"Puede haber una sociedad sin violencia pero que siga siendo
sectaria", advierte Aitzane Ezenarro para quien la paz no se construye
únicamente sin el silbido de las balas: "ETA ha dejado de matar pero lo
cierto es que no percibo un cambio de actitud en la vida diaria. Estamos
acostumbrados a unas formas de actuar, como si fueran obvias... y
cambiar ésto va a costar". La ex parlamentaria de Aralar en la CAV
comparte la idea del ex primer ministro irlandés Bertie Ahern de que no
sólo hay que desarmar las armas sino también las mentes; "cuesta mucho
más pero hay que hacerlo". La que también fuera miembro de Elkarri
participó en una charla organizada por Geroa Bai bajo el lema Paz y Convivencia,
acompañada por Uxue Barkos, diputada de Geroa Bai, y Manu Ayerdi,
parlamentario de NaBai. La promotora de la Ponencia sobre Paz y
Convivencia en el Parlamento vasco fue expulsada por Aralar al apoyar
una conferencia que fue rechazada por la ejecutiva de su partido por no
estar presente la izquierda abertzale. Ezenarro cree que la CAV ha
ganado un clima de confianza que se va a mantener en la próxima
legislatura, y "ojalá Navarra sume algo".
En el próximo mandato, una vez que la ponencia ya está en
marcha, habrá partidos que entrarán, en alusión a la izquierda
abertzale, y otros que no podrán desvincularse (PP). Hemos pasado de una
etapa de violencia que ha durado 25 años a otra situación de no
violencia," que esperamos sea definitiva", pero que no garantiza por sí
sóla una "convivencia conciliada. Vivimos en un escenario político y
social que evita la reflexión, al menos desde dos extremos", indicó.
Algunos la evitan porque el "espejo les devuelve una imagen que no les
gusta para nada", y otros parapetados en "la vorágine electoral". "La
sociedad civil tenemos que exigir una construcción de la memoria con
asunción de responsabilidades, desde una autocrítica sincera, que genere
confianza en el otro, para poder construir una sociedad conciliada",
reiteró. "Personas que han hecho de su acción política la presión y el
machaque al vecino tienen que reconocer que se han pasado, y
comprometerse a cambiar de actitud. Y ésto sólo se consigue con una
sociedad civil exigente", abundó. "Algunos intentan no mirarse al espejo
y dicen que piden disculpas si han hecho daño o han trasladado quizá
una imagen de insensibilidad... es de un cinismo que no se sostiene, y
vuelven a eludir su responsabilidad", en relación a Batasuna. "Nos falta
en el espacio abertzale ser más exigentes en el tema de derechos
humanos", subrayó.
A
su juicio, es necesario instaurar una nueva cultura política que
intente mirar al diferente de otra manera superando una "cultura bélica"
o, al menos, quienes han mirado al que piensa diferente, "como enemigo y
contra el que todo vale, desde la muerte, hasta la presión o el
rechazo, no hablar...". En definitiva, lograr una sociedad "más
respirable". Reconoció además las aportaciones a una nueva cultura
política como la Andde Sainte Marie, de Abertzalen Batasuna. Por el
contrario, ha habido quienes no han querido hacer autocrítica. Sectores
que "han mantenido y justificado la estrategia político militar durante
35 largos años de democracia tienen que reconocer que ha sido un
desastre político y social pero, sobre todo, humano. Un error de
consecuencias nefastas". Existen dos modelos de transición, la española
que puso el "foco" en el olvido y en eludir la depuración de
responsabilidades, por lo que han hecho falta 30 años para que vea la
luz una ley de memoria "deficiente", y otro que "impera" a nivel
internacional basado en una memoria inclusiva bajo los principios de
"verdad, justicia y reparación". Mirar al pasado es la única forma de
"aprender y de garantizar que nunca más volveremos a repetirlo,
reconocer lo que se ha hecho mal para poner las bases de futuro": Éste
es el modelo que se ha acordado en la ponencia para la paz en el País
Vasco donde han participado todos los partidos que "han querido porque
"todos han tenido las puertas abiertas". "Y algunos han puesto excusas
para no participar porque temen la reflexión", apuntó.
Ezenarro destacó que lo acordado en la Ponencia de Paz
descansa en unos principios éticos porque "queremos una paz con memoria
para aprender". Pasos importantes fueron la aprobación en 2008 de la Ley
de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo que incluye a ETA y
todos los grupos armados. Quedaban fuera las víctimas policiales, y en
esta última legislatura se trabajó "gracias a la persistencia de
algunos" lo que ha conseguido que "hasta el PP reconozca el derecho de
todas las víctimas a ser reparadas". Queda pendiente para la nueva
legislatura tramitar un segundo decreto para reconocer a las víctimas
policiales desde 1978 hasta hoy. Otro reto es afrontar una investigación
"independiente" sobre la tortura y encargar este trabajo a varias
universidades para que, al menos, "aflore la verdad y poder reparar a
esas víctimas", y la creación de un Instituto de Memoria y Derechos
Humanos -en trámite- donde se aborde la "memoria de todas las
violencias, de la Guerra Civil, de ETA, grupos armados como el GAL...".
La ponencia también debe hacer aportaciones en política penitenciaria y
para reincorporar a los 700 presos. "Hay quien dice que negocie ETA con
Madrid, pero no estoy de acuerdo, la sociedad vasca tiene mucho que
decir". Lo ideal, apuntó, es lograr amplios acuerdos entre todos los
sectores políticos como ocurrió en Irlanda. Y abordar los pasos que se
pueden hacer "ya", desde la liberación de presos estrictamente políticos
o enfermos hasta una hoja de ruta con condiciones para su
reincorporación. En Irlanda el plan de excarcelación exigía la firma de
compromisos de rechazo a la violencia o de participar en grupos
armados. Aquí tenemos el "ejemplo" de los presos de la vía Nanclares
que han generado "confianzas por su reconocimiento del daño de forma
sincera, humilde y honesta". Reprobó por ello que "por cumplir la
legalidad, lo mismo que ha hecho Batasuna para ser legal que fue acatar
la Ley de Partidos, se les niega esa vía para reinsertarse y se les
margina por el colectivo mayoritario".
Diario de Noticias
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