Tras la fusión de las cooperativas Vinícola y la Sarda en el año 2010 que
parecía augurar un futuro venturoso para ambas entidades, la nueva campaña de
uva 2012, sin embargo, ha traído una mala noticia para la Cooperativa Vinícola
de Tafalla, como es la no elaboración y comercialización, a partir de ahora,
del vino que sale de los viñedos tafalleses. La uva se recepcionará en las
dependencias de la cooperativa de Artajona para seguidamente, salir hacia las
bodegas Chivite de Cintruénigo, donde, gracias a un acuerdo establecido para
los próximos tres años, se realizará todo el proceso de elaboración y
comercialización del vino. Las marcas Viña Nava y Torre Beratxa, propiedad de
Cooperativa La Sarda, se mantienen y se seguirá comercializando vino tafallés
con esta denominación para seguir satisfaciendo la demanda de Tafalla y la Zona
Media.
La Cooperativa Vinícola de Tafalla se fundó un siete de julio sanferminero
de 1917, cuando 247 propietarios de viñas tafalleses reunidos en asamblea en el
primer piso de la Casa Consistorial, decidieron aunar esfuerzos y acometer este
proyecto en común para elaborar vinos tafalleses. La falta de uva, en una zona
tradicionalmente de viñas, ha hecho que 95 años después la veterana bodega
tafallesa se haya visto obligada a cerrar las puertas.
Según explica Manuel Ainzúa, gerente de Cooperativa La Sarda, “son varios los factores que han confluido en
que la bodega haya bajado la persiana desde el pasado 5 de octubre. El más
importante está en la propia evolución que ha tenido el vino, un sector que
entró en crisis hace más de una década. Se dijo entonces que había un exceso de
producción y se impulsó, con fuertes bonificaciones, el descepe que viñas que
hizo que fuera más rentable para el agricultor acogerse a estas subvenciones que
mantener el cultivo. En Tafalla en los últimos años se han venido arrancando
hectáreas y hectáreas de viñedo, hasta llegar a las 70 hectáreas actuales.
Este arranque de viñas ha traído una bajada considerable de la producción que
unida a la escasez de precipitaciones de los últimos dos años, ha hecho que en
la actualidad la producción de uva ronde los 450.000 kilos. Con este volumen de
uva la bodega no puede producir vino”.
Por otro lado,sigue Ainzúa, “el
contrato que teníamos establecido para ocho años con la empresa Hacienda Ubanis
S.L. para la comercialización del vino ha concluido ahora, después de la campaña
de uva 2011. Unido a lo anterior, hay que señalar que esta empresa se encargaba
además de proveer a la cooperativa de la uva que necesitaba para producir vino,
ya que con lo que aportaba Tafalla la producción no era suficiente para hacerla
viable. La empresa asumía los costes de producción y pagaba una cantidad a los
socios. El agricultor llevaba varios años cobrando por debajo del precio de
producción y ante la previsible nueva bajada en este precio, debido a la
escasez de uva, unos y otros han convenido en que la bodega de esta manera no
es rentable y la empresa no ha renovado el acuerdo”.
Aunque la situación de Tafalla puede parecer más dramática porque la bodega
ha cesado en su actividad, esta problemática es común a otras zonas vinícolas
de Navarra, tanto a las acogidas a la DO Navarra, las que pertenecen a la
Denominación de Origen Rioja, como a las amparadas por la DOC Rioja, así como a
otras regiones de la Península, zonas todas en las que, además de la escasez de
precipitaciones, la campaña ha notado las consecuencias de los arranques de viña
impulsados en años anteriores. Tras el acuerdo tomado en septiembre por la
Junta de la Cooperativa sobre el futuro de la bodega, los 28 viticultores
afectados han apoyado la decisión y han colaborado entre ellos para hacer más fácil
llevar la uva a Artajona. En lo que respecta al agricultur, seguirá, si así lo
decide, cultivando las variedades de la zona garnacha y tempranillo, con una
producción ya toda mecanizada. Las pocas viñas de uva garnacha en vaso que
quedan en la zona se vendimiarán a mano, y en bodega seguirán teniendo un
destino diferenciado dada su mayor calidad y especial recogida.
No es probable, dada la reducción drástica de los viñedos, que se vuelvan a
alcanzar, al menos a medio largo plazo, cifras históricas de recogida de uva,
como los 7.500.000 kilos de la campaña de 1970 que recogen las crónicas, pero
quién sabe, si algún día la Cooperativa Vinícola vuelva a abrir sus puertas
para celebrar, como ocurrió en 1990, el premio recibido al mejor vino tinto de
Navarra y que la planta embotelladora, esa que era capaz de llenar tres mil
botellas a la hora y que hoy está parada, comience a trabajar de nuevo.
Agurtzane Berrio, en La Voz de la Merindad
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