Los Sanfermines eran para los ganaderos de la Montaña de Navarra la feria de ganado. Especialmente del ganado caballar. Era la época en que se vendían los caballos de la raza pottoka a los cultivadores de la huerta valenciana, que los estimaban mucho porque eran pequeños y resistentes. Cuentan que anteriormente estos caballos de raza pottoka habían sido muy utilizados en el trabajo interior de las minas. Se traían por las cañadas y ribazos en dos o tres jornadas, calculando bien la llegada para la víspera de San Fermín.
La feria no era sólo de caballos, sino de todos los frutos y cosechas y volverá a serlo algún día cuando los programadores de fiestas dejen de confundir las necesidades económicas y sociales con la especulación, la cultura con el lucimiento personal, y el folclore con las revistas del corazón.
Ahora en la víspera de San Fermín hay dos símbolos que languidecen y otros dos símbolos ensalzados hasta la exageración. Languidecen la feria de ganado y el Riau riau. Se subliman el pañueliko y el txupinazo.
La feria de ganado la han hecho vagabundear de un lado a otro en situación siempre de segunda categoría y sin atenciones, ni promoción. El Riau riau corre el riesgo de ser deformado y adulterado con sucedáneos propagandísticos. El pañueliko, que es el diminutivo vasco de otro diminutivo romance, pañuelo de paño, se ha convertido en el tótem del rito sanferminero; de la muñeca al nudo al cuello y del cuello a la muñeca. El txupinazo, invento del concejal Ilundain en la década de los 50, demuestra la virtualidad exportadora y de imitación de los Sanfermines.
Por cierto, el día 6, a eso de las 3 de la tarde -15 horas- es el instante con más denuncias del año. Los empujones y las apreturas no siempre son inocentes.
Sanferminak Euskal Herriko kapitaleko herri jaiak dira, Horregatik, Euskal Herri osoko jaiak dira eta hori ez-ezik, herri jai guztien eredu eta adibide. Beste festa guztiak Sanferminen imintzioan egiten dira.
Patxi Zabaleta (en Diario de Noticias)
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