martes, 26 de marzo de 2013

¿QUÉ ESTÁ HACIENDO LA IZQUIERDA MIENTRAS LA DERECHA PREPARA EL CAMBIO COSMÉTICO DEL RÉGIMEN?


Tal como hemos denunciado, desde hace meses, la más gran maniobra política desde la transición está en pleno desarrollo y hoy acelera sus propios tiempos. Basta con rastrear las opiniones de los medios comunicación de la derecha española, para apreciar cómo ya está en pleno despliegue la estrategia para salvar el régimen y el sistema.
La última indicación nos la brinda el conocido periodista Jesús Cacho , hablando como vocero del lobby de las grandes compañías del Ibex. En su periódico digital Vox Populi , acaba de escribir: “la alianza entre la clase política y la élite financiera ha funcionado a la perfección en España, bajo los auspicios de la Corona, desde la muerte de Franco, pero la continuidad de ese statu quo se antoja imposible tras los síntomas de agotamiento del modelo y, sobre todo, tras los traumas sociales provocados por la crisis”.
El periodista interpreta acertadamente lo que no dijo explícitamente, o dijo con la boca chica, el capo de Telefónica , Mister Cesar Alierta . El Lobby del Ibex en su tercer informe de coyuntura llega a la conclusión que “tras los síntomas de agotamiento del modelo” ha llegado la hora del cambio del actual modelo representado por el llamado Juan-Carlismo.
O que es lo mismo, los poderes “realmente existentes” han dado por amortizado al Rey y los dos grandes partidos del sistema (PP y PSOE) . Lo dice explícitamente Jesús Cacho: “ Ni los políticos van a poder seguir en la poltrona, ni los empresarios van a poder seguir haciendo empresa…seguir viviendo con el actual grado de insoportable corrupción sin abordar el saneamiento integral del sistema sería tan peligroso como jugar con fuego…”
Hay que reconocer que el diagnostico del “think thank” del poder es acertado. En realidad los políticos del régimen ya no merecen la confianza de los grandes de la banca y las finanzas. La movida estratégica tiene nombre; Príncipe Felipe y renovación total de los viejos cuadros de la transición. Como ya hemos avisado la maniobra política es de calado , pasa por cambios cosméticos pero importantes como la “monarquía federal”.
Extrañamente la Sexta se acaba de prestar a la maniobra el sábado pasado llevando, sin motivo aparente, a su plató de televisión a otro pájaro de cuentas ; el monárquico Luis María Ansón. ¿Objetivo? Preparar al personal para el recambio de las élites del poder con un discurso lleno de subentendidos. El nunca bien ponderado Ansón se hace entrevistar para hacer un reconocimiento público por los servicios prestados por el Rey y las cúpulas partidarias del PP y PSOE . Eso sí pero, las trata ya, como jubilados. Fue a decir con elegancia:“les llego la hora del retiro”.
¿Y que pasa a la izquierda del panorama?
En los próximos días veremos como la derecha financiera y mediática pasan aún más a la ofensiva. Los tiempos urgen para el poder y la profunda crisis del euro los tiene sin dormir tranquilos.
Mientras las elites complotan en palacio el magma de la rebelión aumenta de manera persistente pero lamentablemente lo hace sin dirección, sin pensamiento estratégico y sin una alternativa verosímil.
Desde ya, el caso de los Eres de Andalucía advierten a la militancia de la izquierda que sus cúpulas institucionalizadas (IU) y los dos grandes sindicatos mayoritarios no están al margen de la corrupción generalizada del régimen.
Es tan cierto que habrá que prestar mucha atención a denuncias de Tafalla y Miras dos intelectuales comunistas:
En el caso de IU y de CCOO, el dinero de la corrupción ha servido para ganar congresos, mediante el expediente de pagar cuotas de militantes ficticios –“almas muertas” como las de Gogol- que permitían arreglar mayorías en los congresos etc., y ganar siempre, a la clase política. Como ejemplos paradigmáticos de estos comportamientos, en el marco de la izquierda de la que procedemos (IU y CCOO) podemos citar los nombres de José Antonio Moral Santín y de sus colegas de la federación madrileña de IU, de José María Fidalgo o de María Jesús Paredes. La lista sería bastante más larga”.
Desde la “era Llamazares” la dirigencia de la izquierda institucional ha jugado a una subalternidad frente al PSOE que ya se torna insoportable. que hoy empieza a traerle serias complicaciones. De aquel rebélate de la última campaña electoral de IU no queda nada , solo un mal cogobierno en Andalucía con los social-liberales que han usufructuado del poder por más de 30 años.
Antes este escenario habrá que hacer una “enmienda a la totalidad “ a las actuales políticas de la izquierda institucional. Hoy más que nunca se hace necesaria ponerse a trabajar en serio para desencadenar una revolución democrática en todas las estructuras del poder. Tal como lo expresa el filósofo Juan Ramón Capella; No sólo hay que jubilar o poner a la sombra al personal político incapaz que ha venido gobernando el sistema: hay que abrir paso a gentes nuevas no infectadas por la corrupción. Hay que ingeniar un sistema político que quede en manos del pueblo. Que éste pueda controlar y que cuente con mecanismos sólidos de exigencia de responsabilidades”.
Querámoslo o no viviremos momentos convulsos, llenos de “novedades” políticas. Ahora, sí las cosas siguen tal como están, una vez más el pueblo verá como sus anhelos de cambio son traicionados por las maniobras de las élites y los pusilánimes de todos los signos que nunca faltan.
Está claro que la actual dirigencia de la izquierda no da la talla para la emergencia. Una vez más los de abajo tenemos el problema del poder puesto sobre la mesa. Esta vez no podremos eludirlo con falsas transiciones manejadas desde arriba.
La auto-organización social deberá pasar a una nueva etapa que nos permita bosquejar políticamente una verdadera rebelión popular para que los pueblos de España sean los verdaderos protagonistas de un poder constituyente originado en la base social.
Si no llegar a ocurrir así, los costes humanos para la gran mayoría de la población se tornarán en insoportables y la historia demandará la responsabilidad a una izquierda que en la práctica ha servido para dar legitimidad a un régimen en plena decadencia.
Emilio Pizocaro, en Rebelión

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