Yo cuando sea mayor quiero ser
como Javier Taberna. 20 años lleva este gran hombre del régimen
chupando del bote público sin que se le arrugue la corbata. Es verdad
que ya no está al frente de Audenasa, presidencia de la que se apartó
gentilmente para dar paso a su compadre y mil veces benefactor, Miguel
Sanz, al que había que regalar alguna canonjía mientras encontraba algo
más sustancioso (parece que ya lo ha encontrado y, según dicen, le va
bastante bien). Pero es que las autopistas no eran lo suyo. Lo de Javier
Taberna es ser presidente perpetuo de la Cámara Navarra de Comercio e
Industria de Navarra, al frente de la cual lleva desde que hizo la
primera comunión. Así, como dueño incuestionable de uno de los
chiringuitos que más dinero público ha recibido y sigue recibiendo de
los presupuestos de Navarra, se ha manifestado profusamente en los
últimos años a favor de la reforma laboral, de la amnistía fiscal a los
defraudadores, de la política de recortes y de todas las medidas que nos
han traído a donde nos han traído. Por supuesto, nunca se le ha oído
una palabra contra entuertos del estilo del circuito de Los Arcos, el
pabellón Reyno Arena o la CAN. Tampoco contra ese pozo sin fondo que va a
suponer el AVE a ninguna parte, y mucho menos aún contra el chandrío de
Gendulain, ese monumental despropósito urbanístico por el que también
se escapa el dinero del contribuyente navarro, según volvía a dar ayer
cuenta este periódico. No hace ni un año que el sagaz economista regañó a
los alarmistas, cuando alquien se atrevió a decir que la economía
Navarra estaba en la UCI. Sin embargo ayer, 8 de octubre, día de Santa
Reparada, virgen y mártir, Javier Taberna se cayó de un guindo y nos
descubrió el Mediterráneo: "solo con ajustes la economía va al colapso".
Cuando quiera es hora. "Hay conductas que necesitan al menos un juicio
moral", decía también, el muy jetas, sin referirse a si mismo.
Aingeru Epaltza, en Diario de Noticias
No hay comentarios:
Publicar un comentario