahora llegan de cualquier lugar de la tierra, el Ayuntamiento de Tafalla, expresa su reconocimiento a Rosa Salvo Zaratiegui.

Las dos mujeres homenajeadas han recibido el aplauso emocionado de quienes se encontraban en el salón de plenos, además de una placa con la fachada del Ayuntamiento y un ramo de flores, ambos presentes entregados por Cristina Sota.
GLORIA ESCUDERO JIMÉNEZ

La alcaldesa se ha encargado de leer la reseña biográfica de Gloria, mujer de etnia gitana, a quien toda la vecindad del pueblo aprecia:

Nació en Liédena, un 17 de mayo de hace muchos años, en una caravana gitana. La recogió su abuela Jesusa, que sabía mucho de hierbas curativas, echaba las cartas y decía la buenaventura. Gloria fue la mayor de una prole de ocho, todas mujeres y un solo muchacho; tres criaturas murieron siendo niñas. Su madre, Petra, vivió en la calle El Olmo y cantaba jotas. El padre, Máximo, era de Mélida y como no se portó muy bien con ellas, Gloria, que tiene a sus seres queridos en el cementerio de Tafalla, le pone un "ramico" de flores, cuando a su madre le coloca tres o cuatro.

Decir Gloria La Gitana, es mentar la simpatía pura: "Adiós guapa. Adiós moreno. Que paséis un buen día...". Gloria tiene expresiones cariñosas para todo el mundo. Cuando se le pidió que aceptara ser reconocida por este Ayuntamiento como mujer independiente, que ha sabido vivir la vida "a su manera", con el aprecio de vecinos y vecinas, llegaba de recoger hinojo silvestre para cocinarlo con unas lentejas. Como conserva su cultura, a más de una le prepara brebajes, para aliviar molestias y dolencias.

Gloria confiesa haber tenido mala vida cuando era una cría. Por dos patatas cogidas de un huerto, se llevaban buenos estacazos de la Guardia Civil. Pero también recuerda con nostalgia cuando acampaban 7 u 8 caravanas en la carretera Artajona o en el puente de la Panueva. Bajo la luna disfrutaban de la noche y sus fragancias; cantaban y bailaban... Había un sargento gitano -contaba Gloria, que era el que más pegaba a la gente de su raza.

De su madre, sillera artesana, aprendió el oficio y se ganó la vida haciendo asientos de junquillo. O recogía chatarra con el remolque o vendía sarmientos. Siempre logró vivir con independencia y ganarse el cariño de la gente.

Gloria tiene vivas tres hermanas: Avelina, María Isabel y Palmira, esta última en Barcelona. Palmira insiste en que le paga el billete para que le haga una visita pero Gloria no puede ni quiere abandonar a los suyos, a los que visita con frecuencia en el cementerio.

A Gloria le gusta ver películas del Oeste en la tele porque los carruajes le recuerdan sus vivencias en la caravana. A Gloria le gusta bañarse con agua fría porque es más sana. A Gloria le agrada que la gente le salude y ella no desaprovecha la ocasión para derrochar amabilidad y agradables palabras. A Gloria le gusta el aceite de oliva virgen, en lugar de las cremas. Y las ropas de colores, los pendientes vistosos y las flores.

Valorando su simpatía y su manera sencilla de vivir sin perder las raíces de su raza, el Ayuntamiento de Tafalla reconoce a Gloria Escudero Jiménez, en nombre de todas las mujeres que han luchado y luchan por su independencia y por tener su propio espacio en el mundo.

El acto ha concluido con abrazos por parte de familiares y amistades y fotografías de recuerdo.
¡Felicidades a todas las mujeres!

tafalla.es

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