La crisis y, sobre todo, las políticas de austeridad sin concesiones están pasando factura a España. La desigualdad está en el nivel más alto de la democracia; unos niveles de desigualdad tan altos que en Europa solo encuentran parangón con Lituania y Bulgaria. Lo constata un estudio de la Fundación Alternativas que alerta sobre una brecha social que no ha dejado de crecer en los últimos años.
"La tendencia es inequívoca, en todos los países de la OCDE ha aumentado la desigualdad desde los años ochenta", asegura Luis Ayala, catedrático de Economía en la Universidad Rey Carlos y uno de los autores del informe. En España esa desigualdad ha avanzado de forma fulgurante en los últimos años: en los dos primeros años de la crisis, el índice de Gini -la diferencia entre los que más tienen y los que menos- aumentó un 10%.
"La ralentización de la actividad económica y el vertiginoso aumento del desempleo dieron lugar al mayor aumento de la desigualdad desde que se dispone de información anual sobre los ingresos de los hogares. Los hogares con menos ingresos han sido también los que durante el desarrollo de la crisis han visto más mermados sus recursos. Lo contrario, sin embargo, parece haber sucedido en los hogares más ricos, que registran los mayores incrementos", dice el informe. La primera parte de la recesión habría tenido, por tanto, "un efecto regresivo" sobre la distribución de las rentas, lo que habría ocasionado el aumento de la desigualdad "sensiblemente superior al registrado en promedio por los países de la Unión Europea".
¿Por qué? Belén Barreriro, directora del Laboratorio de la Fundación Alternativas, apunta tres factores clave: el desempleo, la debilidad del sistema fiscal, y un sistema de protección y bienestar social que ha resultado insuficiente. El informe señala que el efecto de la crisis sobre el empleo ha sido muy superior que en el resto de países. No solo por el aumento desorbitado del paro, también por el impacto que ha tenido en las personas que funcionan como 'cabezas de familia' y por su efecto entre los jóvenes y entre una parte de la población poco cualificada.
Además, y en contra lo que puede parecer, la época de bonanza y crecimiento económico que vivió España en los años anteriores a 2007 no se tradujo en una reducción de la desigualdad. El país entró en la recesión poco preparado para resistir los embates de la crisis. Las prestaciones sociales, por ejemplo, no crecieron al mismo ritmo que lo hacían las rentas medias. "Conforme avanza el estado de desempleo, las prestaciones se reducen drásticamente. En España no tenemos un último nivel de protección social. En las comunidades sí existen rentas mínimas, pero con criterios diferentes", señala Luis Ayala.
Esa, junto al creciente número de trabajadores pobres (que a pesar de tener un empleo, tienen salarios y condiciones que no les permiten salir de la exclusión) es una de las razones que explica el hundimiento de las clases bajas y el empeoramiento de las clases medias. El estudio señala que la flexibilización de las relaciones laborales y el recorte de la negociación colectiva empeora también la brecha entre unos ciudadanos y otros.
"Los estados del bienestar han perdido capacidad para corregir las desigualdades", asegura Ayala. Para el catedrático, el sistema español es "poco redistributivo, menos que la mayoría de países de la OCDE". "Se enfatiza el carácter recaudatorio de los sitemas impositivos, y menos su faceta distributiva de la riqueza", dice el catedrático, que señala el aumento de los impuestos indirectos -como el IVA- como un factor que empeora las desigualdades.
El informe señala que la sanidad y la educación son fundamentales para asegurar la igualdad y, por tanto, los recortes en estos dos pilares del bienestar disparan las diferencias. "El gasto sanitario beneficia en gran medida a los grupos sociales más desfavorecidos y de forma considerable a las clases medias", destaca el texto, que señala el gasto farmacéutico y el de atención primaria como los más importantes, ya que "contribuyen en mayor medida a la progresividad de este gasto". Precisamente, en el último año se ha puesto en marcha el copago farmacéutico y varias comunidades autónomas han cerrado o reducido el horario de centros de atención primaria. Los autores concluyen también que cuando la gestión de centros sanitarios o educativos se transfiere al sector privado "se aumentan las desigualdades".
"El informe deja claro que ante la desigualdad hay remedios, y quien puede corregirla son los poderes públicos, las políticas. La relación de los ciudadanos con la política es especialmente mala, con un nivel de desafección que es insólito en la democracia. Y si hay una causa es la desigualdad: los españoles son de los ciudadanos europeos que más creen en la igualdad", asegura Belén Barreiro.
Ana Requena, en eldiario.es
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