El líder de los independentistas Nueva Alianza Flamenca (N-VA), Bart de Wever, se alzó ayer con la alcaldía de la capital económica de Bélgica, Amberes, y reclamó al primer ministro, el socialdemócrata Elio Di Rupo, una reforma confederal del Estado para dotar a Flandes de más autonomía.
«Este es un domingo amarillo y negro -los colores de Flandes y de su partido-. Lo que hemos hecho es histórico. Hemos llegado a un punto de no retorno en la historia», afirmó De Wever tras conocer los resultados en Amberes, donde el N-VA logró el 36,3% de los votos, frente al 26,6% obtenido por alcalde saliente, el socialdemócrata Patrick Janssens.
Además, en Amberes, el ultraderechista Vlaams Belang ha pasado de más del 33% de los votos obtenidos hace seis años a menos del 10% logrado ayer.
El avance independentista en los comicios locales y regionales celebrados en Bélgica se dio sobre todo en en conjunto de Flandes, donde, según los resultados parciales, logra implantarse con fuerza al lograr resultados que fluctúan entre el 20% y el 30% de los votos, por lo que De Wever se mostró orgulloso durante el acto en que se declaró vencedor.
Con su victoria (el 36,3% con más del 80% de los votos escrutados), De Wever pone fin a 80 años de hegemonía socialdemócrata en la ciudad más populosa del norte del Estado, pero también señaló que su formación «es un gigante con pies pequeños, el partido más popular de Flandes».
«Los flamencos tenemos que defendernos de la calle de la Loi», en referencia a la avenida bruselense en donde tienen sus sede la mayor parte de los ministerios belgas, dijo el alcalde electo, quien subrayó que «los flamencos tenemos que gestionarnos como entendamos».
«Por eso apelo a Di Rupo. Políticos francófonos, responsabilizaos y preparaos con nosotros para la reforma confederal. Es el único camino para salir de esta crisis», afirmó De Wever.
Las primeras reacciones no tardaron: el secretario de Estado de Energía, el también socialdemócrata y nuevo alcalde de Charleroi, Paul Magnette, restó importancia al desafío de De Wever, al recordarle que ha ganado unas elecciones locales, no generales.
Con esta victoria, De Wever se resarce del fiasco que supuso para el N-VA la formación del Gobierno actual tras las elecciones de 2010, que dejó fuera del Ejecutivo a la formación independentista, pese a haber sido la lista más votada, en favor de una coalición de seis partidos valones y flamencos. Su objetivo declarado ahora es abordar en una posición de fuerza las elecciones legislativas en 2014, consideradas decisivas para el futuro del país.
Tras conocerse el avance independentista en Flandes, el presidente de los federalistas francófonos flamencos (FDF), Olivier Maingain, señaló que el resultado «es dramático, pero era previsible». Consideró que este resultado es «un fracaso personal» para Di Rupo, pues, en su opinión, «prueba que el Gobierno actual no ha logrado calmar el apetito de los nacionalistas flamencos».
Por otra parte, en Bruselas, los resultados provisionales, con un 20% de los votos escrutados, apuntaban a que el actual alcalde, el socialdemócrata Freddy Thielemans reeditará su mandato, con un 32% de los apoyos, lejos de los democristianos, liderados por la vicepresidenta, Jöelle Milquet, que alcanzarían en torno al 19 %.
Los socialdemócratas han mantenido también su ventaja en Valonia, la mitad francófona del país, con especial relevancia en las mayores ciudades.
Con prácticamente todos los votos escrutados, los socialdemócratas se habrían hecho con el 40,73% de los votos en Charleroi, frente al 18,98% de la segunda lista más votada, la derecha francófona del MR.
En Namur, habría logrado el 28,9% y el MR un 25,7%; mientras que en Lieja, 38,1% y 23,9%, respectivamente.
GARA
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