El debate sobre el estado de la nación de esta semana ha dejado una clara conclusión. Que al PNV no le interesa el adelanto electoral de las generales. Y en este deseo de que el Gobierno del PSOE agote la legislatura en el plazo previsto de marzo, los jeltzales coinciden con la izquierda abertzale. Las razones de ambos son distintas aunque convergen en el objetivo de dotar de estabilidad institucional al Estado para que pueda afrontar un proceso para el final de la violencia en Euskadi. Tanto el PNV como la formación ilegalizada entienden que los próximos nueve meses pueden ser decisivos para que el Ejecutivo socialista pueda sentar las bases de un futuro escenario que conlleve el cese definitivo del terrorismo por parte de ETA. No obstante, los jeltzales ponen también la carga de la responsabilidad en la izquierda abertzale, a la que piden que emplace a ETA a dejarlo.
El PNV se ha pasado toda la semana ofreciendo estabilidad al presidente Zapatero en base al cumplimiento del pacto sobre transferencias de 2011. La postura jeltzale la oficializó ayer su presidente, Iñigo Urkullu, que anunció su disposición a negociar las cuentas del Estado para 2012 a cambio de un proyecto contra la crisis e inversiones estratégicas para Euskadi.
Pero además de a los números, los peneuvistas también condicionan su apoyo a una cuestión más estratégica: el impulso a un proceso para la paz en Euskadi. O en palabras de Urkullu: «garantizar el tiempo que necesita la consolidación de un nuevo escenario de paz, el final definitivo del terrorismo y la convivencia y normalización democrática en Euskadi». Asimismo, Urkullu aplaudió la carta de los presos disidentes de ETA pidiendo a Bildu más pasos contra la violencia.
Otras razones que justificarían el interés jeltzale en no volver a las urnas después del verano obedecen a la necesidad de evitar que el efecto Bildu pueda comprometer la hegemonía nacionalista del PNV en el Congreso. Además, unas generales en noviembre coincidirían con el proceso interno de renovación del Euzkadi Buru Batzar y podrían complicar el mismo en función de la cosecha electoral.
Garantías al Gobierno
Por su parte, el mundo de Batasuna entiende que sería positivo que el actual Gobierno socialista pudiera agotar la legislatura, según fuentes solventes de la formación independentista. La izquierda abertzale prevé para este verano que se consolide la actual situación de no violencia y confía en que el paso de los meses dificultará cualquier vuelta atrás, que no contemplan, de la tregua de ETA en vigor.
En este contexto se oficializará la candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba, actual vicepresidente y ministro del Interior, como candidato a la Moncloa. El sector independentista desea que el gobierno socialista no desaproveche el actual escenario sin violencia y trate de llegar a las generales con esta situación consolidada. Para ello, la izquierda abertzale ilegalizada es consciente de que tendrá que ofrecer, a cambio, algún tipo de garantía por su parte de que el fin de la violencia de ETA es irreversible.
Esta semana su líder y exportavoz Arnaldo Otegi, todavía en prisión, ha escenificado en plena Audiencia Nacional la ruptura entre la izquierda abertzale y la organización armada, para despejar dudas. El mundo de Batasuna es consciente de la desconfianza del Estado tras el fracaso del proceso de 2006 y sabe que el Gobierno tiene poco margen de maniobra, acuciado por la crisis económica y las encuestas que auguran un claro triunfo del PP.
En este caso, el sector independentista también ve favorable que no se adelanten los comicios. Creen que dentro de nueve meses el actual escenario sin violencia estará más reforzado y será difícil para el PP desandarlo. La izquierda abertzale ve inevitable abrir vías de comunicación con el PP y valora que Mariano Rajoy haya mostrado un perfil más moderado, por ejemplo hacia Bildu, que otros sectores del partido, quizás consciente de que puede ser el encargado de gestionar el final de ETA.
Jorge Sainz, en El Diario Vasco
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