Fíjese bien en estos nombres: Raül Romeva, Ramon Tremosa, Ana Miranda e
Izaskun Bilbao.¿Cuántos de ellos reconoce? ¿le inspiran confianza? ¿estaría dispuesto a
votar por una candidatura que encabezara alguno de ellos? Si les hablo de Jaime Mayor Oreja,
Magdalena Álvarez, LuisYáñez o José Manuel García-Margallo, es muy probable que enseguida los
identifique, e incluso que haya votado en alguna ocasión por ellos, hasta incluso como cabezas
de lista. Pues bien, los cuatro primeros son los eurodiputados del Estado español que obtienen
una evaluación sobresaliente por su trabajo y nivel de asistencia en el Parlamento
Europeo, mientras que en el segundo grupo –el de nombres bien conocidos como los de Mayor Oreja o
Magdalena Álvarez– figuran los que cierran la clasificación con un nivel de
trabajo poco mayor que cero.
En una coyuntura como la actual, en que las decisiones de la Unión
Europea son más decisivas que nunca para el rumbo
político y económico del Estado español y en que el Parlamento Europeo es
la única instancia comunitaria elegida democráticamente, resulta
especialmente preocupante –e indignante– la
dejadez de buena parte de los eurodiputados españoles, y muy especialmente el desinterés del PP y
del PSOE por el trabajo en esa institución.
Se diría que, absorbidos en lalucha por el control del aparato del Estado, renuncian a intervenir decisivamente en instancias que,como el Parlamento Europeo, también inciden de manera determinante sobre los márgenes deactuación del propio Estado. En fin, una gravísima irresponsabilidad que tiene nombres yapellidos, como se puede ver en el estudio anexo, y que afecta a 3 de cada 4 eurodiputadosespañoles.
Se diría que, absorbidos en lalucha por el control del aparato del Estado, renuncian a intervenir decisivamente en instancias que,como el Parlamento Europeo, también inciden de manera determinante sobre los márgenes deactuación del propio Estado. En fin, una gravísima irresponsabilidad que tiene nombres yapellidos, como se puede ver en el estudio anexo, y que afecta a 3 de cada 4 eurodiputadosespañoles.
Paradójicamente, son los partidos nacionalistas o soberanistas (ICV, CiU, PNV, BNG y
enmenor
medida ERC) los que salvan la imagen de España en el Parlamento Europeo, con
unnivel
de trabajo, asistencia y compromiso muy superior al promedio no solo español,
sino del propio Europarlamento.
A ellos habría que añadir al representante de IU, aunque con un tachón:presenta un magnífico nivel de rendimiento, pero es el que más falta, aspecto en el que además esreincidente y ha empeorado sus índices a lo largo de la legislatura.
A ellos habría que añadir al representante de IU, aunque con un tachón:presenta un magnífico nivel de rendimiento, pero es el que más falta, aspecto en el que además esreincidente y ha empeorado sus índices a lo largo de la legislatura.
Sería deseable que
el ansia de control de la sociedad sobre sus representantes públicos no
serestringiera a momentos puntuales, como ocurrióhace quince meses con la campaña #eurodiputadoscaraduras con motivo de la discusión sobre la presunta necesidad de que
sus euroseñorías viajaran en primera
clase, obviamente de manera gratuita. En aquel momento,publicamos un primer estudio del rendimiento de los eurodiputados españoles, que ahora presentamos
actualizado, ampliado y mejorado, y que ponemos a disposición de la opinión
pública para que cada quien extraiga las oportunas conclusiones y actúe –o no–
en consecuencia.
No se trata, por supuesto, de recurrir a tácticas demagógicas como pueda
ser analizar un hemiciclo vacío como señal de ausencia de trabajo, ya que buena parte de las tareas de loseurodiputados se realizan en comisión, en su despacho, en los pasillos e
incluso al teléfono. Pero cuando ese trabajo
no tiene reflejo en iniciativas e intervenciones tanto en los plenos como en
las comisiones del Europarlamento, es señal de que algo
falla. Y, como veremos,
esta situación dista mucho de ser una
excepción.
Publicado originalmente en lengua gallega en el
diario digital Praza Públic
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