Hay mucha gente en Nafarroa Bai y en su entorno, activistas, incondicionales, simpatizantes.....que echa de menos algo que le ilusionó en su momento, al igual que a un amplio sector de la sociedad navarra. Hasta el punto de que 170 personas no afiliadas en la actualidad a ningún partido han suscrito un documento que aboga por una NaBai como sujeto político bajo una cultura política compartida, y que el 92% de los que votaron en la asamblea de Artika manifestaron que el espíritu de diálogo y consenso que inspiró la creación de NaBai no es ningún mito, que está vivo y que aspiran a recuperarlo.
No ha podido ser más oportuno Aritz Romeo con su iniciativa de repasar los puntos del consenso fundacional porque aún cuando mezcla el texto original con su particular e interesada reconstrucción, pone más en evidencia que aquel espíritu existió. Y una pregunta surge con una lógica aplastante: ¿por qué en vez de enzarzarnos en discutir quién se ha desviado no nos sentamos todos ante un folio impreso con aquellos principios básicos para discutir su vigencia y renovación?
Pero tanto Aritz como Iñaki Erviti optan por construir barreras conceptuales sin necesidad. Por ejemplo, la del derecho de autodeterminación para Euskal Herria, derecho democrático que nadie en NaBai ha puesto en cuestión. No está en los textos de Artika como no está en los fundacionales porque no se juzgó oportuno hacer de esa reivindicación uno de los ejes esenciales de acción política del momento, aunque esté en nuestro imaginario e inspire nuestros valores. De la misma manera que los partidos de izquierda de NaBai no propusieron incluir la abolición del actual sistema social ni la de las clases sociales ni entendieron que el objetivo de la toma del Palacio de Invierno correspondiese al período histórico.
Sí se hablaba -y se habló en Artika también- de impulsar las relaciones con el resto de territorios de Euskal Herria. Una aspiración que no se debería subestimar porque lamentablemente está más lejana que en el franquismo, cuando el ámbito vasconavarro estaba vigente con naturalidad en instituciones de la economía, las finanzas, el arte o el deporte, mientras que ahora UPN y PSN se obstinan en esconder en el navarrómetro el indudable sentimiento latente. Esa sí es una reivindicación para hoy, eso sí es trabajar en la dirección de la cohesión de Euskal Herria. Bien entendido que tampoco pondría yo ninguna objeción a que el derecho de autodeterminación figurase en nuestro programa, pero su virtualidad sería la que todos sabemos. Por la misma razón que a nadie se le ocurrió plantearlo en las negociaciones para formar el gobierno de Navarra en 2007.
Mediante esa acusación intercambiable de indefinición o claudicación, y ya que los desencuentros en la actividad parlamentaria no han tenido suficiente entidad para tal fin, se quiere levantar un muro ideológico para encubrir el desplazamiento en la delimitación del espacio político que Aralar quiere para NaBai y para remodelar una coalición exclusivamente de partidos, más cerrada, jerarquizada y excluyente. Con la mirada puesta constantemente en la otra izquierda abertzale. Para objetivos que no son los de NaBai, sino los particulares de Aralar. De ahí, el cambio discursivo, muy evidente en dos cuestiones nucleares, en ambas con Patxi Zabaleta como protagonista: la dicotomía entre elemento estratégico o táctico a la hora de caracterizar a NaBai, y el concepto de transversalidad, como oportunamente recoge en un comentario el concejal Mauleón. (4º comentario).
La funcionalidad de ese muro ideológico no acaba ahí. Aunque no entiendo del todo bien por qué, tengo desde hace tiempo por seguro que se busca a toda costa la salida de Batzarre. Con el obsesivo argumento de sus conversaciones con IUN, pero lo que interesa es que se vayan, da igual que sea para presentarse a las elecciones con IUN que como para ir sólos, opción esta última perfectamente posible. Y cuando consigan que se vayan, por la lógica elemental de quien acaba marchándose de donde no le quieren, algunos nos dirán que ya hacía tiempo que éllos lo venían anunciando.
El protagonismo de los no afiliados en la asamblea de nabaizales de Artika, asamblea que sin duda obstaculiza la legitimación que Aralar y sus circunstanciales socios pretenden conferir al proceso de patrimonialización de NaBai en el que están inmersos, los ha situado en el ojo del huracán, si bien no sería de extrañar que si Batzarre se marcha, cronológicamente el primer objetivo de Aralar, se intente con los no afiliados algún tipo de negociación, que facilite su división, abriendo un poco la mano tras mostrar hasta ese momento la máxima rigidez.
Las barreras ideológicas están revestidas de sus correspondientes barreras psicológicas. Es cierto que mientras algunos se dan al exabrupto público, otros construyen discursos más argumentados. Pero en general se puede percibir una cierta rebatasunización del estilo, la vuelta del lenguaje maniqueo del panfleto que tan bien conocemos y que tantos -incluido Aralar, innegablemente- hemos sufrido. Para muestra, un artículo que Sonia Alvarez firma en Ezkerreko Nabaizaleok. Y en otros casos, en abundantes comentarios de los blogs y de los foros, hasta el límite del insulto y de la atribución de intereses personales bastardos a quienes les critican políticamente. Endureciendo el juego se desmoraliza al contrario, se le hace perder toda esperanza. O pasa por el aro o "se sitúa fuera de los principios de Nafarroa Bai".
Para terminar me referiré a la acusación de "antipartidismo", que no viene exclusivamente de Aralar. Juan Carlos Longás también nos la lanza, algo que le llevo oyendo desde hace ya años, de forma siempre abierta, dialogante y con propuestas de superación. En su artículo defiende a los partidos de ataques que no veo yo que nadie les haya realizado, y critica atribuciones de representatividad popular de los independientes que tampoco creo que nadie haya planteado, al menos con un mínimo de seriedad o de rigor. NaBai no sería nada sin los partidos, efectivamente, pero tampoco sería ni de muy lejos lo que ha llegado a ser sólo con los partidos. Entre otras cosas, siguiendo el hilo de lo que argumenta Longás, porque gracias fundamentalmente a la actividad de los independientes se ha llegado también a algunos lugares en los que de otra manera no habríamos entrado. Y porque ha habido actos públicos, dentro y fuera de las campañas electorales, y le pondría varios ejemplos de la Zona Media, la que mejor conozco, que los partidos nunca habrían llegado a promover. De todo lo que ha ocurrido, responsabilidades compartidas, de acuerdo, pero que nadie nos intente transferir la de no haber tenido la suficiente voluntad para crear cauces de participación para los no afiliados. Esa responsabilidad es de los partidos. Y la de haber priorizado el interés particular sobre el general de desarrollar el proyecto, también, como muy bien ha dicho José Luis Mendoza. De lo que dice Juan Carlos, me quedo con lo más importante, con lo que nos une: Nafarroa Bai ha sido posible gracias al impulso de todos. Y será posible en la medida en que sepa conservarlo.
Estamos ya en tiempo de descuento. Al límite de tiempo y de energías gastadas en clave interna. Alguien debería plantear una salida. Quien de verdad esté dispuesto a mediar para ver de acercar posiciones, que lo haga cuanto antes.
Praxku
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