Tras leer con interés la reflexión de Milagros Rubio en torno a los movimientos que se registran en la izquierda navarra, quiero aportar mi opinión estrictamente personal al respecto. En la misma línea de mi anterior artículo http://gerindabaibi.blogspot.com/2008/12/la-izquierda-se-mueve-tambin-en-navarra.html, publicado el 22 de diciembre pasado en gerindabai.
Desde mi perspectiva de compromiso con el nabaigune de la Zona Media, optimizar los resultados globales del espacio electoral situado a la izquierda del PSN, comenzando por los ayuntamientos, se me antoja un objetivo estratégico para hacer más cercana la materialización del cambio político en Navarra.
Tenemos al respecto ejemplos de manual que demuestran esa necesidad: En Tafalla, donde la izquierda es habitualmente mayoritaria, gobierna la derecha. Por la distorsión que produce el aislamiento político del MLNV, pero sobre todo por la dispersión exagerada de la oferta electoral de la izquierda. El caso es que UPN; con un porcentaje de voto en torno al 36% tanto en las forales como en las municipales, ocupa la alcaldía. Mientras que en Artajona donde UPN pesa más, e incluso en Peralta-Azkoien donde por si solo rebasó la mitad del apoyo en las forales , está en la oposición municipal; en ambos casos acompañado del PSN, puesto que las candidaturas independientes progresistas de ambas poblaciones se impusieron por mayoría absolutas, consiguiendo resultados no ya muy por encima de la suma de NaBai e IUN, sino de la suma total de la izquierda.
No quiero establecer de ninguna manera por eso que la formación de coaliciones sea una garantía de éxito. Mucho menos opinar ahora sobre la manera idónea en que NaBai debería comparecer aquí o allá. Quiero señalar que es obvio que hay candidaturas arraigadas que son un bien a proteger. Pero sobre todo que hacer una lectura correcta de cada caso es imprescindible para conseguir mayorías de izquierda e incluso donde esto no sea posible para plantar cara en mejores condiciones a la derecha. Incluso a alcaldes autoritarios como el de Murillo el Fruto.
La propia derecha navarra, un modelo de efectividad en su estructuración social, que sabe mucho de disputa del poder, porque en ello le van sus intereses económicos y políticos, no se presenta en todos los sitios con sus siglas, buscando de esa forma unos resultados por encima de su peso social al atraer votos de otros espacios ideológicos . La lista es larga entre los municipios de cierta importancia: Sangüesa, Huarte, Falces, Puente la Reina, Aoiz, Lumbier, Sesma, Arróniz, Cáseda, Ultzama, Olza, Esteríbar, Otxagabia, Isaba, …………..
El punto de equilibrio habría que buscarlo en una oferta electoral lo suficientemente diversa para que en ellas encuentren cabida todas las sensibilidades de izquierda y lo suficientemente agrupada como para no desperdiciar representación ni por la barrera del 5% ni por la pérdida innecesaria de restos. Esto último es más inexcusable en la medida en que el tamaño de la población disminuye.
Claro que este equilibrio es más fácil de exponer que de encontrar. De ahí la necesidad de estudiar la estrategia de cada lugar a la luz de las particularidades locales, de la tradición electoral y de la disposición humana y de la situación política de cada coyuntura. Es demasiado pronto para bajar a lo concreto cuando todavía nos falta conocer variables importantes del 2011. Lo que de aquí a entonces vaya a ocurrir con la Izquierda Abertzale tradicional, por ejemplo. Pero sí puede ir siendo tiempo ya de discutir ciertas bases.
Para NaBai, una formación recicnte, que tuvo que comparecer a las elecciones de 2007 con unas candidaturas elaboradas con una extrema escasez de tiempo, es importante presentar muchas y buenas candidaturas con sus propias siglas a lo largo y ancho de Navarra, con particular interés en los grandes núcleos. Le va en ello la credibilidad de su cohesión política y organizativa.. Pero más importante es aún el objetivo de conseguir mayorías con programas de progreso en los ayuntamientos. Porque lo que se pone en juego en la política municipal no es solamente la forma de gestionar, la apuesta por la inversión en calidad de vida de la ciudadanía, o la posibilidad de realizar políticas de cohesión social y de reducción de las desigualdades. Es la oportunidad para poder contar con instrumentos con los que combatir el conformismo social, para poder abrir debates políticos y sociales que amplíen la capacidad crítica . En definitiva, para edificar las bases culturales e ideológicas que hagan posible antes o después el cambio político.
Dando pues por bueno que participar en coaliciones electorales allá donde tras el estudio de la realidad se vea oportuno puede ser para NaBai más allá de un acto de generosidad una inversión inteligente cara incluso a sus objetivos de consolidarse como alternativa de futuro, cabe preguntarse también por los contenidos ideológicos de unas coaliciones en las que intervendrían gentes de muy diversas culturas políticas.
Junto a conceptos obviamente comunes o cuando menos aceptables como las políticas sociales, el laicismo o el republicanismo federal, se habló en alguna de las presentaciones realizadas por la Plataforma por el Cambio de la defensa de la pluralidad de Navarra desde posiciones no nacionalistas. Este es un punto de posible fricción. Porque NaBai, que indudablemente tiene un indiscutible componente nacionalista en su configuración ideológica, no puede aspirar a imponer ese presunto rasgo suyo a los demás, pero cuando se hace una reivindicación del no nacionalismo hay que preguntarse qué significa esa categorización. Gentes no nacionalistas las hay, desde luego. Pero bastantes menos que los que lo proclaman. Porque también se apuntan a esa confusa denominación muchos que conciben la nación española como algo que no es discutible ni interpretable. Es decir, tan identitarios al menos como los portadores tradicionales del estigma. De ninguna manera estoy tratando de atribuir esa condición a nadie de los que podrían estar llamados a participar en ese proyecto. Pero los conceptos habría que aclararlos desde el principio.
NaBai, donde militan gentes no nacionalistas, tiene un ámbito perfectamente delimitado en el enfoque del conflicto de identidades existente en Navarra. El de la integración de todos los impulsos procedentes del vasquismo, la reinvidicación de un marco navarro de decisión y la lucha contra la exclusión sistemática de lo vasco de la identidad y de la concepción de Navarra que prácticamente comparten UPN y PSN. Y si NaBai participa en una coalición, habrá de aportar contenidos, además de trabajo. Para conseguir un producto que no será por supuesto exclusivamente suyo, como no lo será ni del PCN ni de IUN ni de nadie, pero que tendrá que llevar su sello, para que se pueda reconocer en él.
Con ese mínimo exigible, una iniciativa de ese tipo podría ser una gran oportunidad. Porque en una sociedad en la que la ciudadanía está progresivamente alejada del compromiso político, resultaría algo audaz y emergente, que podría restituir la ilusión por el cambio político. A NaBai, particularmente en la Ribera, le valdría para continuar desbloqueando su imagen en un terreno en el que tiene dificultades muy específicas. Dificultades que de alguna manera se extienden también a muchos de los pueblos de la Zona Media, de ahí el particular interés que me suscita el tema.
En cualquier caso, el debate que introduce Milagros es un debate de interés, que podemos todavía hacer con calma pero sin demoras. Quizás alguien piense que primero hay que consolidar NaBai. Pues estamos esperando todavía que quienes deberían hacerlo señalen pasos concretos para la constitución de nabaigunes en los que desarrollar la vida política y debatir propuestas como la que nos ocupa. Para que Nafarroa Bai sea una realidad social, además de una realidad electoral.
Praxku
Desde mi perspectiva de compromiso con el nabaigune de la Zona Media, optimizar los resultados globales del espacio electoral situado a la izquierda del PSN, comenzando por los ayuntamientos, se me antoja un objetivo estratégico para hacer más cercana la materialización del cambio político en Navarra.
Tenemos al respecto ejemplos de manual que demuestran esa necesidad: En Tafalla, donde la izquierda es habitualmente mayoritaria, gobierna la derecha. Por la distorsión que produce el aislamiento político del MLNV, pero sobre todo por la dispersión exagerada de la oferta electoral de la izquierda. El caso es que UPN; con un porcentaje de voto en torno al 36% tanto en las forales como en las municipales, ocupa la alcaldía. Mientras que en Artajona donde UPN pesa más, e incluso en Peralta-Azkoien donde por si solo rebasó la mitad del apoyo en las forales , está en la oposición municipal; en ambos casos acompañado del PSN, puesto que las candidaturas independientes progresistas de ambas poblaciones se impusieron por mayoría absolutas, consiguiendo resultados no ya muy por encima de la suma de NaBai e IUN, sino de la suma total de la izquierda.
No quiero establecer de ninguna manera por eso que la formación de coaliciones sea una garantía de éxito. Mucho menos opinar ahora sobre la manera idónea en que NaBai debería comparecer aquí o allá. Quiero señalar que es obvio que hay candidaturas arraigadas que son un bien a proteger. Pero sobre todo que hacer una lectura correcta de cada caso es imprescindible para conseguir mayorías de izquierda e incluso donde esto no sea posible para plantar cara en mejores condiciones a la derecha. Incluso a alcaldes autoritarios como el de Murillo el Fruto.
La propia derecha navarra, un modelo de efectividad en su estructuración social, que sabe mucho de disputa del poder, porque en ello le van sus intereses económicos y políticos, no se presenta en todos los sitios con sus siglas, buscando de esa forma unos resultados por encima de su peso social al atraer votos de otros espacios ideológicos . La lista es larga entre los municipios de cierta importancia: Sangüesa, Huarte, Falces, Puente la Reina, Aoiz, Lumbier, Sesma, Arróniz, Cáseda, Ultzama, Olza, Esteríbar, Otxagabia, Isaba, …………..
El punto de equilibrio habría que buscarlo en una oferta electoral lo suficientemente diversa para que en ellas encuentren cabida todas las sensibilidades de izquierda y lo suficientemente agrupada como para no desperdiciar representación ni por la barrera del 5% ni por la pérdida innecesaria de restos. Esto último es más inexcusable en la medida en que el tamaño de la población disminuye.
Claro que este equilibrio es más fácil de exponer que de encontrar. De ahí la necesidad de estudiar la estrategia de cada lugar a la luz de las particularidades locales, de la tradición electoral y de la disposición humana y de la situación política de cada coyuntura. Es demasiado pronto para bajar a lo concreto cuando todavía nos falta conocer variables importantes del 2011. Lo que de aquí a entonces vaya a ocurrir con la Izquierda Abertzale tradicional, por ejemplo. Pero sí puede ir siendo tiempo ya de discutir ciertas bases.
Para NaBai, una formación recicnte, que tuvo que comparecer a las elecciones de 2007 con unas candidaturas elaboradas con una extrema escasez de tiempo, es importante presentar muchas y buenas candidaturas con sus propias siglas a lo largo y ancho de Navarra, con particular interés en los grandes núcleos. Le va en ello la credibilidad de su cohesión política y organizativa.. Pero más importante es aún el objetivo de conseguir mayorías con programas de progreso en los ayuntamientos. Porque lo que se pone en juego en la política municipal no es solamente la forma de gestionar, la apuesta por la inversión en calidad de vida de la ciudadanía, o la posibilidad de realizar políticas de cohesión social y de reducción de las desigualdades. Es la oportunidad para poder contar con instrumentos con los que combatir el conformismo social, para poder abrir debates políticos y sociales que amplíen la capacidad crítica . En definitiva, para edificar las bases culturales e ideológicas que hagan posible antes o después el cambio político.
Dando pues por bueno que participar en coaliciones electorales allá donde tras el estudio de la realidad se vea oportuno puede ser para NaBai más allá de un acto de generosidad una inversión inteligente cara incluso a sus objetivos de consolidarse como alternativa de futuro, cabe preguntarse también por los contenidos ideológicos de unas coaliciones en las que intervendrían gentes de muy diversas culturas políticas.
Junto a conceptos obviamente comunes o cuando menos aceptables como las políticas sociales, el laicismo o el republicanismo federal, se habló en alguna de las presentaciones realizadas por la Plataforma por el Cambio de la defensa de la pluralidad de Navarra desde posiciones no nacionalistas. Este es un punto de posible fricción. Porque NaBai, que indudablemente tiene un indiscutible componente nacionalista en su configuración ideológica, no puede aspirar a imponer ese presunto rasgo suyo a los demás, pero cuando se hace una reivindicación del no nacionalismo hay que preguntarse qué significa esa categorización. Gentes no nacionalistas las hay, desde luego. Pero bastantes menos que los que lo proclaman. Porque también se apuntan a esa confusa denominación muchos que conciben la nación española como algo que no es discutible ni interpretable. Es decir, tan identitarios al menos como los portadores tradicionales del estigma. De ninguna manera estoy tratando de atribuir esa condición a nadie de los que podrían estar llamados a participar en ese proyecto. Pero los conceptos habría que aclararlos desde el principio.
NaBai, donde militan gentes no nacionalistas, tiene un ámbito perfectamente delimitado en el enfoque del conflicto de identidades existente en Navarra. El de la integración de todos los impulsos procedentes del vasquismo, la reinvidicación de un marco navarro de decisión y la lucha contra la exclusión sistemática de lo vasco de la identidad y de la concepción de Navarra que prácticamente comparten UPN y PSN. Y si NaBai participa en una coalición, habrá de aportar contenidos, además de trabajo. Para conseguir un producto que no será por supuesto exclusivamente suyo, como no lo será ni del PCN ni de IUN ni de nadie, pero que tendrá que llevar su sello, para que se pueda reconocer en él.
Con ese mínimo exigible, una iniciativa de ese tipo podría ser una gran oportunidad. Porque en una sociedad en la que la ciudadanía está progresivamente alejada del compromiso político, resultaría algo audaz y emergente, que podría restituir la ilusión por el cambio político. A NaBai, particularmente en la Ribera, le valdría para continuar desbloqueando su imagen en un terreno en el que tiene dificultades muy específicas. Dificultades que de alguna manera se extienden también a muchos de los pueblos de la Zona Media, de ahí el particular interés que me suscita el tema.
En cualquier caso, el debate que introduce Milagros es un debate de interés, que podemos todavía hacer con calma pero sin demoras. Quizás alguien piense que primero hay que consolidar NaBai. Pues estamos esperando todavía que quienes deberían hacerlo señalen pasos concretos para la constitución de nabaigunes en los que desarrollar la vida política y debatir propuestas como la que nos ocupa. Para que Nafarroa Bai sea una realidad social, además de una realidad electoral.
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