Vaya por delante el reconocimiento de la injusticia que representó la
violencia y la presión coactiva de ETA. Una injusticia que se cometió en primer
lugar contra las personas que sufrieron en carne propia el zarpazo de la
llamada ‘violencia de motivación política’. A quienes se les quitó la vida, se
les arrebató todo. También se cometió una injusticia terrible con todos los que sufrieron la amenaza y la persecución
por parte del mundo ideológico-político que durante décadas justificó tales
prácticas. Es cierto que ese ambiente hostil lo extendieron por el conjunto del
territorio vasco-navarro, pero quien realmente lo sufrió fue un conjunto
heterogéneo e indeterminado de personas. La inmensa mayoría de los que sintieron
de cerca la intimidación siguen entre nosotros, pues decidieron hacer frente
con la ilusión puesta en la derrota de la estrategia de la violencia y el final
de ETA. Cuando se habla de injusticias y de reparaciones nuestras instituciones
deberían de tenerles en cuenta, aunque no formen parte de ningún proyecto de
retorno. Un número no determinado de ciudadanos que sufrieron esa misma amenaza no pudieron aguantar
y optaron en contra de su voluntad por trasladarse a vivir a otros territorios.
Es preciso reconocer también la injusticia que padecieron estos, y adoptar las
medidas de reparación que puedan paliar las consecuencias de aquella decisión
no querida. Huelga decir que muchas de las personas que optaron por este exilio
forzado mantienen vivo su vínculo con su comunidad política. Quiero decir que
el arraigo social, político y cultural con la comunidad no es principalmente
una cuestión de censo electoral. Sin embargo, para la plenitud del arraigo,
para una mayor y mejor vinculación es preciso remover los obstáculos que
impiden la integración y la participación en la vida social, política y cultural.
De ahí que si de verdad se quieren adoptar medidas dirigidas a superar la
injusticia que representa la figura del ciudadano desplazado por razones de coacción
terrorista, se deberían priorizar a mi
juicio dos actuaciones. En primer lugar, la aprobación de un Proyecto Retorno
referido a estos ciudadanos, siendo el retorno su gran objetivo; expresión y
símbolo del triunfo individual y colectivo sobre el terrorismo que les obligó a
marcharse. En segundo lugar, una vez definida con claridad la figura del ‘ciudadano
desplazado’, se deberían adoptar las medidas necesarias para configurar una
relación aproximada de las personas que podrían tener derecho a acogerse a las
medidas previstas para la efectividad del retorno. El proyecto de reforma de la
ley electoral promovido por el ministro de Interior se ocupa del ámbito
electoral, como si el derecho constitucional a la participación política
tuviera solo la dimensión del sufragio activo o como si el triunfo sobre el terrorismo
consistiese en votar como residente desplazado. El triunfo sobre el terrorismo
debe ser buscado y expresado con el regreso de los llamados ‘exiliados de ETA’.
El objetivo debe ser el retorno de todos aquellos que lo deseen. La reparación
de las injusticias en el ámbito electoral debe efectuarse de tal forma que las
medidas reparadoras no puedan ser usadas fraudulentamente para cometer otras
injusticias. El principio de seguridad jurídica es el que debe guiar cualquier reforma
de la ley electoral que pretenda establecer un régimen excepcional para un tipo
de electores, cuya verificación no depende de criterios objetivos, sino de algo
tan subjetivo como la declaración del solicitante que dice ser, sin necesidad
de mínima prueba, elector desplazado de Euskadi o Navarra por la coacción
terrorista. Es obvio que el principio de seguridad jurídica en este caso no
puede quedar subordinado a algo tan insólito como es la ‘presunción de
veracidad del solicitante’, sin el mínimo control de veracidad de dicha
declaración. Lo peor que les podría pasar a los auténticos desplazados es que
la opción prevista en la propuesta del
Ministerio de Interior fuese ejercitada fraudulentamente por quienes se
marcharon de Euskadi y Navarra por razones distintas a la coacción de ETA
viernes, 27 de julio de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario