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Ataque brutal a los derechos y conquistas sociales
No es frecuente en nuestra historia social que se
acumulen circunstancias tan graves y alarmantes como las de la hora presente.
Asistimos a un verdadero expolio de derechos y conquistas sociales que
consideramos básicos, porque han fundamentado nuestro modelo de cohesión social
y de convivencia. Pero ahora resulta que, para remendar los cuantiosos
desgarros ocasionados por los codiciosos desmanes del capital especulativo y de
los mercados financieros, se hace saltar en gran medida por los aires el pacto
social alcanzado.
Para tratar de justificar tal atropello, los políticos
de la derecha los banqueros culpan de la nueva situación creada al mundo del
trabajo, acusándonos de haber estado viviendo por encima de nuestras
posibilidades. Pero las trabajadoras y trabajadores sabemos que las cosas han
sido diametralmente opuestas. Ha sido el capitalismo, en este periodo de
especulación financiera, quien lleva varias décadas imponiendo los principios y
políticas neoliberales por medio de las instituciones y gobiernos a su
servicio, creando una enorme desigualdad social, des-regularizando el mercado
laboral, eliminando todo tipo de controles a las entidades financiero-especulativas,
privatizando servicios y bienes públicos… Ha sido el capital financiero
especulativo en estrecha colaboración con instituciones y gobiernos quien
generó, a través del fomento de un endeudamiento masivo, una enorme burbuja
inmobiliaria y financiera que le ha reportado enormes beneficios mientras ha
dejado en la miseria a gran cantidad de víctimas. ¡Es el capital financiero,
los promotores y constructores, los que especulan con los alimentos y las
materias primas quien han vivido por encima de sus posibilidades, no nosotros!
Y está siendo el capital financiero quien, utilizando unas instituciones
europeas a su medida y unos gobiernos que hacen suyos esos principios
ideológicos, políticos y económicos, está aprovechando la crisis para imponer
los recortes brutales de todo tipo que estamos padeciendo.
Necesaria unidad
de generaciones para una revuelta alternativa y democrática
Ante la grave situación, un grupo de hombres y mujeres,
con sensibilidades socio-políticas diversas, activos desde hace décadas en el
compromiso social, orgullosos de nuestra pertenencia al mundo del trabajo,
queremos rescatar los valores y las actitudes que han animado las páginas de la
lucha obrera general y de otros colectivos y que ha contribuido a las mejoras
de las condiciones de vida de la mayor parte de la sociedad. Apelando a ellas
queremos mostrar nuestra solidaridad activa con unas generaciones a las que el
poder económico pretende arrebatar una herencia lograda con ingentes y
cuantiosos sacrificios y que creíamos firme y consolidada.
Queremos además, con modestia pero con convicción, sin
afán de protagonismo, contribuir a una potente sacudida de la sociedad en
general y de todo el mundo del trabajo en particular. Es nuestra pretensión
incidir en la necesidad de aunar voluntades y esfuerzos para revertir la
situación presente. Un revertir que demanda -nunca mejor utilizada la expresión
ni con más propiedad- una revuelta social. Pero una revuelta que habrá de
atenerse a algunos requisitos que consideramos indispensables: solidaridad con
las personas empobrecidas, dependientes y excluidas como prioridad
indiscutible; la unidad como premisa necesaria, deseable y constantemente
mejorable; disposición, porque nadie va a regalarnos nada, a una lucha creativa
y sostenida y, por último, en atención a nuestros propios balances del pasado,
una visión crítica de cierta fe ciega en el mero progreso material, con la
consiguiente búsqueda de otro tipo de vida y de relaciones que, siendo más
humano y satisfactorio para las personas, sea al mismo tiempo más respetuoso
con el medio.
Movilizarnos, sin miedo, con buenas razones éticas y
políticas
Quienes hacemos esta llamada a la acción unitaria,
permanecemos receptivos a la crítica, y abiertos al diálogo. Pero, de entrada,
no podemos ocultar la convicción de que la razón nos asiste y el sentido de
responsabilidad nos apremia.
Creemos y sentimos que la razón está de nuestro lado.
Porque, en muchos casos, nos está tocando vivir directamente o tratar de paliar
siquiera algunos de los inhumanos efectos de las políticas gubernamentales
puestas en marcha. Porque contamos con el criterio sólido de eminentes expertos
de largo y reconocido prestigio local e internacional. Porque no hay desmentido
mayor ni mejor a los dogmas en vigor que la realidad misma de grave y creciente
deterioro económico, social y político que están generando. Porque es
injustificable la pretendida promesa de un futuro más que incierto, al coste
cierto de condenar injustamente a la precariedad a amplísimos sectores sociales
del presente o de negarles, incluso, elementales derechos. No es admisible ni
ética, ni social, ni políticamente cualquier intento de salvar supuestamente la
economía, medio e instrumento de vida a fin de cuentas, al precio de sacrificar
a las personas, sujetos primordiales de esa misma vida
Pensamos, además, que la responsabilidad apremia. La
situación es de emergencia. Sobre todo cuando la miramos y valoramos desde el
lado de los más perjudicados y dañados, desde el reverso de los intereses y la
avaricia del capital financiero.
No faltan quienes, a partir de lo delicado y complejo
de la situación, intentan paralizarnos con el miedo. Nosotros y nosotras por el
contrario, convencidos de que hay otras salidas y de que, juntos podemos y
debemos intentar su puesta en marcha, llamamos a la movilización social. Y
comprometemos nuestro apoyo a las denuncias, búsquedas positivas e iniciativas
movilizadoras que otros emprendan y que vayan en la dirección que apuntamos.
Nuestra dignidad nos lo exige. ¡Juntas y juntos,
podemos!
Navarra septiembre de 2012
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