jueves, 7 de marzo de 2013

PRESOS: ¿AMNISTÍA ESCALONADA?


Una de las cuestiones más acuciantes, urgentes, para abordar de una manera ordenada el cierre del ciclo de la violencia política en nuestro país es la cuestión de los presos y su reincorporación a la sociedad vasca. En efecto, tras más de un año desde la declaración del cese definitivo de la violencia por parte de ETA, no se ha avanzado nada en esta materia, y ello se debe, fundamentalmente, a la posición del Gobierno del PP, que está demostrando una enorme falta de responsabilidad histórica con su inmovilismo, poniendo en cuestión incluso el objetivo constitucional de la reinserción. Por su parte, la dificultad que está demostrando ETA para su desarme y desaparición definitiva tampoco contribuye a romper este inmovilismo y los que pagan en carne propia las consecuencias son los presos. Pero también hay que poner el foco en la falta de concreción de propuestas por parte de los partidos vascos para buscar una respuesta efectiva, práctica y constructiva a la resocialización de los presos, sobre todo por parte de aquellos que marcan esta cuestión como prioritaria.

Y ante esta parálisis asistimos a declaraciones genéricas o frases ininteligibles que sobre todo tratan de ocultar sus propias carencias. El último ejemplo lo encontramos en el recién elegido presidente de Sortu, Hasier Arraiz, que en una entrevista ha afirmado que habrá “una amnistía escalonada”,que no es lo que muchas veces se ha representado, sino que es un estadio político deseable”. Y ha añadido que ello hará que la vuelta de los presos “no sea simultánea”, aunque tampoco será “individualizada” sino “una solución global con materialización individual”. Un juego de palabras ininteligible, se mire por donde se mire, que deja en evidencia que Sortu carece de una propuesta concreta para la salida de las y los presos.

Y es especialmente llamativo, que se vuelva a recurrir a la amnistía, aunque sea “escalonada” cuando saben que no va a ocurrir -¿por qué generar falsas expectativas?-. Tampoco se entiende que no defiendan lo que ya venía recogido en el Acuerdo de Gernika en relación a los presos: “Concesión de libertades condicionales a todos los presos penados que hayan cumplido los requisitos legales. Aplicación sin restricciones ni arbitrariedades de todos los beneficios penitenciarios legalmente establecidos”. La pregunta que surge es si la progresión legal de los penados está entre las peticiones del Acuerdo de Gernika, firmado por los que hoy complnen EH Bildu, por qué no la impulsan entre los presos. Es algo que deberían explicar.

Y se lo deberían explicar, sobre todo, a aquellos reclusos que sí han iniciado una vía de resocialización a través del cauce legal establecido, que no es otro que la aplicación de los beneficios penitenciarios a quien lo solicite y cumpla los requisitos legales. Sin embargo, la izquierda abertzale no solo no los apoya, sino que los critica y los excluye, como cuando no les dejaron firmar el Acuerdo de Gernika a los presos autodeterminados “Presos comprometidos con el irreversible proceso de paz”.

Las incoherencias aumentan si observamos cuán ha sido el recorrido que ha hecho la propia Sortu para su vuelta a la legalidad: ¿por qué se puede hacer un “uso revolucionario de la legalidad burguesa”, como decía Arnaldo Otegi, para recuperar la legalidad y no se puede hacer ese mismo uso de la legalidad por parte de los presos para recuperar su libertad? O dicho de otra manera, ¿por qué los militantes de Sortu pueden suscribir en sus estatutos el “rechazo de la violencia de ETA” y cualquier “clase de connivencia política y organizativa con la violencia, con las formaciones que han sido ilegalizadas por razón de esa connivencia” y los presos no pueden rechazar la violencia de ETA, reconocer el daño causado y asumir la responsabilidad de sus actos, que es exactamente lo que han hecho los presos que hoy se encuentran en la cárcel de Zaballa? Según palabras del portavoz de Herrira, la vía iniciada por estos presos “está dentro del esquema de vencedores y vencidos”. ¿En qué esquema se encuadra el cumplimiento a rajatabla de la Ley de Partidos? ¿Cuál es la diferencia?

El rechazo de la vía de resocialización iniciada por estos presos es más grave si cabe, cuando además no plantean una propuesta alternativa concreta y realista. Y no hay intenciones tampoco de hacerlo a corto plazo. Lo decía el propio portavoz de Sortu en la misma entrevista tras establecer la urgencia en los derechos humanos de los presos, “más tarde, también habrá que hablar de la salida de los presos”. Sin embargo, no hay ninguna razón para posponer esta cuestión. Cuanto más tarde se aborde, más tiempo de prisión para los presos, y más tiempo sin cerrar definitivamente la solución a las consecuencias derivadas de tantos años de violencia.

Es hora de mojarse, de concretar y de abordar este debate sin dilaciones. Desde el posibilismo y pragmatismo tal y como se ha hecho con la Ley de Partidos. La ponencia del Parlamento Vasco debería abordar, en la mayor brevedad posible, esta cuestión y llegar a un acuerdo de mínimos, para con posterioridad hacerle llegar al Gobierno central e intentar, de manera conjunta, que modifique su política penitenciaria.

Tenemos que cerrar el ciclo de la violencia de manera ordenada, con la reincorporación de las y los presos a la sociedad. Pero sobre todo, con una reflexión compartida de que la violencia no resuelve los conflictos, sino que los agrava. El hecho de que los que recurrieron a la violencia vayan reincorporándose a la sociedad compartiendo esta reflexión y extendiéndolo en su entorno –como lo están haciendo los presos de Zaballa- será la mayor garantía para la convivencia y para la no repetición.

Aintzane Ezenarro

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