¿Sigue siendo difícil ser adolescente gay, lesbiana o
trans?
Totalmente. Ayer mismo vino un chaval en cuyo centro había tres casos de
bullying; a dos chicos que habían reconocido que les gustaban los chicos, y a
una chica. Es una de las edades más complicadas. En Aldarte vemos más casos de
chicos que sufren bullying por su presunta homosexualidad. Creemos que
es porque las chicas lo dicen menos. En cuanto a las personas trans, todavía
dicen menos lo que les está pasando. Es una edad super difícil para entender qué
está pasando con su cuerpo, por qué les dicen que son una cosa y se sienten
otra.
¿Cómo suelen reaccionar las amistades cuando uno o una les cuenta que
no es hetero?
Es la primera gente a la que se les habla del tema y vemos que hay mayor
aceptación y comprensión que hace años. El chico que atendí ayer me decía que
con sus amigos no tiene problemas, que incluso están dispuestos a defenderle
ante los que se meten con él. Vienen muchísimos chavales acompañados por
amigos.
¿Y cómo se lo toman las familias?
La situación tampoco está mal si la comparamos con hace diez
años o treinta. Los padres se sorprenden, se extrañan, preguntan qué va a pasar…
Pero después de esa primera impresión, tienen muy buena voluntad, se esfuerzan
por apoyar. El entorno más crudo sigue siendo la escuela.
Se habla mucho de eso de salir del armario. ¿Recomendáis en todos los
casos decir al mundo “soy gay, lesbiana o trans”?
Si no sabes cómo hacerlo, no siempre es buena idea. Aunque suene a
retrógrado, si no sabes cómo llevar adelante estos temas, lo mejor es que lo
vivas, con las contradicciones que supone no ser tan visible. Habla con las
amistades, habla con los padres y madres. Pero, ahora mismo, en clase, yo
recomendaría calma. No te lances a la piscina, no lo grites a los cuatro vientos
sin pensar cómo lo vas a llevar. La gente se está encontrando toda clase de
chismorreos y burlas. Es difícil.
Pero igual la mejor forma de callarles es decir: “Pues sí, soy
lesbiana”…
En el papel, lo mejor sería decirles: “Pues sí, soy lesbiana, gay, o trans.
¿Y a tí qué te pasa?”, mirándole a los ojos. Pero vemos que esa reacción no
está parando las situaciones de acoso en la escuela; funciona más en la universidad. Para soportar eso hay que ser muy fuerte. Los
chicos y chicas viven con orgullo su identidad, lo que les disgusta es
enfrentarse todos los días a un grupo de gente que cuchichea, se ríen, y les
llama mariquita o bollera. No saben cómo pararlo, pero tampoco el profesorado ni
los padres. Vemos que la chavalería lo cuenta a adultos y estos no saben qué
hacer.
Entonces, ¿qué hacemos para combatir el bullying?
No es responsabilidad de los chavales, ni de los que acosan ni de las
víctimas. Hay que hacer un trabajo muy a largo plazo. Que desde pequeñitos
hablen del tema, que no se está haciendo más que de forma puntual. A corto
plazo, el profesorado, los adultos, tienen que estar muy atentos y cortar de
raíz cualquier tipo de abuso.
Insultos como marica o marimacho no se utilizan sólo para meterse con
la orientación sexual sino para machacar a quien no encaja con los modelos de
masculinidad y feminidad…
No hace falta ser gay ni lesbiana, sino que lo parezcas, según esos modelos.
Si eres chico, basta con que no te guste el fútbol, no te guste ir de machito,
no tengas actitud agresiva, para estar señalizado. Lo mismo ocurre con chavalas
con aspecto masculino o aficionadas al fútbol.
¿Es importante definirse como gay, lesbiana, bisexual o trans? ¿Es
necesario identificarse con una identidad?
Perdemos mucho tiempo preguntándonos qué soy yo. Más que las definiciones, lo
importante es vivir lo que sientes, disfrutar de la sexualidad sin armarios, sin
tener que decir “oh, dios mío, qué me está pasando, que soy lesbiana”. Pero es
inevitable en esta sociedad. Si no eres heterosexual, te vas a preguntar si eres
normal.
En todo caso, decías que la juventud no vive su orientación sexual
como un problema; que el único problema es la homolesbotransfobia.
Cuando yo era adolescente, no se oía absolutamente nada de homosexualidad y
transexualidad. Ahora los chavales y chavalas desde muy pequeñitos lo han visto
en series, se lo han contado en la escuela… Tienen información y referencias
positivas como para pensar que no son tan anormales ni tan monstruos. La gente a
los 13 o 14 años se siente bien con su homosexualidad, pero se enfrenta a una
sociedad que es muy heterosexista. Todavía se da que cuando una chica dice que
le gusta otra chica y viceversa, se le conteste que es una fase, que no se
preocupe, que se va a arreglar. ¿Y ser heterosexual no es una fase? Pocas veces
se encuentran con gente que les anime a vivir su sexualidad. Yo les diría que no
hagan caso.
Las personas transexuales no pueden cambiar su nombre y sexo de la
documentación hasta que no son mayores de edad. ¿Cómo lo ves?
No me parece un tema tan complicado como se empeña la gente. Si una persona
menor se comporta de una manera contraria a como le están diciendo que se tiene
que comportar, hay que dejar que surja lo que tenga que surgir. Puede ser
transexualidad, que le guste travestirse o lo que sea. Después decidirá con
libertad si se hormona o se opera. Hay tanta preocupación que ante un caso así
en seguida se les lleva al psicólogo, a plantearse la operación… ¿Que Luis
quiere que ahora le llames Cecilia? Pues llámale Cecilia, que no va a pasar
nada. La Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos está empezando a decir
estas cosas, que hay que dejar a las personas actuar según el género que
sienten. Me da pena que haya una definición tan médica de la transexualidad, que
la única vía que damos a un menor sea la hormonación. Además, hasta la
adolescencia las personas no se desarrollan; ahí es sencillo ir hacia el género
que sienten. Muchas veces no es una decisión tanto de la persona, sino de lo que
le exige la sociedad. Habría que trabajar por que las personas puedan vivir como
transgénero, que sea una opción.
¿Qué recomiendas a jóvenes que se sientan solas o solos por su
orientación sexual o identidad de género?
Internet es interesante, la juventud lo está usando mucho
para contactar con grupos determinado. El asociacionismo también es una buena
opción. En Aldarte, los martes tenemos un grupo de apoyo para jóvenes entre 14 y
veinti tantos años, para que se conozcan, intercambien recomendaciones, etc.
Según nuestra experiencia, los espacios deportivos son muy importantes para las
chavalas lesbianas. En todo caso, que no se queden parados y paradas: cada vez
hay más gente joven que se está moviendo para vivir su sexualidad en
libertad.
Beldur Barik
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