viernes, 22 de julio de 2011

CAJA NAVARRA, CRÓNICA DE UN DESASTRE ANUNCIADO

En escritos anteriores ya había mostrado mi total oposición a la operación Banca Cívica en todos sus extremos. El último episodio que nos faltaba por conocer era el del precio de su salida a Bolsa. Algunos nos temíamos un desastre y desgraciadamente así ha sido. Lo malo es que, para colmo, quienes han defendido el proyecto nos lo van a querer vender como un éxito.

Veamos los números gordos. A 31 de diciembre de 2009, los navarros eramos los dueños de Caja Navarra, que según las cuentas oficiales aprobadas en esa fecha tenía un valor contable de 1.178 millones de euros (1.300 si considerábamos también las sociedades participadas). En julio de 2011, justo antes de la ampliación de capital, los navarros ya no teníamos Caja Navarra, sino teníamos el 29,1% de Banca Cívica, que, según informa la prensa de estos días, tenía un valor contable de 2.788 millones de euros. Es decir, teníamos una participación con un valor contable de 811 millones de euros. De 1.300 a 811 ya nos habíamos dejado casi 500 millones por el camino.

Nos explica la prensa que con la ampliación de capital Banca Cívica va a ingresar 672 millones de euros y a cambio va a dar acciones que representan el 47,5% de la sociedad. Es decir, el valor contable va a subir de 2.788 a 3.460 (resultado de añadir esos 672 millones), y los antiguos accionistas van a tener un 52,5% de la sociedad y los nuevos un 47,5%. Han leído bien, no alucinen: los nuevos accionistas con 672 millones se llevan el 47,5% y los antiguos, que aportaban 2.788 millones, se quedan con el 52,5%. Los navarros, que antes de la ampliación teníamos como ya he dicho el 29,1% de Banca Cívica, después de la ampliación pasamos a tener sólo el 15,28% (el 29,1 del 52,5). Y atención, el 15,28% de 3.460 millones son 529 millones de euros. Ya nos hemos dejado por el camino otros casi 300 millones de euros.

Pero agárrense que todavía llega la última curva: si aplicamos a las acciones que tienen los accionistas antiguos el precio al que cotizan las nuevas acciones en bolsa (los famosos 2,7 euros por acción que leemos en la prensa), el valor bursátil del 52,5% ya no serían los 2.788 millones de valor contable que aportaban los antiguos accionistas, sino que serían sólo 743 millones. Si ese mismo cálculo se lo aplicamos al paquete de acciones del que somos dueños los navarros, nos sale que el 15,28% que tenemos de Banca Cívica tiene un valor en bolsa de -¡no se lo pierdan!- 216 millones de euros. Nos hemos vuelto a dejar otros 300 millones de euros.

En resumen, de ser propietarios de una entidad que tenía un valor contable de 1.300 millones a finales de 2009 a ser propietarios de una participación minoritaria que tiene un valor bursátil de 216 millones de euros. El descuento del 60% al que se refiere la prensa es el que representan los 216 millones (valor bursátil) frente a los 529 (valor contable), pero es una falacia. El verdadero descuento es de más del 73% y viene de considerar los 216 millones frente a los 811. Además, los porcentajes sólo confunden. Lo que está claro es que de 1.300 a 216 el batacazo en año y medio es monumental.

Háganse una pregunta: ¿Cuánto tendrían que ganar las acciones en Bolsa para que los navarros volvamos a tener los 1.300 millones de finales de 2009? Tendrían que ganar más del 600%.

¿Y todo esto por qué? Porque nos hemos metido en una aventura que no necesitábamos por el afán de notoriedad y protagonismo de algunos pocos, con unos socios muy mal escogidos, y porque, aun teniendo otra opción mejor como el Frob, esos pocos se han empeñado en ir a la bolsa en un contexto de absoluta necesidad de incorporar capital en medio de un entorno general de incertidumbre, que ha provocado que el precio de la colocación haya sido un completo regalo al quedarnos en manos de los grandes inversores.

El otro día me preguntaba un empleado de Caja Navarra qué me parecía la operación. Yo le respondía con claridad: buena para el que invierte pero muy mala para la sociedad navarra. Habrá quien diga que muchos navarros han confiado en el proyecto. Según lo publicado, más de 26.000 navarros han invertido y se han hecho con el 9,26% de Banca Cívica (unos 130 milones de euros, a una media de 5.000 euros por cabeza). Es decir, como sociedad perdemos de momento más de 1.000 millones (de 1.300 a 216) pero eso sí, hay 26.000 navarros que confían y se benefician de ese precio de derribo. ¿Será ese un ejemplo del concepto de política redistributiva de la riqueza que nos propone el tándem UPN-PSN para esta legislatura? ¿No me querrán convencer de que esos 26.000 navarros representan a los navarros más necesitados? Por favor, no me sonrojen.

Las decisiones de UPN y PSN en el pasado nos han traído hasta aquí. Como parlamentario foral tomaré las iniciativas necesarias para que UPN y PSN definan con claridad cuál va a ser su posición en el futuro en relación con ese 15,28% de Banca Cívica. ¿Van a pretender que sigamos siendo socios de Banca Cívica durante toda la legislatura o se plantean otro tipo de estrategias? ¿Hay compromisos societarios que obligan a seguir siendo accionistas durante un plazo determinado o que condicionan de alguna manera la continuidad en Banca Cívica?

Y no olvidemos que unas semanas antes se publica que la retribución conjunta de los señores Goñi y Pulido no podrá superar los 7,5 millones de euros. Pese al entorno de crisis, pese al deterioro del patrimonio de todos los navarros en estos últimos 18 meses, la retribución de Enrique Goñi mejora sustancialmente y además imagino que ya no se fija en Pamplona, sino en Madrid, en el nuevo consejo de Banca Cívica. ¿Qué parte de esa retribución será fija y qué parte será variable? ¿Y la variable de qué objetivos concretos dependerá? ¿Qué blindajes tendrá? Veremos.

Manu Ayerdi, parlamentario de NaBai (en Diario de Noticias)

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