martes, 26 de julio de 2011

¡EN NAVARRA NOS FALTA COMPASIÓN?

¿Estamos perdiendo humanidad? Ya no somos capaces ni de creernos aquel mito mentiroso que proclamaba nuestra nobleza y lealtad. La desmemoria y la sinrazón se han apoderado de nuestras vidas.

Este verano se cumplen 75 desde aquel sangriento de 1936, cuando las cunetas de nuestros campos se empapaban de sangre inocente y se cubrían con los cuerpos sin vida de nuestros padres, abuelos y bisabuelos. Vidas todas segadas por el odio y la barbarie; su delito, pertenecer al Partido Socialista o a la UGT, ser anarquista o defender la legalidad republicana. Mujeres ultrajadas, cuerpos mutilados, niñas y niños abandonados, viudas rapadas, haciendas usurpadas, pueblos arrasados… Ése era el escenario dantesco de aquel 19 de julio. Hace 75 años la bestia se desató en nuestra tierra y la Iglesia católica se apresuró a santificar, bendijo los cañones y cuchillos de los golpistas y bautizó su crimen como gloriosa cruzada nacional.

¿En Navarra nos falta compasión?, me lo pregunto una y otra vez al ver cómo reaccionan muchos ayuntamientos ante la llamada al recuerdo respetuoso y emocionado hacia las víctimas ignoradas hasta hoy, al ver cómo se comportan muchos representantes de la ciudadanía, incapaces de rendir un pequeño homenaje a las personas que en aquel tiempo se sentaban en las misma sillas que hoy ocupan ellos y ellas, concejales del Partido Socialista la mayoría de los asesinados. Es escalofriante ver el ejemplo que están dando a las nuevas generaciones, es preocupante observar el grado de inmoralidad y la falta de ética civil en algunos políticos.

El sábado pasado, en Buñuel, pudimos comprobar cómo un puñado de vecinos, amigos y familiares rendían un pequeño homenaje a sus paisanos asesinados, y cómo el Ayuntamiento no fue capaz ni de prestar una silla a las personas mayores, como se empecinó el Consistorio en poner todas las trabas posibles al acto. Este mismo día en Castejón homenajeaban también a sus vecinos muertos y desaparecidos en el 36. Mientras se bailaba el aurresku y se entonaba el himno de Riego los agentes municipales -por orden de la alcaldesa- sustraían las flores, símbolos y esquelas dedicadas a sus mártires. El 8 de julio el Ayuntamiento de Iruña ordenaba a los operarios de la limpieza que se llevaran los ramos de flores que la ciudadanía depositó ante la estela de Germán Rodríguez en recuerdo de su asesinato perpetrado en el 78. En Tudela hace unos días el ayuntamiento -con los votos de UPN y PP- se negó a rendir homenaje a los concejales asesinados en el 36, así como a condenar aquellos hechos.

Ante este panorama me pregunto: ¿por qué nos estamos deshumanizando?

José Ramón Urtasun Recalde, en Diario de Noticias

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