lunes, 17 de septiembre de 2012

TODOS VASCONGADOS EN BARIAIN



Regía los destinos de la iglesia de Amunarrizqueta, “corriedo de Leozarana”, dice el legajo, en 1776, en la histórica Valdorba, don Josseph de Urrizola, natural de Sangüesa, presbítero, abad de Amunarrizqueta e interino de Bariain, cuando debido a la débil congrua, que rentaban las propiedades del lugar se vio en la tesitura, para poder subsistir, de unir la congrua de Amunarrizqueta con la de su vecino Bariain, alcanzando de esta manera un salario justo y digno para el rector. No era tan fácil lograrlo así sin más, con una mera solicitud ante la curia, sino que tenía que vérselas, además, con el marqués de Besolla que a la sazón era don Joaquín de Elio yAlduncin y con la señora doña Joaquina Regalada Aguirre y Beraiz, condesa de Ayanz, patronos únicos del señorío. Las reglas por las cuales se gobernaban los señoríos así lo establecían y a ello había que atenerse en este caso. Para ello fijó en las puertas de las dos iglesias, en la de Amunarrizqueta y en la de Bariain un tanto del edicto citado el 19 de octubre de 1776.

EL SEÑORÍO DE BARIAIN
Bariain, en la Valdorba, era señorío desde la Edad Media, apuntan las crónicas antiguas del Antiguo Régimen, y se gobernaba por normas propias administrativas tanto en la relación con los hombres y familias del lugar como con la Iglesia. También, la dependencia que señores y colonos tenían con la tierra era especial, por ser señorío, y alcanzó hasta el siglo XX. Todos conservaban una relación entre ellos que con el tiempo se fue alejando de la disciplina y rigidez primitivas. A la altura de 1776 las cosas con lentitud pero con seguridad iban cambiando y ya no eran lo que antaño mostraban. Viene esto a significar que algunas prerrogativas, derechos de nombramiento, de propiedad y de justicia que los dueños poseían sobre el lugar iban pasando a los súbditos estableciéndose de esta manera nuevas formas de relación humana y cultural.

En todo caso, se dice en el proceso que era lugar recóndito y posiblemente sin escuela ni nada parecido que elevara su bajo nivel cultural, tampoco tenían párroco propio y el que pretendía la parroquia desconocía totalmente el vascuence, lengua con la que tenía que relacionarse obligatoriamente. Así que la llegada de don Miguel Francisco de Arizu fue la ocasión propicia para destapar todos aquellos condicionamientos sociales que normalmente aparecen ocultos en los litigios, sean civiles o eclesiásticos.

TODOS SON NAVARROS VASCONGADOS Y NO SABEN OTRA LENGUA
El concilio de Trento ya establecía y alentaba a los párrocos de las iglesias locales a enseñar la doctrina cristiana y a aprender las oraciones en lengua vulgar, en lengua vascongada, y así se había enseñado durante los dos últimos siglos en los pueblos de la Valdorba, sin ninguna duda, mostrando de esta manera el misterio de la fe y de la vida de Cristo a los niños y niñas de los pueblos.

La débil congrua, las mínimas rentas que poseía la iglesia de Santa Bárbara de Bariain no permitían el nombramiento de párroco y los feligrses se tenían que servir para los oficios religiosos del rector de Amunarrizqueta. Corría el año 1776 cuando a Josseph de Urrizola, rector de Amunarrizqueta, se le ocurrió unir ambas parroquias. En un principio todo parecía que iba sobre ruedas en el nombramiento del nuevo párroco cuando surgió la figura del navarro y vascongado don Miguel Francisco de Arizu, hijo de Barásoain, quien solicitando el nombramiento para la parroquial de Bariain, puso ciertas objeciones a las pretensiones de don Josseph de Urrizola de unificar las dos parroquias. Arizu debió ser ordenado sacerdote el año anterior por el obispo de Pamplona, el baztanés Juan Lorenzo Yrigoyen.

En concreto, se referían a la nula formacion que poseía don Josseph con el idioma vascongado “el cual ignora la lengua vascongada y los feligrses de dicho de lugar de Bariayn no comprenden otra que esta” “y que por ello no es capaz de servir la abadía de Bariayn”. Añadía, además, que son 16 personas que comulgan con tres caseros que llevan el señorío y “los feligreses son todos vascongados y en este supuesto debiera escrupulizar gravamente la contraria”. La expresión “escrupulizar gravamente la contraria” viene a decir que la parte contraria, don Josseph de Urrizola, al pretender la parroquia de Bariain debiera tener más cuidado que nunca al ser sus feligreses, gentes solamente vascoparlantes y ser él ignorante de la lengua vascongada. Una ironía que no caería en saco roto.

Y en las funciones de párroco interino que ha realizado don Josseph de Urrizola debe “solicitar que don Francisco Ximenez (abad de Artariain) le convirtiese (traduzca) en lengua vascongada la explicación de la doctrina cristiana que tenía vertida en idioma castellano”. Era un 27 de julio de 1778 y la sociedad navarra y valdorbesa se encontraba a unos años, casi a las puertas de la revolución francesa.

ALGUNOS VECINOS DE BARIAIN
Pudiéramos pensar que los vecinos de Bariain, habitantes y moradores de los altos de Mairaga y Sorguinaran en el año 1778 en la Valdorba, pertenecían a un grupo social, más o menos alejadro de nuestros intereses particulares y familiares, hombres y mujeres nacidos en otros siglos y que no tienen relación con nosotros mismos, familias de la Valdorba y de la comarca de Tafalla. Nada más alejado de la realidad y de la historia pensar que lo de ayer no continúa con lo de hoy. Recordando, asimismo, aquello de que para saber adónde vas tienes que saber dónde estás y de dónde vienes.

Las numerosas familias vascongadas que vivían en el señorío de Bariain en 1778, en la Valdorba responden a nombres y apellidos de la zona que con el tiempo se extendieron por Tafalla y su entorno. Entre ellas hallamos en 1752 a Antonio de Goyena y María Ignacia de Garayoa, conocidos apellidos de familias tafallesas. Unos años más tarde, en 1766, a Thomas Solchaga y Gerónima Irissarri. En 1777 a Juan Fc. Yracheta y Lorenza Arrazubi, Miguel Aiessa  y Josefa Antonia Leoz. Completan la lista en 1779 Bartolomé Liberal y María Ángela de Loyola, Fco. Ayesa y María Michaela Liberal, Juan Martín Sola y Fca. Iracheta, Ybarrola….Todos ellos y ellas, hombres y mujeres de la tierra, con posibles lazos familiares en la ciudad del Cidacos y su ámbito.

Y es muy probable que la cultura propia, de la familia, de su casa y de su tierra, nos estamos refiriendo a la lengua vascongada, al euskara valdorbés y todo lo que ello implica, llegara hasta el siglo XX en un ejercicio de transmisión de la lengua, oculto y silencioso, de padres a hijos, de abuelos a nietos, que para muchos, es obligado señalarlo, pasó inadvertido.

El pretendiente don Francisco de Arizu de Barásoain, fue nombrado interinamente abad de Bariain, donde ejerció de sacerdote hasta 1788, siendo sustituido por don Joaquín Ramón de Eraso en 1789. Con anterioridad otro sacerdote de Barásoain, Juan Vicente de Elgueta, también vascongado, rigió en un principio la parroquia de Bariain, de donde se trasladó a Bezquiz en 1773.

Antonio Berrio Solchaga, en La Voz de la Merindad

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