Vivimos días en los que en alguno de ellos se cumplen 75 de
algún acontecimiento vinculado a la guerra, a los gestos de nuestros mayores, o
a las atrocidades vividas.
Pero hay otros aniversarios que pasan debajo de la mesa y que
conviene recordar por las repercusiones que siguen teniendo. Me refiero a la
separación de los navarros socialistas del Partido Socialista de Euzkadi hace
ahora treinta años redondos. Y aquello, aunque parezca mentira, sucedió. No
existía el PSE y el PSN, sino todo era el PSE, con los gritos de “Nafarroa,
Euzkadi da”, la celebración del Aberri Eguna, la pancarta de la
autodeterminación, la candidatura conjunta para el Senado en 1977 con el PNV y
ESEI, la pertenencia a la Asamblea de Parlamentarios Vascos con D. Manuel de
Irujo al frente, la portavocía de Carlos Solchaga, el de Tafalla, del Grupo
Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados etc.
Y de repente y a cuenta de que se habían creado dos Comunidades
Autónomas, la Vasca y la Navarra, decidieron separarse sin dar mayores
explicaciones. Es como si el PNV hubiera creado dos partidos: el vasco y el
navarro. Y a partir de ahí, una gestión política basada en los pactos con la
derecha navarrista más antivasca, el limitar la vida del euskera a ghettos, el
consolidar una autonomía uniprovincial cuyo santo y seña ha sido perseguir
cualquier atisbo de vasquidad.
Magro balance de treinta años y una realidad actual de partido
más parecido a una orden mendicante, desnortada y sin gasolina, que a un partido
histórico asentado fundamentalmente en la Ribera.
En resumen. ¡Qué diferente hubiera sido hoy la historia, tanto
de la CAV, como de Navarra, con un Partido Socialista Vasco o Vasco-Navarro!
Bajo el lema “Seguir avanzando” se celebró los días 5 y 6 de
junio de 1982 en Pamplona el Congreso Constituyente del Partido Socialista
Navarro. Con la elección de la nueva ejecutiva culminaba el proceso de
desvinculación de los navarros del PSE, en el que se encontraban integrados
hasta aquella fecha.
El acto comenzaba tras un trabajoso “Ongi etorri guztiak”
dirigido a los doscientos delegados asistentes y a los numerosos invitados al
acto, entre los que se encontraban Carmen García Bloise, Luis Fajardo Espínola,
Carlos Solchaga -que saludó como “un navarro socialista y no un socialista
navarro”- y el Secretario General del PSE, Txiki Benegas.
En los pasillos había expectación, ya que se llegó a filtrar
que una parte de los delegados estaba dispuesta a plantar cara a la línea
oficial dirigida por Urralburu y Arbeloa. Sin embargo, parecía seguro que
saldrían adelante con un amplio margen de diferencia las ponencias presentadas
por la Ejecutiva saliente, así como la definitiva separación del PSE-PSOE. Tras
los debates, llevados a cabo sin presencia de los medios de comunicación, se
aprobaban todas las propuestas por unanimidad.
Tras la intervención y saludo de diversos líderes, siempre en
un tono triunfalista, tomó la palabra Gabriel Urralburu para leer el informe
político elaborado por la Ejecutiva saliente. A lo largo de 26 páginas,
Urralburu repasó la trayectoria política seguida por el PSOE en Navarra desde
1977, en el que favorables a la “incorporación de Navarra en Euzkadi” estaban
integrados en el Frente Autonómico con partidos nacionalistas. El Secretario
General saliente dijo cosas tan extraordinarias como que los navarros “nos
enteramos del pacto casi por la prensa, cuando estábamos negociando aquí otro
frente. Nunca hemos hecho uso del nombre del PSE, sino del PSOE, y tampoco hemos
participado en mítines conjuntos con el PNV”. Curiosamente aquel pacto se hizo y
formó en el Hotel Maisonave en el centro de Pamplona.
No faltó tampoco en el análisis una valoración de las
convivencias socialistas con la derecha más conservadora de UPN para sacar
adelante el proyecto de “Amejoramiento del Fuero”, relaciones que ese día
repudiaron públicamente al darse cuenta de que la opinión pública identificó la
política del PSOE con la de UCD y UPN.
Días antes, en el transcurso de una rueda de prensa convocada
para informar de la celebración del Congreso, Gabriel Urralburu no había dudado
en manifestar que “si en el 77 se decidió llevar a cabo el proyecto de
vinculación, fue porque al final de la dictadura ningún militante de izquierdas,
podría llamarse solo navarrista y de izquierdas”.
Estas declaraciones contrastaban notablemente con las
realizadas aquel mismo año por el líder socialista a la revista “Tierra
Navarra”, en las que afirmaba que nadie podría decir en Euzkadi que los
socialistas navarros no habían luchado por la autonomía vasca. “Están
perfectamente unidos –continuaba- los intereses del socialismo con la
vinculación de Navarra al País Vasco”.
El tono “navarrista” con el que los socialistas trataron de
impregnar su programa se dejó sentir en todo el Congreso. El mismo Txiki Benegas
insistía en diferenciar machaconamente la dicotomía “vascos” y “navarros”, en un
nuevo alarde de equilibrismo político. El Secretario General del PSE, que acudió
como invitado, puntualizaría que Navarra tenía derecho a recuperar su
autogobierno y sus instituciones, “y así lo ha demostrado a través del
Amejoramiento. Ambas comunidades se asientan sobre presupuestos distintos como
son el Estatuto de Gernika y el Amejoramiento del Fuero”.
Pese a la trascendencia de los acuerdos adoptados, que suponían
un giro total en la política del partido desde su legalización, algunos de los
invitados apenas concedieron relevancia a la cuestión catalogándola como una
medida meramente “coyuntural”.
Concluido el acto inaugural, se cerraron las puertas para el
debate de las ponencias de organización y política que se habían presentado a
discusión, así como para la elección de nuevos cargos. Entre los objetivos
designados en la ponencia de resolución política destacan la defensa de la
Constitución, la defensa de la personalidad de Navarra en el marco del
Amejoramiento, el desarrollo progresivo de éste y la lucha contra la violencia y
el terrorismo.
La impresión generalizada fue la de que el PSOE se estaba
construyendo un marco autónomo para gobernar en él. Aspiraciones electorales
que, por otro lado, fueron recalcadas por Urralburu tanto en la rueda de prensa
anterior al Congreso como en el desarrollo del mismo.
Si las sesiones no depararon ninguna sorpresa en cuanto a la
aprobación de los textos planteados, tampoco las hubo a la hora de elegir a la
nueva Ejecutiva. La víspera se hablaba de una supuesta bipolarización interna,
con una pugna entre Julián Balduz y Gabriel Urralburu por constituirse en
cabezas visibles del Partido.
Con el 76,80% de los votos fue elegido Presidente del PSN Paco
Álava, ex-alcalde de Tudela. Hasta hacía bien poco aún se le veía en alguno de
los carteles que milagrosamente se habían salvado de las inclemencias
climatológicas, al lado de Manuel Irujo y Carlos Clavería en una lista al Senado
español por el Frente Autonómico.
El Congreso Constituyente pasó sin pena ni gloria. Fue una
defensa a ultranza de la línea oficial en la que se aludió en numerosas
ocasiones a la “cooperación” con “el País Vasco” y se potenciaba la tercera vía:
“un lugar de encuentro entre ambas comunidades, el Comité Socialista
Vasco-Navarro”.
Se insistió asimismo en que la desvinculación no significaba
ruptura. Txiki Benegas hizo alusión a ello al comentar que se equivocaban los
que pensaban que éste era el Congreso de la separación. “Si federar es unir
desde la libertad y la solidaridad –dijo-, hoy estamos sentando las bases de una
profunda unión”.
Con la presencia de Enrique Múgica Herzog, se cerraba aquel
domingo el Congreso de la ruptura. Antes habían tomado la palabra algunos
invitados y el nuevo presidente. El reelegido Secretario General, Urralburu,
cerró el turno de intervenciones resumiendo los auténticos fines perseguidos por
el partido. “El proyecto socialista –manifestó- es un proyecto autónomo que
significa estar por encima de la política de enfrentamiento que mantienen los
nacionalistas vascos, que buscan la incorporación de Navarra, y la derecha
navarra, que no reconoce el problema”. Muy bonito. Pero sabemos lo que ocurrió.
Urralburu se dedicó a robar.
Ocurrió hace treinta años.
Iñaki Anasagasti, senador por Bizkaia de EAJ-PNV
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