SOBRE LA EDUCACIÓN ESPECIAL EN MENDIGORRÍA

La apyma del colegio público de Mendigorría, trabajadores de dicho centro y de Servicios Sociales de Valdizarbe, queremos trasladar nuestra preocupación por la situación que han de afrontar en el próximo curso los alumnos con necesidades educativas especiales de nuestra comunidad de aprendizaje.

Observamos, con incertidumbre y malestar, cómo cada año cuesta en mayor medida garantizar los recursos específicos dedicados a este tipo de alumnos. Este año además observamos cómo varias de las profesionales asignadas como refuerzo educativo a uno de los alumnos se ven forzadas a cambiar de destino y dejar el centro por cuestiones de movilidad de personal. El vínculo generado entre el pequeño y sus tres profesionales específicas de referencia queda este año truncado y, en consecuencia, merma el avance madurativo y pedagógico del niño. En este tipo de niños con necesidades educativas especiales la relación de confianza y de empatía construida durante meses (ojalá fueran años) con sus educadoras referentes es fundamental para la consolidación y progresión de sus avances y rehabilitación.

Los asuntos de orden organizativo de personal docente, en estos casos, más que en ningún otro, deberían supeditarse a las necesidades de los alumnos con dichas características. Sin embargo, asistimos a una realidad bien diferente, a la que, en los últimos años, se añade el recorte de recursos educativos.

Estos niños son nuestros niños; son parte de nuestra comunidad y exigimos que se pongan los medios adecuados para su atención, no sólo en el número de horas a asignarles de tal o cual recurso, sino también en la calidad que se deriva de garantizar la estabilidad y continuidad de estas profesionales. Queremos aprovechar este espacio para trasladar nuestra solidaridad y afecto a las familias de esos pequeños que, a las dificultades cotidianas de sacar adelante a niños con necesidades educativas especiales, en una sociedad aún poco dotada para propiciarlo, añaden también la incertidumbre de un sistema educativo, en el que los recursos se garantizan cada vez con más precariedad y en el que no siempre se planifica poniendo como prioridad la satisfacción de las necesidades de estos alumnos.