Esperanza Aguirre y Gil de Biedma
anunció el 17 de septiembre su decisión
de dejar la Presidencia de la
Comunidad Autónoma de Madrid
(CAM), que preside desde 2003.
Muchos se preguntan qué futuro le
deparará, ya que no se creen que
se conforme con el cargo de funcionaria
en Turespaña. Algunos lo
ven como un pulso hacia Moncloa
si Rajoy no supera la crisis. Pero
mientras tanto, ¿de qué vivirá
Aguirre? ¿Cómo sustituirá su salario
anual como presidenta regional
de 89.643 euros (más de un millón
con pagas)?
Aunque el dinero no ha supuesto
nunca un problema para la expresidenta,
pese a que en el pasado declarase,
para perplejidad de muchos,
que “no llegaba a final de
mes”. La familia Aguirre está muy
vinculada a la nobleza. Esperanza
es condesa consorte de Murillo gracias
a su matrimonio con Ramírez
de Haro Valdés, grande de España
y titular de 1.877 hectáreas en
Castilla y León, que administra explotaciones
agrícolas y ganaderas a
través de las sociedades Savial y
Corrales Nuevos Artesanos. Es la
mayor de ocho hermanos, nieta a
su vez de los condes de Sepúlveda.
Tiene dos hijos: Fernando Ramírez
de Haro y Aguirre, marqués de
Villanueva de Duero, vinculado a la
construcción a través de la promotora
Iris Real State (60 millones de
euros anuales de facturación) y
Zaphir, línea inmobiliaria del grupo
Aguirre Newman. El hijo menor, Álvaro,
conde de Villariezo, se convirtió
a principios de año en asesor del
secretario de Estado de Comercio,
Jaime García-Legaz, y recibe ayudas
oficiales para sus ganaderías
salmantinas. Pero no es el único que
vive del dinero público: Ana Botella
contrató recientemente a una de las
hermanas Aguirre, Cristina, como
asesora en el Distrito de Hortaleza
con un sueldo de 46.625 euros.
La opacidad es manifiesta y actualmente
es imposible conocer
el patrimonio de la familia
Aguirre, relacionada frecuentemente
con negocios especulativos
como el paso del AVE por
Guadalajara, donde promovió el
complejo Ciudad Valdeluz en el
pueblo de Yebes (antes de apenas
200 vecinos), donde se levantarían
9.000 viviendas a tan sólo
unos minutos de Madrid. Se les
acusó de pelotazo urbanístico al
no situar la estación en el centro
de Guadalajara. Aguirre desmintió
que las tierras (antes de uso
agrícola) pertenecieran a su familia.
Actualmente, Valdeluz-Yebes es una de las estaciones
fantasma de España (sólo 80.000
usuarios en 2010) y no alcanza
las 1.500 viviendas ocupadas. La
inversión se realizó antes de la
burbuja y la revalorización benefició
a la tía del conde Murillo,
Teresa Micaela Valdés, que tenía
1,4 millones de metros cuadrados
en Guadalajara. El hermano
de la expresidenta, Javier
Aguirre, presidente de la consultora
Aguirre Newman, también
pasó por caja al recomendar la
compra de pisos en Valdeluz.
Los movimientos especulativos
se suceden en Madrid: 24.326 m2
en Villanueva de la Cañada, que
aportaron al tesoro familiar unos
4,6 millones. La situación se repitió
en Tres Cantos, con un beneficio
de ocho millones para los
Aguirre en 2004, que también
controlan la explotadora de
fincas Valdivia Inversiones, con
propiedades en la lujosa urbanización
Sotogrande, en la localidad
gaditana de San Roque.
David Martínez, en Diagonal
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