El pasado 23 de abril, miles de personas se concentraron en la plaza
Bolívar de Bogotá. Campesinos, sindicalistas y estudiantes pedían el fin
del conflicto armado que desangra Colombia desde hace cuatro décadas.
Se presentaba así en sociedad la Marcha Patriótica,
expresión de “la resistencia y las luchas de los sectores populares”,
que busca una alternativa “que supere la hegemonía de las clases
dominantes”.
En los últimos meses, la Marcha Patriótica se ha mostrado muy activa
en foros nacionales e internacionales. Y ha pedido ya estar presente en
la mesa de diálogo entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), como representante “de la sociedad civil”.
El movimiento suscitó muchos interrogantes desde el primer momento. ¿De
dónde surgía? ¿Quién lo organizaba? Funcionarios y analistas apuntaron a
las FARC. La coincidencia en el discurso “anticapitalista y
antiimperialista” y el hecho de que la mayor parte de los campesinos
movilizados procedan de las regiones bajo control de la guerrilla
suscitaban recelos. Tantos como que al frente del movimiento se ubicara Piedad Córdoba, investigada por sus vínculos con la guerrilla y destituida en 2010 del cargo de senadora.
Lo que para muchos eran sospechas, para el Gobierno colombiano es ya
una certeza. Documentos incautados a las FARC, a los que ha tenido
acceso EL PAÍS, muestran que la Marcha ha sido ideada y financiada por
el grupo armado como movimiento político y “herramienta de unidad
estratégica”.
Así consta en los ordenadores incautados a tres dirigentes de la guerrilla: Alfonso Cano, jefe máximo de las FARC muerto en un ataque en noviembre de 2011; Mono Jojoy, jefe militar,
caído en septiembre de 2010, y Pacho Chino, que escapó a la operación
militar contra su campamento el pasado junio. En total, se trata de un
millón de archivos contenidos en 750 dispositivos (ordenadores,
memorias, CD, etc.), recogidos por la policía judicial y que ahora están
en manos de la Fiscalía colombiana.
Según los mensajes intercambiados entre los miembros del Secretariado de
las FARC, la creación de la Marcha Patriótica se remonta a enero de
2010. Además de Alfonso Cano y su mano derecha, Pablo Catatumbo, en el
diseño participan Timochenko e Ivan Márquez, hoy jefes del grupo armado.
En los meses siguientes, los frentes de la guerrilla iniciaron la
movilización de la población en las zonas bajo su control, al tiempo que
se activaban los círculos bolivarianos en universidad y sindicatos.
“Nosotros muy en el fondo, manejando los hilos fundamentales”, escribe
Alfonso Cano en un mensaje datado el 2 de febrero de 2010.
Las primeras manifestaciones de la Marcha Patriótica se dan en julio de
2010, con motivo de la celebración del bicentenario de la Independencia.
Y la consagración pública se produce el pasado abril en la plaza
Bolívar. Las FARC financian las actividades. Según los correos
electrónicos, el grupo armado destinó 4.111 millones de pesos (1,7
millones de euros) para el gran acto de Bogotá, lo que incluyó el
alquiler del centro de convenciones, los 660 autobuses, además de las
pantallas y el avituallamiento de las casi 50.000 personas que
participaron. Todos los bloques de las FARC hicieron aportaciones.
Los dirigentes de la Marcha Patriótica niegan tajantemente cualquier
vínculo con la guerrilla, más allá de compartir objetivos políticos. Y
de hecho, una vez iniciado el diálogo de paz, la Marcha se presenta como
una posible salida para que los guerrilleros encuentren un cauce
político. ¿Por qué no celebrarlo?
“Porque están financiándolo con el dinero de la droga. Y porque, de
momento, los intereses terroristas y narcotraficantes no han perdido
vigencia”, dicen fuentes de la seguridad colombiana. El asunto es
delicado. En la Marcha Patriótica participan grupos legítimos y
colombianos de buena fe, sin otro objetivo que la paz.
Maite Rico, en El País
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