Nunca un exabrupto pudo ser más sincero y más premonitorio. Desde que
Andrea Fabra, diputada del Partido Popular (por parte de padre),
gritara en el Parlamento “que se jodan” cuando Rajoy anunciaba la
reducción de la prestación a los nuevos desempleados a partir del
séptimo mes, comprobamos a diario que era más que una intención o la
expresión de una venganza largamente contenida.
Que se jodan los niños que inician el curso escolar con menos
profesores, aulas masificadas y reducción de materias que les enseñen a
pensar. Que se jodan los que acuden sin libros y material porque sus
padres no han podido comprarlos. Los que van con su comida en una
fiambrera para sentir desde pequeños que les ha tocado vivir en el lado
de los perdedores.
Que se jodan los más de cinco millones de parados porque son unos
vagos. Que se jodan sobre todo los que osan exigir su derecho a una
prestación que pagaron ya con sus impuestos y –en su caso- con
empleos anteriores, porque esa regalía hay que compensarla con trabajos
forzados, desbrozando montes, sea cuál sea su profesión y diga lo que
diga la Constitución que también habrá de joderse si se tercia en el
altar de la mayoría absoluta.
Que se jodan quienes si cuentan con el privilegio del trabajo
porque pueden ser expulsados, ver rebajados sus sueldos o ser
trasladados para que desistan de ocupar un puesto del que otros carecen.
Que se jodan quienes no sean familiares y amigos de las élites
gobernantes que no podrán tener acceso a asesorías altamente remuneradas
en virtud del parentesco.
Que se jodan aquellos que por culpa de los votantes de CIU en Cataluña, habrán de realizar trabajos comunitarios si cobran alguna prestación. Ellos o algún miembro familiar que ha de joderse por tener un pariente en dificultades.
Que se jodan los enfermos, escoria improductiva, que pierden
prestaciones y han de repagar medicamentos a cuyo costo ya contribuyeron
con sus impuestos, directos o indirectos.
Que se jodan los funcionarios porque trabajan en sectores que pueden dar mucho negocio a inversores privados.
Que se jodan los jóvenes que han de ir pensando en hacer las
maletas para irse a Alemania, dejar su casa y su entorno, si han
estudiado una carrera rentable. Y que se jodan los que no quieren
marcharse o no cuentan con estudios, que nos servirán muy bien de
camareros, crupieres, limpiadoras o putas.
Que vayan preparándose para joderse los pensionistas.
Que se joda quien quiera alimentarse con proteínas (carne,
pescado) o limpiarse el culo con papel higiénico porque, con un IVA del
21%, eso solo está reservado a las clases pudientes.
Que se jodan quienes piensen que –junto a la educación-, la
cultura crea ciudadanos más libres y responsables, porque la cultura se
ha acabado. Que se jodan en particular quienes pretendan estudiar música que los cantos celestiales solo se escuchan en el Olimpo.
Que se jodan quienes aspiren a estar informados y no manipulados,
porque tendrán que bucear por procelosos mares para encontrar lo que
puede formar realmente su criterio.
Que se jodan quienes soñaron en la investigación y la ciencia
como base productiva de un país desarrollado, que España es la patria
del turismo, el ladrillo, la corrupción y los toros.
Que se jodan los emigrantes porque, cuidando a nuestros hijos y a
nuestros mayores, o yendo al médico (menos de lo que necesitan), han
desequilibrado la economía y no han sido los bancos, los poderes
financieros o los políticos que les protegen porque todos ellos no han
de joderse nunca.
Que se jodan las mujeres quienes, como seres inferiores, han nacido para parir y pedir permiso.
Que se jodan quienes esperen que la Justicia, como poder
independiente, va a acabar con delitos y desviaciones que propician
tanto atropello.
Que se jodan quienes aspiran a ser representados en la toma de
decisiones públicas por personas capaces e íntegras, porque eso no toca.
Que se jodan, muy especialmente, quienes aspiran a vivir en paz y
una cierta felicidad porque cada día les daremos uno o varios disgustos.
Que se jodan quienes creen en la democracia porque la hemos tenido “por encima de nuestras posibilidades”.
O, mejor…
Que se joda quien considere demagogia todo lo que estoy escribiendo.
Que se jodan una y mil veces los descerebrados y mansos que con sus votos y su silencio nos han metido en esto.
Que se jodan los políticos que no cumplen su misión de trabajar
por el bien común, el de los ciudadanos a los que representan e ignoran
que pueden ser revocados de las poltronas a las que se aferran.
Que se pudran quienes han metido esa zozobra en los niños, enfermos y dependientes.
Que se jodan quienes hacen perder la educación y los modales en el más supremo hartazgo.
Que se jodan, en particular, quienes no saben que quien no jode y construye el último, desbarata mejor su tinglado.
Rosa María Artal, en El Periscopio
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